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Milo siguió detrás de Tanner por un tiempo, hasta que entendió que no compartían el mismo sentimiento.

—No puedes forzarte a sentir lo mismo, el amor sale desde adentro —le compartía su nueva compañera.

A Milo le había costado trabajo entenderlo, y ahora que lo hacía prefería estar lejos a lastimarlo más.

Tanner, por su parte, tenía dificultades al querer olvidar a su amigo de la infancia, aquel chico de estatura promedio, ojos marrones y cabello castaño claro. Pero, todo fue más fácil después de presenciar una bonita escena entre un chico de ojos azulados y un chico de ojos marrones.

—Milo, tienes que dejar de ignorarme —pidió Thiago.

—Estoy en una situación complicada —objetó él.

—No me tienes que responder, sólo escucha.

Milo suspiró resignado y dejó al peli-negro hablar.

—¿En qué primaria estuviste?

—¿Qué? —dijo Milo incrédulo.

—Eso, ¿en qué primaria estuviste?

—Ah, uh, yo... St. June, creo.

—¿No recuerdas al niño alto, de cabello negro y ojos azules? —preguntó Thiago un poco nervioso.

—Uh, sí... Era, eh... ¿Adams?

—Así es.

—¿Y eso qué? —preguntó Milo.

Thiago suspiró, estaba muy nervioso, le picaban las manos y su garganta estaba un poco reseca, tal vez Milo se asustaría y no volvería a hablarle.

—El apellido de mi padre es Adams, el de mi madre es Missel. Después de salir de secundaria mis padres se separaron y mi madre me cambió el apellido a Missel.

—¿Qué? —cuestionó Milo incrédulo.

—Soy Thiago Missel, anterior Thiago Adams, y siempre he estado enamorado de ti, Milo.

Milo no respondió nada.

—Estás en una situación 'complicada', lo sé —dijo Thiago en medio de un suspiro—, sólo quería que lo supieras.

Thiago se dio la vuelta para irse, pero la mano de Milo en su muñeca se lo impidió. Milo lo jaló hacia él y rodeó su cintura con sus brazos. Apoyó su mentón en los hombros del otro. Antes de que Thiago pudiera objetar, Milo unió sus labios con los de él.

Se separaron y Milo se volvió a apoyar en Thiago como hace unos segundos atrás, comenzó a respirar profundamente absorbiendo la esencia de Thiago.

—Sabía que te conocía de algún lado —dijo Milo aún en el cuello del otro.

Thiago comenzó a reír, estaba tan feliz que pequeñas lágrimas bajaron por su mejilla, Milo al darse cuenta de ello lo abrazó y depositó un beso en su cuello. Thiago se sobresaltó por ese gesto y Milo sólo rió.

Tanner sonrió a la distancia y le deseó suerte a su mejor amigo.

—Sabía que tus ojos azules eran los mismos que me habían conmovido hace un largo tiempo —susurró Milo—, los mismos ojos azules.

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Same Blue EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora