el perfume de la tierra mojada golpeaba su olfato. "exquisito" pensó. de todas las fragancias que adoraba, esta era su favorita, sin duda alguna.

josh paseaba por myrkvior, más conocido como bosque oscuro, observando la nieve caer y dejando huellas en las zonas de nieve virgen. adoraba el frío, era algo que le encantaba desde muy pequeño. no sólo eso, le encantaba ver los animales hibernando, la blanca nieve cayendo y siendo aplastada por sus pies, los cráneos formando figuras en su jardín, los esqueletos siendo arrastrados cuando el río subía, los cadáveres que yacían en su cementerio mal hecho.

aunque fuera un auténtico dios de la calamidad, era muy cuidadoso. temía ser descubierto por mímir y aún peor después de haber salvado a aquél mocoso apodado como "dios de la magia" o más conocido como tyler. ese muchacho es hijo de odín, el dios de los dioses. es el hijo más querido por sus padres dado que todos sus hermanos marcharon con sus parejas y todas sus hermanas se convirtieron en valkirias. él fue el que se quedó, él es el que, desde que tiene memoria, aprende toda clase de magias y hechizos. los dominaba a la perfección.

el dios tyler. sí, de ese casi indefenso dios todopoderoso se escondía josh. temía ser expulsado de aquellas tierras donde por fin había encontrado tranquilidad y soledad para matar. josh era el asesino de entre los asesinos, era y sigue siendo el mejor asesino del mundo, desde sus cortos diez años es apodado el dios de la calamidad. realmente amaba aquel apodo, pero prefería no presentarse con ese nombre. si pudiera, mataría a aquel niño entrometido, pero si lo hacía seguramente iría al limbo, y es aún peor que los ocho infiernos de dante. no iba a arriesgarse, de momento...

por la noche aún tiene pesadillas de ese horroroso día y, lamentablemente, lo recuerda con todo lujo de detalles.

era un día precioso; clima húmedo, niebla, frío, parcialmente iluminado. en cuanto aparecían unos rayos de sol, se formaba un arco iris muy poco apreciable. él estaba encima de su tejado, en su antigua casa, observando como el caos gobernaba en el ayuntamiento y en la ermita, estando ambas estructuras ardiendo, colapsando con cientos de vidas inocentes... sus gritos de dolor y angustia era música para los oídos de josh. tan pronto como empezó, se oyeron gritos de auxilio provenientes de un jóven que corría de un anciano verde. Sí, un anciano violador. le tenía asco a los ancianos y aún peor si querían perturbar a un niño. realmente amaba la venganza, y ese señor le recordaba demasiado al hombre que muchas veces le violó. no se quedaría de brazos cruzados.

ese fue su error, no quedarse de brazos cruzados. en cuanto alcanzó a aquel viejo verde, lo inmovilizó y miró al niño. este le susurró un débil "gracias" mientras el pelirrojo se marchaba.

el chico no vió lo que le hizo al señor, para su suerte. josh le llevó a su sótano, lo inmovilizó atándolo a la cama de muñecas y tobillos y comenzó su tortura. le desnudó y cogió unas tijeras oxidadas. amordazó al viejo y a continuación le cortó los testículos y los dedos. acto seguido, agarró una lanza y lo atravesó desde el ano hasta los intestinos, causando graves hemorragias. volvió a coger las tijeras, ahora clavandolas en su torso y arrastrándolas hasta el punto en el que dejó la lanza y las sacó. después volvió a empuñar la lanza y lo volvió a atravesar, causando que la lanza salga fuera de su cuerpo. cuando ya se aburrió de él, cogió las tijeras y cortó su corazón. cescuartizó por completo el cuerpo para dárselo de comer a los puercos de los vecinos, diciendo que era gran alimento para éstos y enterrando los restos, desaciéndose de las pruebas.

pero daba igual todo lo que se hubiera divertido con aquel violador, tenía que marcharse. recogió todo y se largó al bosque oscuro.

pasó dos semanas completas en una cueva, refugiado entre pieles y cadáveres de lobos y osos que él mismo cazó. fueron pasando los meses y se creó una cabaña perfectamente camuflada con la vegetación y con un subsuelo que utilizaría como su cementerio. no iba a vivir escondido toda su vida. iba a ser un dios temido. iba a divertirse.

pero, antes de la diversión, tenía que aprender a camuflar su olor e imagen con el bosque. un asesino siempre debe camuflarse con su entorno para no ser descubierto, sobretodo si quiere cazar para sobrevivir.

primero colocó unas trampas con cebo, después se embadurnó de barro y finalmente se echó distintos tipos de hojas encima. ahora, sólo tenía que cazar. cogió su arco y flechas envenenadas, inflamables y normales. no tardó mucho hasta encontrar una familia formada por tres cervatillos y una madre. se acercó lo más lenta y silenciosamente posible, apuntó con cuatro flechas normales y disparó. dio a las cabezas de los cuatro ciervos. en esos momentos se alegraba de haber practicado caza desde pequeño con su padre.

cogió la bolsa de pieles de lobo y metió a los animales dentro. y ahí estaba, alguien detrás de un árbol, para ser exactos un roble viejo y ya en sus finales años de vida. era un... ¿chico? era la primera vez que olía ese aroma. olía a lluvia de verano. nunca había presenciado un aroma como tal en un humano. pero, ¿es un humano?

antes de que aquel chico se diera cuenta, ya estaba detrás de él, inmovilizándolo y con un cuchillo en su garganta.

- ¿quién eres? - soltó josh con voz dura.
- eh... - tragó saliva, se veía en apuros y no podía formular palabra alguna.
- habla, ¿o prefieres que te haga hablar a la fuerza? - josh estaba sonriendo con sorna. de pronto giró la cabeza de aquel extraño para verle la cara. se quedó congelado. era él. lo había encontrado.

lo cogió por el cuello y lo alzó, golpeando su espalda contra el roble. - ¿cómo me has encontrado? ¡habla! - tyler sintió otro golpe sobre su espalda. cada vez le cortaba más la respiración.
- n-o pu-pued-o... - su cara ya estaba cogiendo un color rosaceo, poniéndose cada vez más rojo. para su suerte, josh lo soltó, haciendo que cayera de rodillas, tocándose el cuello en busca de alivio.
- no lo volveré a repetir. ¿cómo cojones me has encontrado? - repitió furioso.
- suelo venir a pasear a este bosque. es pura casualidad haberte encontrado - habló por fin.
- ¿y por qué me has estado espiando? - le lanzó una mirada que parecía que lo congelaría en un instante.
- e-es la primera vez que veo a una persona por estos bosques. normalmente suelo ver cadáveres devorados por insectos y animales, no gente viva. sólo se ven entes. fue algo impresionante, tenía curiosidad... - el pelirrojo seguía furioso, pero no por ser descubierto, si no por ser el puto niño de odín el que lo descubrió.

mientras pensaba en qué hacer con él, éste habló - supongo... supongo que eres aquel chico que me salvó de... de aquel extraño - susurró aún con miedo.
josh suspiró. - sí, soy ese maldito desgraciado que se encargó de ese viejo verde - pasó un de sus manos por su pelo.
- esto... te doy esto en agradecimiento por haberme salvado. extiende la mano, por favor - lo miró a los ojos. algo despertó en josh, al igual que en tyler.
- ¿para qué?
- es una runa de protección. cualquier tipo de peligro se alejará o se volverá en contra de la persona que te intente hacer daño - sacó una pequeña bolsa y metió los dedos para sacar unos polvos azules brillantes y después echarlos por encima de su mano mientras pronunciaba en susurros palabras ininteligibles.

josh, con toda confianza y con una perfecta sonrisa maléfica con fachada de buena, le extendió su mano. - esto igual te duele - el moreno le pidió el cuchillo y le marcó unos símbolos en la palma de la mano. josh no movió ni un músculo, no le dolía nada. de hecho, le encantaba. en cuanto terminó de cortar, cogió otro tipo de polvos, esta vez de color verde, y los echó por encima de su mano, murmurando más palabras. esta vez pudo distinguir algo. eran pertenecientes a antiguas lenguas nórdicas. de su mano salió una pequeña luz azul marcando la runa.
- pellizcame - le dijo a tyler.
- ¿qué? - lo volvió a mirar a los ojos, confundido.
- quiero ver que esta mierda funciona. pellizcame, vamos - le hizo señas con la cabeza y éste levantó su mano hacia su cuello, cogiendo una pequeña zona y apretándola. no tardó mucho en sentir él el dolor.

el pelirrojo sonrió satisfecho. cogió la barbilla de tyler y acercó sus labios hasta los suyos. el castaño, inmóvil, dejó la boca abierta, haciendo que josh metiera su lengua. poco a poco se fue acostumbrando, hasta que el alto cogió su lengua y la sacó para morderla levemente. el gemido que tyler sacó fue bello.

- ¿cuál es tu nombre, pequeño cotilla? - josh seguía con su mano en la barbilla del castaño.
- tyler - lo dijo en un susurro.
- tyler... - susurró el pelirrojo también. - yo me llamo josh - lo miró a los ojos.

ahora sólo le faltaba hacer un plan perfecto. y bueno, un plan b no iría mal tampoco.

🌈

》josh en multimedia.
así me lo imagino yo ;)

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