Pesadilla

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Veo a mi padrastro, a quién antes consideraba mi padre.

-No eres mi hija, jamás lo serás.

-Papi, ¿por qué dices eso? - le contesté sollozando.

-¡Eres un monstruo! - me acerqué a abrazarle para calmarlo, no era la primera vez que se ponía así - ¡No me toques!

-¿Por qué?

-¡Abriste una grieta en el parque y salió un zombie! ¡Un muerto viviente!

-No era un zombie, era una pobre alma que buscaba la paz.

-¡La paz! ¡La paz! - dijo gritando a pleno pulmón - Estás loca, ¡loca!

Allí mismo me hirió profundamente, nadie, NADIE me llamaba loca. Empecé a sentir como la ira sacudía todo mi cuerpo.

Eso desencadenó muchos problemas.

Mi mente se quedó en blanco.

Cuando volví a ser consciente de lo que hacía, mi padrastro se hayaba muerto.

Mi corazón se llenó de dolor, ¡estaba muerto! ¡Lo había matado! ¡Era una asesina!

Un par de horas más tarde, llegó mi madre a casa.

Cuando lo vió tirado en el suelo, se acercó para comprobar su pulso con preocupación.

Tras un rato buscando sin encontrarlo, comenzó a gritarme.

-¡Eres una bestia! ¡Un mounstro! ¡Algo que no debería existir! - agarró la escoba y se dirigió a mí.

Cuando quise darme cuenta ya tenía moratones por todo el cuerpo. Cuando se hartó de golpearme, me agarró por el cuello y me hechó a la calle. Yo no había intentado defenderme, ya que sabía que ella tenía razón.

Ya me había hecho a la idea de que iba a morir, cuando apareció un señor extraño vestido de negro, me resultaba familiar.

-Violet - me llamó.

-¿Cómo sabes mi nombre? - le pregunté asustada

-Llevo observándote desde que eras pequeña. Ven conmigo, te llevaré a un sitio en el que podrás conocer a gente como tú.

-¿Cómo yo? ¿Monstruos?

-Tu no eres un monstruo. No te preocupes, te lo pasarás muy bien allí. Dame la mano.

Le agarré la mano y saltamos hacia la sombra de un edificio.

Yo estaba aterrada.

Nos metimos en la sombra, no me dí cuenta de que habíamos llegado a nuestro deatino hasta que él me avisó, ya que estaba demasiado preocupada en no vomitar.

-Hemos llegado - me dijo con seriedad - A partir de ahora irás tú sola... Esta será tu casa... Nos vemos en un año... Iré a visitarte...

Me desperté sudorosa.

Otra vez el mismo sueño, siempre igual.

Me levanté y miré a mi alrededor, me encontraba en la cabaña de Hades, en el Campamento Mestizo.

Rondaban por mi mente las palabras que había oído una vez más: Nos veremos en un año... Iré a visitarte...

-Hola Violet. ¿Misma pesadilla? - preguntó Nico Di Angelo, mi hermanastro. Era la persona que mejor me caía de todo el campamento.

-Si, ninguna novedad. ¿Tú que tal? - se le frunció el ceño.

-Bianca, otra vez.

-Lo siento - le dije con sinceridad.

Nos quedamos en un silencio incómodo.

-¿Qué tal Will? - le pregunté en un intento de cambiar de tema.

-Muy bien - contestó esbozando una pequeña sonrisa.

Se oyó que alguien llamaba a la puerta.

-¿Nico? ¿Estás ahí? - era Will.

-Si - dijo Nico sonriendo un poco más - Salimos.

Me indicó que saliera y me siguió.

-Vamos, hay que ir a desayunar. He oído que hay un nuevo campista, no sé de que cabaña - comentó Will emocionado.

-Estamos en verano, vienen muchos campistas - le contesté sin emoción.

-Ya, pero no sé si será de mi cabaña. ¡Vamos! - salió corriendo.

Nico rodó los ojos, después le persiguió.

Yo les seguí feliz, era genial vivir en este Campamento. Aunque esas frases seguían en mi mente.

Hoy hacía un año desde que llegué.

Una semidiosa en HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora