Capitulo 5

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Desde que casi beso a Arthur no puedo verlo a los ojos, en cambio el no puede ni estar cerca de mi por la vergüenza que siente al haber sido tan osado en tratar de besarme sin mi consentimiento, jamas había sentido esa adrenalina, al hacer algo fuera de las normas de la realeza, nada de besos asta que este comprometida con la persona, nada de estar a solas en una habitación asta que me case, si estoy de acuerdo con la ultima pero como se, que soy buena besando si nunca lo he hecho, es absurdo.

- Princesa, bienvenida, espero que no se haga daño. - al decir eso los chicos comenzaron a reírse de la broma de Richard. - Esgrima, no soy tan mala en esto. - los ojos de Aiden se pusieron blancos al escuchar mis palabras. - Espero que no se le rompan las uñas. - es tan hartante, porque no puede estar el chico que me envía las cartas, sus celos son tiernos y sus palabras dulces, el no dudaría de mis habilidades. - Rétame. - saque mi espada con mucha habilidad, mi padre siempre quiso un hijo y me enseño lo que le hubiera enseñado a el, no soy una damisela en peligro aunque me gusta aparentarlo. El sonrió al escuchar esas palabras salir de mi boca.

- Para no ser tan injustos con la princesita, uno de nosotros se ira con ella, un combate grupal. - esas fueron las palabras de Arthur, jamas pensé que me llamaría de esa manera. - Seria justo. - dijo Aiden y Richard asintió. - Piedra papel o tijera. - todos rieron. - Es infantil pero nadie haría trampa.

Crearon un circulo y jugaron entre ellos, porque no puedo ver quien va ganando, el ganador tendrá el honor de pelear a mi lado, pero el machismo de estos hombres, la idea de pelear con una chica no les gusta mucho, mejor dicho la detestan, que tiene de malo, no saben que tan buena soy, solo se hacen ideas. Pero se sorprenderán.

- Listo, Richard tienes el honor de perder junto a ella. - la risa de Aiden me dio dolor de cabeza. - Mejor dicho, ganaremos. - se coloco a la par mía. - Eso dices ahora, porque lastimosamente estas con ella. - todos se rieron. - Si uno de ustedes se casara conmigo, ya me siento decepcionada. - se rieron mas fuerte. - Cariño, solo estamos jugando. - dijo Aiden, colocando sus dedos en mi rostro y quitando un mechón de mi rostro. - Esto no cambia nada.

- Juguemos, para que la princesa nos enseñe como se pelea en verdad. - nos colocamos en frente de cada uno. - Tu contra Arthur y yo con Aiden, mente con mente, fuerza con fuerza. - no se si tomar eso como un cumplido o como un insulto al ser una mujer. 

Arthur coloco sus ojos en mi espada, el no es tan bueno con estas cosas, es juega con soldados no es uno de ellos, es una ventaja. 

La espada de Arthur choco con la mía, creando un sonido que hizo eco en toda la habitación, el viene con fuerza, mi mano atrás de mi espalda, mis ojos analizando cada movimiento, la mente de él maneja patrones y habilidades, al igual el conoce los movimientos mas obvios que puedo hacer sin pensar. Nuestras espadas chocaban, cada una creando un escudo y un posible ataque, tengo que hacer movimientos que el no espere, pero con si muevo mi pie su mente crea muchas posibilidades y caigo al riesgo que mi ataque este entre esas posibilidades.

- Arthur te gana una chica. - los ojos de Aiden están en nosotros pero su mente esta en el juego, un guerrero nato. -  Es más difícil de lo que crees. - los ojos de Richard me miran. - Que su seductora mirada no sea tu punto débil. - hombres, porque Aiden no se atreve a venir a retarme. - ¿Porque no peleas con ella? - gracias Arthur. - Si peleo con ella terminaremos haciendo una escena que creo que sus ojos no quieren ver, mi tacto dicen que es del demonio. 

Ellos me miraron, eso es cierto, el vuelve loca a cualquiera, pero los dos sabemos que el no puede ser igual con ellas, lo conozco desde niña, lo que aprendió hacer es algo que no puede controlarme, no soy tan tonta como sus juquetitos, no me tendrá en su casa de muñecas.

- Piérdete. - el me miro a los labios. - Y si nos perdemos los dos, seria mas divertido. - puse los ojos en blanco. - Mejor sola que mal acompañada. - el se mordió el labio. - de un momento a otro me ataco Arthur, casi distraída no significa que este distraída, haciendo que mi espalda quede cerca de la de Aiden. Le dí una patada en el estomago a Arthur alejándolo un poco. - Buen movimiento pero esta posición me gusta mas cuando yo estoy enfrente y te tengo pegada a la pared. - la espada de Richard lo ataco. - Te pregunte si te gustaba. - un calor comenzó a penetrarme, pero es débil, muy suave, como el de la chimenea. 

Aiden quito su contacto y venció a Richard en un parpadeo. - Me retiro. - todos nos miramos sorprendidos, como es posible que solo se valla sin decir casi nada. - A donde vas. - dijo Arthur con su mirada de vencedor. - Me acorde de algunos asuntos. 

- Creo que yo también me retirare. - dije, quiero quitarme esto, mi sudor se resbala en todo el traje. - Princesa, crees que podamos jugar golf, creo que es mas divertido para nuestra mente. - dijo Arthur. - Claro, Richard quieres acompañarnos también. - perdón, pero no tengo ganas de estar a solas con nadie, es mas divertido cuando estamos todos. - Seguro, después de almuerzo. -  asentí y comencé a subir las escaleras. 

Al llegar, Bianca me coloco un vestido un poco mas largo de lo que estoy acostumbrada, pero si jugamos golf tengo que verme mas elegante, hay deportes donde tengo que vestirme muy elegantes y otros donde no importa pero el golf es uno de los deportes donde si te miras muy común hablan de ti como si fuera el mayor pecado, es tonto pero cuando lo vives lo miras como ellas.

Al quitarme el traje, un ardor acaricio mi piel, el dolor aumentaba con cada movimiento de mi ropa tocando mi piel, los ojos de Bianca se quedaron pegados en mi espalda. - ¿Que sucede?, ¿Porque me duele?, Bianca dime algo, lo que sea. 

No puedo ver mi espalda pero si puedo sentir cada espacio de ella, como el dolor aumenta cada instante, como si me arrancara la piel. - Es una quemadura. - todo mi cuerpo se estremece. - ¿Como va a ser una quemadura?, fuego con fuego no se quema, es una locura. - el ardor aumenta al igual que mi respiración, es imposible, el fuego es parte de mi. Ella levanto un espejo pequeño, colocandolo atrás de mi espalda, haciendo que pudiera ver lo que sucediera, gracias al reflejo. 

Son burbujas que se encuentran en mi piel. - ¿Como sucedió esto?- trate de tocarlas con mi mano, pero Bianca no dejo, quito el espejo para que dejara de ver esa tortura visual como táctil( creo que es esa la palabra correcta) mis lagrimas caían pero no del dolor si no de la desesperación, de no saber lo que sucede con mi cuerpo.

Bianca me acostó baca abajo en la cama. - ¿Que es eso? - ella no respondió, sus ojos siguen viendo el frasco con un liquido que se mira espeso y muy blanco, es como si imitara el color de la nieve. - Parece nieve. - su respiración cambio de golpe. - He leído sobre ella, las imágenes no son muy buenas pero ayudan a imaginar un poco como seria estar entre ella. - Si te encuentras en el frío es mas probable que mueras, el frío congela tu sangre.

Y esa es la escusa que todos usan al haber destruido una parte del mundo, todo es por el bienestar del reino, antes no me hubiera enojado por esa situación pero cuando pude ver, sentir y oír todo lo que se encontraba en ese lugar mis emociones cambiaron, ellos pueden ser diferentes, su mundo nos mata pero lo que se encuentra hay, jamas lo volveremos a ver, mejor dicho ellos, porque yo ya lo he visto.

Las manos de Bianca tocaron mi espalda, pero con la crema embarrada en la mano, pero no puedo sentir el dolor, es como si una barrera no dejara que me lastimara, solo que sanara las heridas, pero esto solo puede ser causado por la mano de alguien que lleva hielo en la sangre, es la prueba que no fueron totalmente destruidos, pero esta vez el hielo querrá levantarse como lo hizo el fuego.


#1 Tiara. Saga, cartas desconocidas.Where stories live. Discover now