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Ayer en la madrugada, hubo un secuestro de una mujer de unos cuarenta años en la zona sur del Bronx, aunque no se sabe con seguridad si la asesinaron y se llevaron el cuerpo, pues habían restos de sangre. La policía ha empezado a investigar lo ocurrido; perros rastrean la zona, las cámaras de los establecimientos están siendo registradas y helicópteros vuelan todo Nueva York.
No ha sido la primera vez que esto ocurre. Recordemos el caso de Emily Turner, la joven que apareció a las orillas del río Hudson, desangrada y con signos de violación después de haber estado desaparecida una semana.
Seguiremos informando, por ahora, mantened vuestras casas bien cerradas. Buenas noches.
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-¿Cómo te sientes al oír esto, pequeña Hannah? -acaricia mi cabeza suavemente, causando que un gran escalofrío recorra mi espina dorsal.
-Asqueada. -murmuro, manteniendo los ojos en el suelo.
-Oh, y te sentirás más. Te lo aseguro. -su voz grave y rasposa hace que trague el nudo formado en la parte superior de mi garganta.
-¿Dónde cojones está mi madre? -siseo entre dientes.
-¿Qué acabas de decir? Sabes como se tratan a las chicas que tienen la boca sucia, ¿verdad? -se inclina hasta llegar a mi oreja. Aliento caliente y repugnante eriza mi piel.
-No, no lo sé, Ubel.-me armo de valor y le miro directamente a los ojos. Azules igual que el mar, incitan ahogarse en ellos.
-Adoro la manera en la que mueves los labios y la lengua cuando pronuncias mi nombre. Quiero jugar contigo, pero esta vez mi deber es enseñarte lo que se le hacen a personas como tú.
Me agarra el brazo con posesión y, sin decir nada más, levanta mi cuerpo de un tirón. Las manos están atadas y no puedo oponerme. Su fuerza es mayor que la mía.
Nos paramos en una gran puerta de acero oxidada, de la cual sale un olor muy fuerte. Cierro los ojos, deseando que esto sea sólo un sueño y al despertarme encuentre a mi madre.
-Entra. -Ordena.
Sin responder, camino dos pasos hacia delante, abriendo los ojos poco a poco. La puerta se abre, dejándome con la boca abierta.
Barras de acero, y detrás de estas, mujeres. Mujeres desnudas, algunas inconscientes, otras sin poder moverse.
Ubel aprieta mis manos amarradas, provocándome una mueca de dolor.
-Pronto serás una de ellas, y no sabes las ganas que tengo. -Susurra en mi oído, mientras las piernas me tiemblan del miedo.
¿Dónde me he metido?
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Sempiternal.
Misterio / Suspenso«Me meteré en tu mente y te maltrataré psíquicamente hasta que te vuelvas loca y quieras matarte».