♎ ένα ♎

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Arley corría por las lluviosas calles de Nueva York, pasando entre la gente, sin darse cuenta se había perdido, pero no le importaba, ya no le importaba nada, Caroline había arruinado todo.

—¡Maldita perra, juro que te arruinare la vida, te haré lamentar todo lo que me hiciste esta noche! — gritó Arley mientras caminaba, sin darse cuenta impactó contra un hombre alto, sin camisa, con un peto* de vaquero desabrochado por un lado, descalzo y con una venda cubriendo su pecho, brazo y otra cubriendo su ojo derecho.

— Oye papasito, mira por donde andas— dijo Arley mientras se relamía. El hombre se quedó observándole y sonrió levemente.

— ¿Sabes papasito?, haré una excepción contigo y te llamare papito, ¿Te gusta?— preguntó Arley mientras se acercaba a Hefesto.

— ¿Acaso eres de los que se fijan en lo exterior?, porque dudo que hubiera llamado tu atención hace varios meses cuando era un gordo y calvo hombre— dijo Hefesto mientras miraba el rostro del jovej. Arley quedó embobado por Hefesto, su barba de tres días, su pelo moreno y largo suelto, sus ojos ámbar oscuro, sus fuertes brazos, pudo ver parte de su abdomen ya que Hefesto no llevaba camisa debajo del peto.

Hefesto también quedó atónito al ver belleza en ese mortal, sus ojos azules, sus mejillas y cuello pecoso, su nariz roja y no le importó la pintura rosada que manchaba en su traje.

—Hey, casémonos—dijo Arley sin pensar.

—Eres un estúpido—dijo Hefesto para luego seguir caminando hasta perderse entre las personas. Arley se molestó bastante ante ese comentario, ya que todos los hombres caían ante él, gay, hetero, no importaba, todos caían. No se rendiría.

***

Arley se encontraba en su habitación, su padre y su madrastra aun no habían llegado del trabajo de la empresa, ni tampoco su hermanastra, Caroline. Con tan solo pensar en ese nombre o decirlo le daban arcadas. Arley decidió tomarse un baño en un intento de relajarse.

Pero el sonido de la puerta principal abrirse de golpe y los gritos de Caroline, hicieron que el sentimiento de odio volviera a Arley.

— ¡Arley, Arley baja aquí, niñato! — gritó Caroline. Arley simplemente la ignoró y decidió ir a tomarse un baño y deshacerse de aquel traje manchado de pintura rosada. Caroline subió a la habitación de Arley, sin llamar la puerta. El móvil de Arley sonó, Caroline agarró el móvil y vio la notificación, era un mensaje de su novio. Caroline desbloqueó el móvil, ya que el móvil no contenía contraseña y se dirigió al chat del novio de Arley. Sonrió al leer los dos primeros mensajes. Creo que es mejor terminar con nuestra relación. No puedo salir con alguien de tu bajo estatus. Maricón Rosado.

Caroline dejó el móvil encendido en la cama con el chat abierto y salió de la habitación con una sonrisa en sus labios. Arley salió de la ducha minutos después totalmente relajado y con una toalla atada a su cintura, agarró su pijama, que se encontraba en el suelo, se colocó un bóxer, después los shorts y una camisa de manga corta que usaba como pijama, dejó la toalla en una silla que se encontraba enfrente del escritorio y caminó hacia su cama.

Se sorprendió al ver su móvil encendido y aún mas, que estuviese en el chat de su novio, miró los mensajes y las lagrimas no tardaron en salir de sus ojos azules, lanzó su móvil contra la pared y la pantalla del móvil se rompió, Arley rompió en llanto y cubrió su rostro con una almohada que se encontraba al lado suyo.

Me lo ha arruinado todo, esa perra, a provocado esto, he perdido a mi pareja, seguro perderé a muchos de mis otros amigos, incluido Dominik—pensó Arley mientras se tumbaba en la cama.

Arley deseaba que su madre estuviese a su lado, que no hubiese fallecido de cáncer si no su padre, quería un abrazo suyo y escuchar su dulce voz susurrándole que se calmase, pero no seria posible, tenia que aceptarlo estaba muerta y ahora debía convivir con su madrastra, que no le prestaba ni atención, su hermanastra, que le trataba fatal y su padre que para él ni siquiera existía solo Caroline. Su padre era muy homofóbico, al igual que su madrastra y Caroline y si se enteraban le esperaba lo peor.

Oyó unos pasos acercándose, junto el sonido de un pequeño metal golpeando un trozo de ello mas grande, era su padre y no estaba solo. La puerta se abrió de golpe. Arley estaba asustado, no tenia a nadie quien le ayudase. Estaba solo.

My Greek God II: Hefesto ⚣©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora