Cadena de pecados | Diabolik Lovers | AyaYui | CarlaYui | Clan Komori

Fantasías rotas

Título: Cadena de pecados

Sumary: ~Si realmente lo deseas, puedo ofrecerte un trato. Entrégate a mí una noche, gime mi nombre en su lugar, y a cambio obtendrás a Ayato~

Advertencias: Contenido adulto/Lemon/Posible OoC/Rated M.

Pareja: CarlaYui/AyatoYui

Cantidad de palabras: 1070/Cortesía de Magic Word en complot con Microsoft para hacernos creer que de verdad hay esa cantidad de palabras en el capítulo.

Disclaimer: Yui no me pertenece... ¿O sí? 7w7 Ok, no. Es de Rejet -.-U

O

O

O

Fantasías rotas

O

O

O

La dulce oscuridad que acaecía en esa noche sin luna decoraba en tonos tan grises a las tenues sombras que los alumbraban, como si fueran la representación de la gama de deslucidos sentimientos que desbordaba su voluntad codiciosa.

Desear lo prohibido se había vuelto un obsesivo capricho que había adquirido de sus días en cautiverio y había sobrevivido como una característica de su personalidad.

Reconocimiento, poder, libertad, venganza y ella, la mujer de su enemigo.

Carla había entrado en un interminable ciclo de anhelar lo que le era imposible de alcanzar, encontrando poco a poco mayor satisfacción en el arte de la agonizante espera para apoderarse de sus objetivos, aún si jamás fuera capaz de decir que realmente los hubo conseguido.

Ella, su mujer, le observó por un momento, y él, corrompido hasta la última fibra de su cuerpo, no pudo sino admirar en completo silencio las expresiones que escapaban efímeras de su rostro de piedra, pero claramente asombrado para él que la había leído por tantos años, degustando aquellos pequeños instantes en que era capaz de romper la burbuja de su trance voluntario.

El fundador no habló de nuevo ni repitió sus palabras, sabía que Yui lo había escuchado al punto de no haberlo deseado.

Dejó que ella asimilara su pregunta, adorando su mente en blanco dispuesta a ser moldeada a su mano. Este preciso segundo en que no había un pasado o un futuro, sino el peso de su palabra invadiendo como una cadena de dolorosas espinas cada uno de sus pensamientos.

Pronto, si era capaz de tener paciencia y jugaba con maestría sus cartas, aquél efímero instante podría convertirse en una eternidad.

—Yui...

Llamó con suavidad sin poder evitarlo, aquél tono de voz que sólo ella era capaz de lograr en él y que no era valorado por la humana. La vio elevar su mirada para encontrarse cara a cara, siendo la primera vez que se enfrentaban después de haber pasado la noche juntos, pues ella acostumbraba perderse con el otro.

Ver a sus ojos libres de aquellos pecados fue suficiente para dejar por un momento de respirar. La rabia y la satisfacción consumían sus acciones por partes iguales, pues aunque fueron sus palabras las dichas y recordadas, el verdadero peso de su frase lo representaba aquél nombre prohibido.

No fue capaz de reprimir el impulso que lo asoló ante aquella idea y se abalanzó hasta tomar entre sus brazos el cuerpo desnudo de la mujer, sosteniéndolo con tanta gentileza que hasta él mismo tuvo que extrañarse de su propio actuar.