Capítulo 2.

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—Eso no te lo niego.— Volvió a hablar Nate.— Y sí, por si te lo preguntas, puedo leerte la mente, claro que no todo el rato ¿Te imaginas leer la mente todo el rato?. Necesito tener a esa persona relativamente cerca y concentrarme. Aaron y Alec también tienen poderes. Aaron puede controlar a las personas mentalmente y Alec puede controlar los sentimientos, pero claro, estos poderes no funcionan entre vampiros. Y bueno, los lobos no tienen poderes, solo se convierten en Luna llena, o cuando tienen mucho frío o están  muy enojados. Nuestros poderes si funcionan con ellos pero en menor medida, o sea funcionan pero hacen menor efecto, cuesta más por ejemplo leerle la mente a un humano que a un hombre lobo, además que cansa más. ¿Alguna pregunta más? Ah, por cierto, los vampiros y hombres lobos tenemos super oídos, que aquellos idiotas.— dijo apuntando con un dedo detrás suya.— No se diesen cuenta que los espiabas hace rato, es porque son tontos y no prestan atención.

Me sorprendieron bastantes las palabras de Nate, a la vez que me avergonzaban, ¿Cuánto tiempo a estado leyéndome la mente?. Pero, ante todo había una duda que abandonaba mi cabeza, pero que no era capaz de formular en voz alta. Sabía que la respuesta, probablemente sería afirmativa, y eso era lo que más temía. Porque no sería capaz de acercarme a ninguno de los tres hermanos, si no es nunca más, al menos en mucho tiempo.

—No las matamos, nos alimentamos de ellas lo suficiente, como para que no mueran, pero sí queden como para que queden incoscientes por un tiempo, y piensen en todo era una pesadilla.— Su respuesta no me convencía, pero ante todo quería que dejase de hurgar en mi cerebro, era molesto y bastante raro.

—Deja de leerme la mente.— el dije con voz un poco cortante, pero es que, me molestaba que no cerrase la puerta de mi habitación, ¡Imagínate que me le leyesen la mente!.

— Claro mi lady.— dijo acompañando sus palabras de una reverencia y un beso en la mejilla.

— Hoy estás cariñoso ¿Verdad Nathael?.— Dijo Alec, claramente molesto por lo cariñoso que se estaba mostrando Nate conmigo. Haber si iba a tener razón y de verdad Kilian, Alec y Aaron iban a estar celosos, porque eso significaría que sienten algo por mí.

—Sabes que odio mi nombre completo.— Dijo Nate, con un tono bastante molesto, yo solamente me sentía fascinada ante su nombre ¡Era precioso!

—¿De veras te llamas Nathael?.— Le dije al chico de ojos grises, mientras el pasaba un brazo por encima de mis hombros. Y me acercaba a él.

Que rápido se te olvida que estas rodeada de hombres lobos y vampiros.

Cállate consciencia.

Ya verás cuando te golpeé la realidad en la cara.

— En efecto mi lady.— Los ojos furiosos de Alec, Aaron y Kilian, seguían cada movimiento de Nate, como si quisieran memorizarlo. Nate acercó su boca a mi cuello, teniendo que agachar este por la (muy) marcada diferencia de alturas.

—Te encanta poner celosos a los otros tres.— susurré tan bajo como pude.

—¿Y quien dice que no haga esto por mí mismo?¿Quién dice que no lo haga por que me atraes?.— Me quedé muda, haber rebobinemos, ¡¿desde cuando soy irresistible para los hombres lobo y vampiros?!.— Tranquila no te asustes, e dicho que me atraes, no que me haya enamorado de tí, a los demás les pasa lo mismo, solo tienes buen cuerpo, además eres humana, cosa que lo hace el doble de interesante. No te amamos o algo por el estilo, solo queremos pasar un muy buen rato.— En la última frase le salió una voz ronca, muy muy sexy. Y no le añadamos ya a eso el cuerpo de dios griego que tiene. Nate acercó su boca a mi oreja, y comenzó a mordisquear el lóbulo. Juro que por un momento me olvidé de que había más personas.

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