Prólogo

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-¿Cariño puedes pasarme el teléfono? - pidió el hombre que conducía el coche a su mujer desde el asiento del piloto.

- Claro, y ya que estas avisale a Arion que ya estamos llegando a casa.- ella cogió el móvil de su bolso y se lo paso a su marido con una sonrisa radiante en la cara. Habían estado esperando mucho tiempo el día de la primera fiesta de su hija mayor. Les enorgullecía como ella les pidió permiso y les dijo que los llamaría para que la recogieran. No muchos adolescentes de su edad les pedían permiso a sus padres para hacer ese tipo de cosas, pero al ver como su hija destilaba felicidad y emoción cuando hablaba de la fiesta decidieron dejarla ir.

- ¿Y que tal la fiesta? ¿ Había muchos chicos guapos?- pregunto la madre interesada. Se río de la forma en la que su hija habría los ojos y se sonrojaba al escuchar las incertidumbres de su madre.

- ¡MAMA! ¡NO ME PREGUNTES ESAS COSAS QUE ME DA VERGÜENZA!- grito la muchacha mientras se tapaba la cara con las manos. Su padre se giró con el móvil encendido el la mano y miró a su hija.

- Juró que si algún chico te toca un pelo lo castro.- Dijo su padre muy seguro de sus palabras.

- No es necesario, no...- comenzó a decir pero un grito de su madre advirtiendo a su marido de el camión que venia de frente. Pero fue en vano.

El camión impactó contra el costado de el coche gracias a la maniobra de ultimo momento que pudo hacer el padre de la joven. El coche dio una vuelta campana y todos los cristales se rompieron y salieron volando impactando contra los cuerpos de los integrantes del coche. El padre que se llevo todo el golpe al hacer la maniobra murió en el instante en el que un cristal impactó contra su pecho. La madre tardo algo más pero también murió antes de que parase el coche.

El hombre que conducía el camión se bajó de este y tras llamar a una ambulancia intentó sacar a la familia del coche. Tomó el pulsó del conductor y la copiloto, ya estaban muertos. Tenia pocas esperanzas de encontrar a nadie mas bajo los escombros de el destrozado coche. Pero cuando iba a alejarse de este para esperar dentro de su camión la llegada de la ambulancia escucho un sollozo y una respiración rápida. Se apresuró a dar marcha atrás y cuando se agachó para ver de donde procedía la respiración la luz de una linterna lo cegó. Lo siguiente que vio fue como una chica de unos 14 o 15 años con respiración costosa y varios cortes en la cara y los brazos lo iluminaba con la linterna de su móvil.

Ella intentó salir de aquel coche pero estaba ten asustada y dolorida que no conseguía moverse del sitio. Todo lo que hizo fue comenzar a llorar y taparse la cara contra el asiento de enfrente donde yacía su padre, lo que la hizo llorar más. El hombre al ver la reacción de la joven se apresuró a sacarla de allí y cuando lo consiguió ella se tiró al suelo y siguió llorando. Era consciente de lo que había pasado sus padres estaban muertos, ella dolorida y el sentimiento de angustia y dolor crecía en su pecho.

Estuvo llorando hasta que llego la ambulancia y le tuvieron que hacer un chequeo. Todo bien salvo por los golpes, los cortes y un brazo roto. Pero no todo esta bien ella se sentía horriblemente mal y volvió a llorar jurándose a si misma que necesitaría toda la fuerza que pudiera reunir para contárselo a su hermano y abrazarlo mientras el lloraba, y también porque quería sacar ese sentimiento cuanto antes. Ella pensaba que si lloraba todo lo que tenia que llorar en ese momento no tendría que volver ha hacerlo nunca y así fue, no volvió a llorar. O por lo menos no volvió a llorar en frente de nadie.

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