amante

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HISTORIA DE UN AMANTE

Ella era su amante, era un amante perfecta, una dulce mezcla entre puta y niña, sabía que tan dulce comenzar el beso para después en un arrebato ser la mejor mujerzuela o vaya mejor dicho la peor mujerzuela, ella sabía la hora para su amor, conocía la hora en que el "Demonio" arribaba, era al anochecer, en cuanto los vecinos estaban dentro de sus casas y ella ya se mojaba en su habitación, él entraba sigiloso y la golpeaba con un beso en la mejilla, ella le sonreía y lo partía en un abrazo, charlaban un poco para no ser descortés, después cada quién sabía su papel, él poco a poco la iba invitando a pecar, ella cada noche entre ceder y recuperar su poder de decir —¡No, basta ya!— a veces ella ganaba y lo dejaba con ganas, pero el verdadero infierno se desataba cuando él lo lograba. Sí el demonio ganaba, conocía perfectamente dónde tocarla, comenzaba por agitar su respiración cerca de su boca, para rozar su barba en su cuello, llegar hasta su pecho y rasparla cual navaja, su boca caliente y su lengua húmeda ya jugaban entre sus pechos, con sus manos estrujaba su trasero y de esa mujerzuela puta y brava hacía un pequeño cordero, mientras él ganaba terreno ella más se mojaba, su cabeza le decía que ¡No! pero su entre pierna le decía, "Solo un poco más" cuando ella ya lo notaba estaba de rodillas, dando amor con la lengua, la mejor manera de callar y así continuar, en un movimiento veloz ahora sus caderas se movían ferozmente, en un intento por deshacer lo que tanto adoraba, esa parte de su "Demonio" que la volvía loca. A él le encantaba que ella sola cambiara de posición, una nalgada y listo, el mensaje era enviado, con su trasero elevado por sus piernas en un angulo recto (empinada conocido comúnmente) él se deleitaba con su vista, azotes de sus palmas contra sus nalgas, él exclamando —¡Que maldito trasero tan grande!— ella adulada más se inclinaba, jadeaba más fuerte y de pronto, su piel se estremecía, los dedos se retraían su cadera se encorbaba y así daba la bienvenida al orgasmo, era tan intenso que ella regularmente tenía que tapar su boca con la mano para evitar el grito que acompañaba su placer, él terminaba explotando entre sus piernas, sus cuerpos húmedos y estremecidos, sin aliento, él con su ego más alimentado, ella con un poco menos de alma, los vecinos con la música ajena que provocaba su sexo, y la descripción es poca con los que esas cuatro paredes podrían gritar. Así culminaba cada encuentro, desnudos, ella más enamorada, él satisfecho. Minutos después la hora de partida llegaba. Ella entre compungida y saciada quedaba desnuda en su cama con sabanas revueltas y olor a ese hombre. El con la bragueta arriba y la mirada de cabron partía. Este es un mal tiempo para ser amante se decía ella... Entre redes sociales y tanta patraña tecnológica le partían la madre, Facebook le restregaba en la cara esas fotos del hombre con la que tenía el titulo oficial de "Novia" los estados de amor e iconos de corazoncitos que ella no recibiría ni pidiendo, WhastApp confirmándole que inmediatamente de su partida él se ponía en contacto con ella para evitar cualquier sospecha. Después del sexo se volvía un poco más loca, pensando en una y mil cosas, odiandolo por enamorarla pero no ser suficiente para quedarse con una, al instante venía el sentimiento de culpa por ser parte de una mentirá, seguía el sentir de preocupación por ella pues se preguntaba porque la otra chica su "Novia"  no lo llenaba para que él siguiera buscando a la loca, su amante. Terminaba con una sonrisa, un suspiro, un grito de felicidad y el punto final que decía "Ya no me acostaré con él jamas"...

Hasta ahora han pasado 805 días y ella aún no puede en verdad poner el punto final.

Despecho y AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora