Capítulo uno: El reto.

37 4 0
                                    

*Aidan*

   Aidan estaba con sus amigos de plástico, faltaba poco tiempo para salir de vacaciones de invierno y ya no tenían nada que hacer más que hacer tonterías y molestar a otros. En sus momentos de ocio decidieron jugar los retos. Los retos siempre eran los mismos: besar a una chica, ir a hacerle una broma al maestro, decirle algo a una persona o molestar a un perdedor. Decidieron hacer el juego más interesante y que cada reto durara largo tiempo, así que así se fueron dando las ideas, uno tenía que empezar a trabajar por cinco meses en el restaurant de comida rápida con su abuelo, otro tenía que lavarle el auto a Aidan por lo que restaba del año. Y este le dio una apuesta al rubio que, sin saber, cambiaría su vida.

   -Te reto a vivir una típica historia de amor con Einat -todos empezaron a reír y miraron a la chica solitaria, alejada del mundo por una barrera musical y letras de papel.

   -Oye, esto es serio, no vaya después la pobre chica a ilusionarse y terminar con depresión al saber que era una broma -dijo Lucas, que siempre era una caballero con las damas, él no follaba, el hacía el amor. Todos lo abuchearon. 

   -¿Y qué? -dijo Aidan- Ese no es mi problema, además no es mi culpa ser condenadamente irresistible -todos rieron y comenzaron a golpear al rubio de manera amigable.

   -Okey, pero después no se quejen si les llega una demanda por daño psicológico -les advirtió Lucas frunciendo el seño.

   -Sí, sí. Cómo digas, pero no quiero que me anden vigilando, empezaré desde ahora así que, por favor váyanse -Aidan hizo un ademán con sus manos y los brazos para darles a entender que se fueran de una vez.

   Una vez que sus amigos ya se habían marchado a las canchas a jugar football, él se bajó de la mesa en la que estaba sentado y se acercó al rincón de la pared donde estaba sentada Einat.

   -Hola -le dijo sonriendo. Ella no levantó la mirada -. Hola -volvió a repetir más fuerte, aún no lo notaba, ya frustrado chasqueó los dedos entre su libro y su mirada. Ella por fin levantó la vista hacía él.

   Jamás habían hablado, ella no era famosa por ser la chica más guapa, ni la más sociable, ni la más amigable, en realidad era una total marginada. Y si alguna vez le tocó hacer un trabajo juntos, esta siempre llevaba la mirada abajo, jamás miraba a los ojos a nadie, pero por alguna razón, lo vió a él. Tenía los ojos verdes y azules, una mezcla de ambas, o podía formar un turquesa o un azul cielo después de una tempestad. Se quedó sin aliento un segundo, se quedó perdido un segundo, sintió que ella pudo ver a través de sus ojos y analizó su alma por ese segundo en el que ella lo miraba fijamente a los ojos.

    Pero solo fue eso, un segundo.

 -Hola -repitió sonriendo, sonriendo como lo hacía con todas las chicas. De una manera encantadora, sexy y que deja hipnotizadas a la mayoría.

   -¿Qué quieres? dijo está irritada, ni se inmutó con esa sonrisa falsa.

   -¿No puedo venir a acompañarte acaso? 

   -Claro que puedes -dijo sonriendo con sorna -. Pero no es normal que te acerques si es que no buscas algo, ¿que reto te hicieron hacer? Adelante que sea rápido, estoy ocupada -dijo haciendo un gesto despectivo con la mano y volvió sus ojos a la página que el muchacho había interrumpido.

   Este quedó sorprendido, ¿con quién creía que estaba hablando?, no era un simple alumno era Aidan Welles, el chico más guapo del instituto.

   -¿Reto? -río él, ella se lo quedo viendo con una ceja alzada y el seño fruncido- No me hicieron hacer ningún reto, ellos se fueron a jugar a la pelota y yo no quería, y como te vi sola pensé que...

   -Escucha -dijo ella interrumpiéndolo, le levantó del suelo y cerró su libro, dejó cer los audífonos por su cuello, era unos cinco centímetros más baja que él, pero parecía que en cualquier momento le partiría la cara, este retrocedió un paso -. Si vienes aquí a molestar mejor vete, no estoy de humor para sus juegos infantiles; si quieres que haga algo por ti, dilo rápido para acabar de una vez, y si no, solo déjame tranquila - en ese momento sonó la campana para el recreo, ella lo miró airada por última vez y lo hizo a un lado con el dorso del brazo.

   Él suspiró soltando el aire que había guardado mientras estaba con esa rara chica, ahora sus ojos no parecían el cielo después de una fuerte tempestad.

   Eran la tempestad misma. 

Hola :)), no sé por qué subí esta historia xd, no tenía planeado subir una nueva novela por ahora, y si una amiga se da cuenta me matara, pero ñe, lo subí y ya no hay vuelta atras :33, espero les guste u-u

Detrás de sus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora