Capítulo 4. "Hadriel"

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Las expresiones de Alec y Kilian se suaviazaron un poco, pero no del todo ya que Aaron me tenía entre sus brazos.

—Agárrate bien muñeca.— dijo Aaron.

—Ya he dicho que no soy muñeca...¡AHH!.— Grité justo cuando Aaron comenzó a correr. Todo se veía borroso. Dios que miedo. Coloqué mis brazos alrededor del cuello del chico de los tatuajes, haciendo fuerza para no caerme, mientras Aaron, al ver el miedo que sentía, apretó su sujección. Enterré mi rostro en su cuello, no quiero mirar. A él lo recorrió un escalofrío. Dios, que sensible está hoy Aaron. El poco bello que tenía en el cuello se erizó con mis respiraciones, podía ser tan mono a veces. No me dí cuenta que llegamos hasta que Kilian habló.

—Ya puedes soltarla eh.— dijo bastante molesto.

—Claro, aunque como la suelte me ahoracará.— contestó con una sonrisa arrogante.

—Perdón...Lo siento...Me daba demasiado miedo.— Dije disculpándome muy apenada mientras él me dejaba en el suelo. Duncan me dió mi mochila. Por el ángel, menos mal que la había cogido él, porque a mí se me había olvidado totalmente.

Idiota

—Ey... pero si no estamos en el instituto.— murmuré viendo hacia todos lados, estabamos en una calle normal, pero no veía el instituto.

—No podemos así como así de repente, hemos acortado bastante camino. Aún queda como una o dos cuadras para llegar.— Me contestó Jake. Wow, creo que es la primera vez que me dirige la palabra, es bastante frío conmigo, espero que cambie. O yo misma lo haré cambiar.

Emprendimos el camino hacia el instituto, yo iba la primera del grupo, mirando hacia todos lados, intentando memorizar las calles, por si algún día necesito correr lejos de ellos. Los demás iban haciendo bromas entre ellos. Cuando andabamos por el aparcamiento del instituto me giré, andando de espaldas y les hablé a los chicos.

—Tengo a primera hora física. Por dios, decidme que alguno de ustedes también tiene.— Comenzaron a reír como si les hubiese contado el chiste más gracioso del mundo. Cuando iba a protestar un buey me tiró al suelo. Cuando digo un buey no digo uno de verdad (aclaro) si no un idiota que no mira por donde va.

—¡Idiota mira por donde vas!Tus únicas neuronas no dan para más ¿o qué?.— Le grité de muy mal humor al chico que me lanzó al suelo. ¡Será idiota!

—¡Eso debería decir yo! Que yo recuerde la que iba de espaldas y sin mirar por donde iba eras tú.— me contestó el descerebrado, que por el impacto también acabó en el suelo. Se levantó y me ofreció la mano para levantarme.— Me llamo Hadriel.-— dijo con una sonrisa encantadora. Okey, le perdono la caída solo por tener un nombre tan bonito. Nathael gruñó. ¿Puedes dejar de leerme la mente?

—Brook.— le contesté mientras tomaba su mano para ponerme en pié.— Diría que estoy encantada de conocerte pero...

—Diría que estoy encantado de conocerte pero...— Ambos hablamos la vez. Estallamos en carcajadas al ver que decíamos lo mismo. Me cae bien este chico.— Si te sirve de consuelo yo tengo física ahora.— Gritó mientras se alejaba. Una sonrisa despertó en mis labios. Al menos no estaría sola. Tampoco lo conozco de mucho pero bueno, algo es algo. Es guapo, además que tiene un nombre muy bello.

—Is guipi, idimis qui tiini in nimbri mui billi.— Hablo Nathael con un tono de burla y molestía.

—Idiota.— dije por lo bajo mientras me alejaba. ¡Los celos de los 4 me tenían harta!. Por el ángel ¿No podría ser más maduros?. Con toda la rabia que cabía en mí entré en la clase que me tocaba. Que por cierto tuve que buscar por 10 minutos porque aún no me ubico bien. Y me senté junto a Hadriel.

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⏰ Última actualización: Jun 25, 2018 ⏰

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