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- ¡Jake!

Grito con todas mis fuerzas. Seguramente las criaturas me escucharon, pero no me importa, tengo que saber dónde está Jake.

La cabeza me palpita y me duele al igual que mi espalda, pero seguramente el hombre está sufriendo más. Sigo corriendo sin rumbo, salto y esquivo rocas y ramas que se interponen en mi camino.

Escucho un grito desgarrador.

-¡¿Jake?!

Aumento la velocidad y sigo los gritos.

Encuentro a Jake sobre el otro hombre con una navaja en la mano llena de sangre. Me acerco lentamente y veo el cuerpo del hombre.

Su abdomen está lleno de cortadas y al igual que su cuerpo. Me detengo a unos metros, Jake se da cuenta de mi presencia y me mira. Se levanta lentamente y se aleja unos centímetros del cuerpo sin vida.

- ¿Estas bien? – me pregunta.

Asiento y me acerco.

- ¿Le hiciste todo eso? – pregunto mientras miro el cuerpo lleno de cortadas.

Jake se pasa el brazo por la frente y asiente. Toma la pistola del hombre muerto y se la guarda en el pantalón.

-Él me hubiera hecho algo peor. – contesta mientras limpia la sangre de la navaja con su camisa y me mira. – ¿Y el otro?

-Muerto.

- ¿Te lastimó? – pregunta y niego con la cabeza. – Hay que volver con los demás.


[...]


Llevamos caminando por horas y seguimos perdidos. Jake golpea un árbol enojado.

-No tiene sentido. – dice. – Estamos perdidos.

-Los otros nos buscaran. – digo. – ¿Cierto?

-Tal vez. – contesta. – Pero pueden tardar días, no sabemos qué tan lejos estamos.

Suspiro con pesadez.

- ¿Ahora qué?

-Deberíamos buscar un lugar donde dormir.

-Y algo de comida. – digo y me siento en un tronco.

Jake asiente.

Agarro mi cabeza con mis manos y hago una mueca. Todavía me duele la cabeza por el golpe.

- ¿Segura que estas bien?

-Sí. – contesto y me levanto, pero un mareo hace que me vuelva a sentar.

-No estás bien. – bufa.

Un ruido nos alerta, Jake me hace una seña para que me calle y no me mueva. A continuación, se escuchan unos gruñidos. Jake suelta una maldición en voz baja y mira a todos lados.

Solo tenemos la navaja y la pistola que Jake le quito al hombre.

-Ven. – susurra y me ayuda a levantarme.

Desliza su mano por mi espalda hasta colocarla en mi cintura para ayudarme a caminar. Su mano me causa una rara sensación, pero la ignoro por el hecho de que podríamos morir y no debo pensar en ridiculeces.

Jake mira a todos lados con frustración, suspira y se acerca a un árbol.

-Vamos. – dice. – Te ayudare a subir.

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