十 七

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Yugyeom abrió los ojos pestañeando varias veces, miro a la derecha escuchando los lindos suspiros que salían de la boca de Jungkook, totalmente relajado. Se acomodo acariciando su cintura con una mini sonrisa, amaba tanto a ese niño.

Por qué para Yugyeom, Jungkook seguía siendo su pequeño niño.

Jungkook lo volvía tan loco, tan posesivo, tan protector, tan enamorado. Un movimiento lo hizo volver de sus pensamientos, Jungkook lo miraba con sus ojos curiosos y también una mini sonrisa.

— Buenos días, Oppa.— Besó su mejilla izquierda.

— Buenos días.— Juntó sus frentes en un tierno gesto.

— ¿Quieres desayunar?— Sus miradas se conectaron haciendo a Jungkook sonrojarse.

— Sí, pero si cocinas tú.— Jungkook sonrió levantándose.

— ¡Cocinaré para ti, Oppa!— Torpemente se puso su pequeño bóxer y la camisa de Yugyeom, corriendo a la cocina.

Yugyeom murió de ternura por lo grande que le quedaba su camisa y se estiró en la cama, revisó su teléfono notando que tenía una llamada pérdida de su papá Jongdae. Busco el número en sus contactos y marcó. Un tono, dos tonos, tres tonos, y contestó.

— ¿Yugyeom?

— Hola papá. ¿Por qué me llamaste?

— Necesitamos que le digas a Yoongi y Jungkook que vengan a nuestra casa, también tú.

— ¿Para qué?

— Es una sorpresa, anda, sé que no has desayunado así que, desayuna y vienen.

— Sí, papa. Adiós.

— Adiós.

Colgó la llamada y bufo, debía de dejar de bufar tanto. Peinó su cabello con las manos y también se puso el bóxer caminando a la cocina.

Se sorprendió al ver que en la mesa ya había huevos revueltos, pan tostado y café. Fue hacia Jungkook abrazándolo.

— Eres muy rápido, bebé.— Jungkook sólo chilló un poquito.

— Quería sorprenderte, y veo que lo logré. Además Yugi, amo tus tatuajes.— Jungkook con las yemas de sus dedos acarició el que tenía del lado derecho, una tipo rosa.– Te ves más masculino.

— Y yo amo cómo te ves con mi ropa.— Jungkook suspiró feliz escondiéndose en su pecho.

— Vayamos a desayunar.

— Un momento.— Yugyeom agarró de los muslos a Jungkook sentándolo en la barra que había allí. Beso sus labios tiernamente y después beso su frente.– Me encantaría amanecer así todos los días.

— Oppa.— Murmuró Jungkook rojo hasta las orejas.

— Anda, ya vamos.— Jungkook bajó de un salto y se sentó en la mesa comenzando a comer al lado de Yugyeom.

— Papá Jongdae me llamó y me dijo que teníamos que ir a mi casa terminando de desayunar.

— Está bien, Oppa.

Desayunaron tranquilamente, terminando se cambiaron, llamaron a Yoongi. Recogieron todo, cerraron todas las puertas y salieron caminando de la mano hasta la casa del Alfa.

 Recogieron todo, cerraron todas las puertas y salieron caminando de la mano hasta la casa del Alfa

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¡No me llames Oppa! « YugkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora