Capítulo 10

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Desperté fatigada, con el rostro adolorido y pegajoso, y dolor de espalda.
Levanté la mirada para encontrarme con Hayes tiritando, al igual que yo. Jamás creí que Orlando fuera tan frío.
Me levanté torpemente de la cama y observé el celular de Hayes, que indicaba las tres a.m., me acerqué a mis maletas y tomé unos pantalones de pijama y una polera. Me cambié en el baño y me acerqué nuevamente a la cama.
Encendí en calientacamas y comencé a quitarle la polera a Hayes.

-¿Qué pasa? - susurró adormilado cuando le quité la polera.

Jamás creí sentirme tan jodidamente atractiva a un niño menor que yo, pero Hayes es... Hayes. Es incluso más atractivo que su hermano.

Eliminé aquel pensamiento de mi cabeza y y proseguí a quitarle las bermudas.

Una vez que estaba en bóxers, caminé en dirección a su parte del armario y saqué unos shorts de basquetball y una polera blanca. Lo ayudé a ponérsela y lo acomodé en la cama.

Apenas me volví a acostar, el sueño me invadió y me dormí.

.

.

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Al despertar, volví a sentir los brazos de Hayes pegados a mi cuerpo, y en cierto modo eso me hacía sentir protegida.

"No igual a Cam" susurró una vocesita en mi cabeza.

Y era verdad.

Incluso la forma en la que Cam me abraza es diferente. Es más tibia, más protectora.

-¿Despertaste? -preguntó Hayes en un susurró.

-Sí -respondí.

-¿Me contarás que pasó?

Dudé unos segundos y pensé correctamente en qué responder.

-Sólo si prometes no contarle a nadie, ni sobreactuar.

.

.

.

Caminé con Hayes, por delante del grupo.
Hoy iríamos a Six Flags.
Mi celular comenzó a vibrar en mi bolsillo, era una llamada de un número desconocido.
Me extrañé, porque jamás recibo llamadas externas a Beth o Eddie, o alguno de los chicos, Hayes en especial.
Le hice una seña a Hayes de que contestaría y me alejé un poco.

-¿Aló?

-Hola, Emilia...

Su voz, aquella voz tan peculiar y conocida resonó a través del parlante. No recordaba extrañar tanto su voz, ni al español, ni a que me llamaran Emilia.
Mis ojos se cristalizaron instantáneamente.

-¿Emilia? ¿Sigues ahí? -presionó la voz.

-Dios... -susurré- ¿es una broma?

Aquella ronca y ya madura voz rió.

-Te he extrañado a montones, Emi.

-Yo igual, Benjamín. -sollozé- ¡Dios! ¿cómo has estado? ¿Y la universidad? ¿y tu trabajo? ¿y Jessica? ¿y...?

-¿Y tu nueva familia? -inquirió, cortando mis preguntas.

-Son increíbles. -respondí sincera.

-Lo sé. Tu padre me ha dado tu teléfono. Lo he conseguido luego de rogarle mucho a Marta que me lo diera.

-Bésala de mi parte. -reí.

Marta era la mujer a cargo de los adolescentes en el orfanato. Una casi anciana de 59 años que a pesar de esconderse tras una fachada de odio, era realmente amable.

-Lo haré -aseguró- ¿y qué tal todo? ¿dónde estás ahora?

-¿Me creerías si te digo que ésta llamada te costará un ojo de la cara? Estoy en Orlando y ésta llamada es internacional. Será carísima.

-¿Me creerías si te digo que no creo que sea internacional si estoy hablando con una chica que está a tres metros míos, dándome la espalda?

Me giré temerosa de ser engañada. Extrañaba tanto a aquel chico que consideraba mi hermano mayor.

Sentí las lágrimas rodar por mis mejillas cuando descubrí que ahí estaba. Llevaba una polera negra con un estampado blanco "Love is Overrated", unos pantalones caqui y unas DC rojas. Su cabello estaba un poco más oscuro y largo de lo que recordaba, pero seguía siendo mi pelirojo favorito.
Comencé a correr a sus brazos, y apenas me afirmó, me apretó.

-¡Benjamín! -sollozé en su cuello.

-Te extrañé tanto -susurró.

Me bajó lentamente de sus brazos, a lo que me acomodé los shorts que ahora dejaban visibles partes que no deberían.

-¿Ahora te vistes provocativa, usas ropa de marca, y caminas con diez chicos diferentes? -se burló.

Rápidamente me sonrojé.

-Y déjame adivinar. El moreno que se sabe guapo está celoso como el infierno.

Me giré para encontrarme con un Cameron que fulminaba a Benjamín. Si las miradas asesinaran, Benjamín no sobreviría para contarlo.

Tomé a Benjamín de la mano y lo guié en dirección a Eddie y Beth, que nos miraban mitad curiosos, mitad extrañados.

-¡Eddie! éste es... -me cortó antes de seguir.

-Benjamín, un placer finalmente conocerte.

Me impacté al saber que ambos ya se conocían.

-Espero que el viaje haya sido bueno. Intentamos pagar uno de primera clase, pero no habían disponibles. -sonrió Beth estrechando su mano.

¿Ellos habían pagado para traerlo?

Caminé en dirección a ellos y los abracé.

-Gracias por ser los mejores padres.

El amor de mi vida (Cameron Dallas FanFic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora