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—¡Te digo que si! Se fue corriendo y a la vez llorando. Me mentiste.— Edward reprochaba a Tes.

Ella rodó los ojos.

—No te he mentido. Si no me crees, ¡preguntale! No eres capaz de hacerlo. Por eso estoy aquí y tu te pones tus moños. Te ayudo porque se que te gusta. Pero agradeces demasiado mal, Edward. Mejor dejare de ayudarte.— Se levantó y antes de de pudiera irse, Edward le tomo la mano.

—No te vayas, por favor.— Pidió.

Ella sonrió en sus adentros.

—Ed, tu deberías confiar en lo que te digo. Sinceramente no se porque él ratón no funciono pero intentaremos algo mas.— Sonrió tiernamente. Si claro.

—Bien, dame ideas.— Edward se sentó mejor.

Tes pensó.

—A ella le gustan mucho los gatos. Regalale uno, no creo que pueda no  tentarse a eso.— Guiño un ojo.

Él le agradeció, se levantó y se fue a sus clases.














—Es obvio que no le gusto. Él jugo conmigo.—

Amelie negó con la cabeza.

—Debo irme. Nos vemos.— se levantó de las escaleras.

—¿No me dirás nada? Eres mi mejor amiga y me abandonas aquí...—

Fue interrumpida.

—Entiende, debo hablar con alguien. Adiós. — Dijo yéndose.

Alize solo asintió. Ahora si se sentía completamente sola.

Le gusto, no le gustoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora