Prólogo: el comienzo

23 1 0
                                    

Ese día desperté sobre mi cama, sabiendo que podría ser el fin de nuestra existencia. Deduje que abajo estaría mi familia adoptiva, y mi novio a quien amé desde que nos conocimos, suena cliché pero nosotros sabemos que fue amor a primera vista.
Finalmente decidí levantarme, me coloqué lo que mi madre me regalo cuando cumplí la mayoría de edad, desde ese día, ese aquel fatídico día me convertí en otra persona, baje y todos estaban preparados para lo que venía, menos yo.

-Hey Betty, al fin despertaste- me dijo con ánimo Melanie, mi mejor amiga.
-Pues la verdad aún sigo dormida- replique con una sonrisa burlona- ¿dónde esta madre Natura y Chas?
- Natura aún está en el sótano, creo que releyendo su libro y preparando lo que sea que ella prepare ahí para nosotros y Chas salió en busca de "herramientas" - habló Simón, el chico rudo de cabello rizado y dorado con su manzana a medio comer como lo era todas las mañanas.

Aunque sabia que eso era verdad, algo en sus palabras me indico que el final se avecinaba.

-Que tal belleza - me abrazaba Max, mi novio-¿como amaneciste de tus mareos?-continuó, sacandome de mis pensamientos y al mismo tiempo dándome un tierno beso en la frente, oh!, sus labios, sus cálidos labios, esos que me hacían olvidar mis problemas y quien soy en verdad.
-Mucho mejor, gracias por cuidarme anoche- lo mire de reojo, esperando la reacción de los demás y que esta fuera molestandonos, pero no fue así, lo que me pareció extraño pues ellos siempre estaban atentos de todos, sabia que hoy sería un día difícil para todos solo con mirar sus rostros.

Natura salio del sótano, y se dirigió a nosotros con preocupación en su rostro Perdón la tardanza muchachos, ya se el plan de Constantine, los necesito en el bosque ahora, sus tropas no tardan en llegar, iré con Chass detrás de ustedes, saben lo que tienen que hacer, no duden, y sus armas están listas, los amo chicos, se que están preocupados pero este es el final de Constantine, traeremos la paz al pueblo y al mundo.- Su rostro quería mostrar tranquilidad, pero sus manos la delataron y al parecer solo yo lo noté.

Chass llegó con mi arco y mis flechas, el escudo y la espada de Simón y de él y las dagas de Melanie, Max, que se notaba más entusiasmado que ninguno, quería batallar junto a nosotros, pero sabia que era un riesgo, no quería perderlo, no quería que nada le pasara, y con justa razón, él no era como nosotros.

******************************************

Después de alistarnos en nuestras correspondidas posiciones, sentí que el aire estaba tenso, un olor extraño comenzó a acercarse a nosotros. -Rápido muchachos, vienen a nuestra trampa, no se muevan de sus lugares- les grite antes de que la tropa de Constantine nos oyera.
Melanie acomodo sus dagas, yo estaba sobre un árbol con las flechas y mi arco listos para atacar, aún no divisaba a Constantine, pero sabía que se encontraba allí.
Hice que el viento cesara, para que Chaz hiciera temblar y así dar cuenta a las tropas que nos encontrabamos listos para luchar.

-Es hora de derrotar al infeliz de Constantine- dijo Simón con notorias llamas en sus ojos.
-Es momento de darle paz a nuestra gente- recalco Melanie.
-Es ahora o nunca muchachos- nos grito Chass.

Cuando finalmente pude ver a Constantine me dispuse a tirar mi primera flecha, respire y lancé, en ese momento los muchachos comenzaron a atacar, con nuestros poderes únicos y la ayuda de nuestras armas especiales para cada uno, pero cuando mi atención se centro nuevamente en Constantine, mi flecha había sido atrapada, no por él, sino por Darla, esa chica que creímos muerta, esa pequeña hechicera estaba protegiendo a Constantine. -maldita bruja- pensé. Baje lo mas rápido y ágil que pude del árbol, quería enfrentarla cara a cara, quería verla sufrir de dolor por todo el daño que había causado, siempre preparada ayude a mis amigos que se encontraban en aprietos, Melanie y Chaz trabajaban juntos, agua y tierra, en el campo de batalla podía ver hundirse en el lodo a nuestros enemigos, fije mi atención a mi alrededor estaba acorralada y una flecha no me ayudarían a escapar con vida, me quede quieta, cerré mis ojos para concentrarme y podía sentir como me acorralaban y con un simple movimiento un huracán emergió, hizo que los que me rodeaban salieran prácticamente volando por los aires y en ese instante Simón los incineró. -Gracias fortachón- articule en mis labios para que pudiera leer bien lo que trataba de decirle, solo obtuve una movida de cabeza en sentido aprobatorio y una sonrisa de satisfacción.
Según mi parecer estábamos ganando, solo quedaba que me encargara de Darla para así dejar desprotegido a Constantine, inicie nuevamente mi corrida, esquivando espadas y escudos y yo dando flechazos en el lugar indicado para abrirme paso entre la multitud, pero algo me detuvo, sentí como mis piernas no podían avanzar. -Darla- sabía que ella era la culpable, la busque con mi mirada, y allí están frente a mi, con su sonrisa burlona.

-Veo que te sorprende verme viva Betty- pronuncio mi nombre tan marcadamente que me dio náuseas.
-Me sorprende que protejas a quien nunca te quiso a su lado, ¿te prometió algún poder?- dije burlescamente, sabia que aquello le molestaría.
-Pues solo me prometió que seria yo quien cortara tu garganta luego de que Constantine fuera el supremo- se estaba burlando de mi, lo notaba en sus ojos y la verdad ya me estaba hartando de esta conversación. Moví mi mano para que una ráfaga de viento hiciera que ella perdiera el control total y así lograr moverme.

-Idiota!-gritó furiosamente- nunca me venceras, Constantine ganará y ustedes cuatro morirán!- la furia emanaba de su aura, así que me dispuse a atacar con las flechas, velozmente y ágilmente hice que se descuidara de su espalda, su punto débil, sin pensarlo me impulse con los pies agarre una flecha, respire y lancé, caí delicadamente en el pasto.

-Aah!- grito de dolor, le había dado en el pecho, cayó al piso, no podía moverse más que sus manos, intente acercarme pero ella comenzó a reírse, no podía entenderlo. -Eres una inútil Betty, nunca debiste haberme hecho daño, hoy se acabará tu felicidad- movió sus manos señalando una colina donde estaba Constantine y detrás de él estaba Max, mi guapo y único Max, amarrado tratando de zafarse de las amarras mágicas de Darla, estaba sufriendo. podía sentirlo, lo veía en su rostro; mire con furia a Darla y sin pensarlo dos veces le propine otra flecha, pero esta vez en el corazón, sabía que así Max se zafaria de la magia de Darla, su cuerpo estaba sin vida, tirado en el campo de batalla, mis ojos se llenaron de lágrimas, no por pena hacia ella sino porque ella en algún momento de mi vida fue mi mejor amiga, pero me traicionó, no sólo a mi, también traiciono al grupo y a madre Natura, volví en mis 5 sentidos y mire en dirección a Max, estaba peleando contra Constantine, comencé a correr en su dirección para ayudarlo, me faltaba tan poco para llegar a sus brazos cuando siento un golpe en mi cabeza y caí al suelo.

******************************************

Abrí mis ojos de par en par con un dolor de cabeza muy fuerte, no sabía donde estaba aun veía borroso, pero a mi lado estaba Melanie, me hablaba pero yo solo quería saber de Max. -Donde esta Max- fue lo único que pude decir, quería saber donde estaba, necesitaba contarle mi secreto, mire a melanie y ella estaba pálida, imagine lo peor, la guerra, habíamos perdido, no me dijo nada y tomo mi mano. -Melanie me estas asustando, ¿que paso?- necesitaba respuestas.
-Constantine murió, ganamos, pero...
-Pero que!? Melanie donde están los demás
-Simón y Chaz fueron a ayudar a Max, él... Bueno Constantine lo hirió- al oírla decir eso mi corazón se apretó, me pare rápidamente del suelo y lo vi, a unos metros de mi, corrí a sus brazos, sus cálidos brazos estaban tibios, no quería perderlo, no podía dejarme, no así.

- Max, amor, no me dejes, mirame- tenía lágrimas en los ojos, no sabia que hacer más que acariciar su mano.
-Betty, mi preciosa Betty, no tengo fuerzas para decirte lo mucho que te amo, pero lo sabes, te amo preciosa y siempre te cuidaré.

Sus palabras parecian una despedida y yo no quería eso, lo necesitaba a mi lado- Max no nos puedes dejar solas, te necesitamos -ya no podía ocultarlo, él necesitaba saberlo- por favor quedate, seremos padres cariño, te necesito a mi lado.
-Oh Betty, me acabas de dar la mejor noticia de mi pobre existencia- una lágrima rodó por su mejilla, estaba sonriendo, tomo mi rostro entre sus manos y me besó, como nunca lo había hecho antes, lágrimas salieron de mis ojos y solo pude leer en sus labios su último "te amo".

Los 4 Elementos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora