En la ciudad de Phoenix vive un triste chico llamado Michael, el acaba de cumplir los 17 años y pierde a su familiar mas querido, su padre.
El padre de Michael es dueño de un lujoso hotel en el centro de la ciudad, la ciudad al ser muy turística, el hotel recibe altos ingresos, y por consecuencia en la vida de Michael nunca le falto nada.
Llevaba una vida donde siempre obtenía lo que quería, aunque para tener todo eso, tenia humildad suficiente como para ser sociable.
Al salir de la funeraria con una gran cara de tristeza, un hombre con toda la pinta de ser mayordomo o portero o cualquier cosa por el estilo le esperaba fuera del edificio.
-Señor Fermund, su auto le espera
Michael se sentía raro, nadie le decía así, al escuchar eso pensó en su padre, el acepta que no es lo suficientemente grande para que le digan: "Señor".
Solo a su padre le dicen " Señor Fermund", por lo que ese quedó desconcertado por unos momentos.
-¿Señor Fermund?-insistió el hombre.
-Ah, si claro...- dijo mientras subía al auto.
El auto no era la gran cosa, era una camioneta de 5 asientos. Aunque se encontraba en buen estado, como si lo hubiesen comprado antes de llegar.
Ya dentro el hombre conducía en dirección al hotel que quedaba a unos 5 minutos, y Michael estaba sentando en la parte de atrás observando el urbano paisaje desde la ventana.
-Señor Fermund, hay que hablar sobre la nueva administración...
-¿Nueva administración?
-Si, Señor
-Por favor no me digas "Señor", solo dime Michael
-Esta bien Señ... -se autocorrige- Michael... Ya que tu padre no se encuentra con nosotros, necesitamos a alguien que se ocupe de todo... Alguien como tu...
-¡¿Yo?! ¿Porque yo debería encargarme de esto? ¿Porque no lo haces tu? Tu serías mejor en esto porque...
-Le interrumpe Lo lamento, pero yo no puedo legalmente, en el testamento de tu padre especifica que tu eres el único dueño del negocio.
Antes de decir otra palabra el automóvil llegó al hotel, el edificio era un enorme lugar, desde la entrada se veía unos ventanales y una puerta de cristal, parecía que brillaba el salón principal, contrarrestando la oscuridad del lluvioso día, con un gran candelabro que parecía de oro.
No había ni una persona en el hotel, sin contar al personal, quienes se encontraban limpiando y ordenando el lugar, el hotel había cerrado por la pérdida del Señor Fermund.
Michael entró al edificio dirigiéndose al ascensor que se encontraba al lado del ascensor atravesando un pasillo con varias puertas a los laterales y la puerta del ascensor al fondo.
Ya dentro del pequeño cuarto, presiono uno de los últimos botones, en los pisos más altos del lugar se encontraban oficinas administrativas y el despacho del jefe, este se encontraba desordenado, ya que la ultima persona en estar ahí fue el Señor Fermund, pero ahora Michael se encontraba ahí, alado de su escritorio, viendo las hermosas vistas de la ciudad de Phoenix, con luces iluminando las oscuras calles que la lluvia dejaba...
