La posibilidad de envenenar

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Título: Cadena de pecados

Sumary: ~Si realmente lo deseas, puedo ofrecerte un trato. Entrégate a mí una noche, gime mi nombre en su lugar, y a cambio obtendrás a Ayato~

Advertencias: Contenido adulto/Lemon/Posible OoC/Rated M.

Pareja: CarlaYui/AyatoYui

Disclaimer: Yui no me pertenece... ¿O sí? 7w7 Ok, no. Es de Rejet -.-U

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VI. La posibilidad de envenenar

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El filo de aquél vidrio está a punto de atravesar ese vacío frío que te ha hecho tanto daño, más sin embargo es detenido por la mano del sujeto a quién odiabas tanto. Carla te ha mirado con el mismo miedo que tuviste tú en esos ojos rancios al verle perder la vida a tu amado Ayato.

—¿No lo entiendes? ¡No quiero volverte a ver! —exclama la humana finalmente, estallando en llanto amargo que había estado guardando por tantos años. —Es horrible...—murmura, con el corazón encogido y su cuerpo temblando, abrazándose a sí misma para poderse sostener. —Quiero estar al lado de él...—expone abiertamente, después de haberlo callado tanto, un secreto que saben ambos y sin embargo es un tema prohibido para hablar.

—Te he dicho que tienes prohibido hacer eso —le escucha decir, su hermano se ha retirado y no lo culpa, nadie es capaz de soportarlo, incluso su niño llega atenerle miedo.

Yui ha comenzado a arrepentirse. ¿Debería en verdad dejarlo con él? La asquerosa idea de llevarlo hace eco en su cabeza y no puedo evitar empezar a gritarse a sí misma tan solo por pensarlo, arrastrándose en el suelo sobre aquellos pequeños vidrios que apenas son suficientes para encajarse cruelmente entre su piel y producir dolor.

Quiere más que duela, que hiera, que la lastime y que la deje sin más que lamentarse. Si la lacera más que su propia vida quizás podría olvidarse de todo y concentrarse en la agonía.

—¿Qué quieres de mí, Carla...?—pregunta con rabia, indignación, el rencor matizando su voz y la resignación aclarando su voz. Ha querido tanto saberlo últimamente, aunque cree que en el fondo lo entiende, pero desea oír alguna vez. —¿Alguna vez me has tenido...? —cuestiona retórica, sabiendo que ella siempre amó a su difunto vampiro.

El silencio se cierne sobre ambos, ella cree que ha escuchado su corazón quebrarse en dos.

—No —musita él, inesperada respuesta que le hace mirarle y descubrir que sufre al igual que ella, pero es incapaz de admitirlo. Aquello ha bajado sus defensas, y la piedad le nace del alma al verlo tan frágil, tenderse a sus pies suplicando por las migajas que le dé.

—Entonces, ¿por qué estás tan seguro de que me quieres...? —asesta el golpe a su seguridad y lo ve desmoronarse junto a ella, sediento de una respuesta que calme el terrible mal de amores que ha trastornado su razón.

Carla está en el suelo, como siempre quiso verlo, solo para mirarla a ella, y sin embargo solo siente lastima de ser su causa para estar en tan crítica condición.

Extrañamente se deja ir sobre ella sin aplastarle con su peso, acudiendo como siempre a la altura de su humano corazón. Y Yui el deja porque sabe que es un esfuerzo inútil intentar que deje de seguirla, que la deje marchar porque está obsesionado con lo único que no le puede dar.

—Eres un capricho que no puede ser cedido por mí hasta verse cumplir —le responde, tomando sus manos mientras yace en el piso sobre los cristales rotos, mirándole imponente desde su pequeño sitio a pesar de estar a su mismo nivel. —¿Quieres irte? —le pregunta, llamando su atención.—Cumple mi petición y estaré satisfecho.

—¿De qué me sirve a mí eso? Ayato está muerto —le recuerda. —Y aunque pudiera cambiar eso no puedo borrar lo que he hecho —masculla, con las lágrimas acudiendo de nuevo a sus ojos. El fundador la siente a pesar de no mirarla, encontrando una frase mágica que le ha hecho entregarse de nuevo a las garras del infierno, intentando ser feliz bebiendo el veneno.

—Yo puedo borrar esa culpa. Solo tienes que aceptar.

Yui siente que el mundo se retuerce junto a sus entrañas, exclamando antes de siquiera pensar.

—¿En verdad puedes hacerlo? —preguntó por impulso y la pequeña esperanza que había vuelto a nacer, más pronto recordó su amargo destino y desesperada se soltó de su captor, acurrucándose en la esquina del cuarto lo más lejos que pudiera estar de él. —Pero yo estoy sucia...—lanzó con rabia hacía sí misma, encajando las uñas en cada parte que estuviera a la vista, como si demostrara el asco que daba ahora. ¡Estoy sucia, demasiado sucia...! ¡No voy a engañarlo para que me acepte siendo tan repugnante...!

—¿Acaso eras capaz de detenerme? —le escuchó decir, defendiéndola por esa inesperada defensa para ella que le proporcionó, aunque parecía mirarla herido porque sus caricias las considerara algo obsceno. —Conviértete en mi mujer y prometo que lo olvidarás todo. Ni tú, ni Ayato, sabrán lo que has vivido.

Aquella idea estaba comenzando a tentarla.

—Pero, mi hijo...—soltó de pronto, sintiéndose retenida. Iba dejarlo, y aunque ya lo había intentado, al final no sabía qué hacer.

—No necesitas preocuparte por él, lo cuidaré —le oyó proponer. Una vez más sentía que estaba cayendo en las redes de sus mentiras, de nuevo podía sentir la emoción de querer tomar su mano mientras lo miraba acercarse, aunque esta vez no fuera con la apariencia de su amado. —¿Aceptarás esta vez?

OoOoO

Notas de Kou: ¡Ah! *grita desesperado* Ni yo me lo esperaba, sinceramente. Ya saben, estás cosas de que tú tienes planeado a hacer a Carla un cínico sin vergüenza y él mismo se niega, haciéndote escribir cursilería de alguna forma. Si alguien tiene quejas díganle a él, que el muy **** Tsukinami se escribió solito, solo, igual que Yui pero ella puede, y si ella quiere hasta hago que se muera la Carla porque sí :3

¿Finalmente se vendrá o no su tan ansiado Lemon? Descúbralo dentro de cinco años... *le pegan* Ok, no. Finalmente logré que la Yui acepte, así que es más fácil lo que viene. A veces me pregunto porque hago esto, si yo misma me enojo con Carla y quiero revivir al cabello de menstruación de una vez...

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