Primer día de escuela.

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Era Lunes por la mañana y Marian despierta desde las 5 de la mañana o mejor dicho de la madrugada; vaya que esa mujer le gustaba lavantarse demasiado temprano. El punto es que estaba mas emocionada y feliz tal cual tetera a punto de explotar pero en lugar de vapor este sería de alegría, tenia en mente hacer nuevas amistades, aprender un infinidad de cosas nuevas; pero nunca se puso a pensar que tal vez le tocarían maestros pesados que le pondrían el mundo de cabeza o que se podría topar con alguien que cambiara su entorno completamente. Ella estaba enfocada en cosas positivas lo cual no siempre era agradable; Marian espero sobrevivas.

Marian: al fin llegó el gran día, espero llegar a tener nuevas amistades aunque siempre tendre a mi mejor amiga de apoyo -Dijo mientras se colgaba su mochila detras de la espalda.

Madre: Marian no crees que es demasiado temprano para ir si tu entras a la prepa a las 7 de la mañana Por lo menos antes de irte ven a desayunar para que comiences mejor el día. -Su madre decía al servirle un jugo de remolacha que al parecer nunca le daba importancia el que Marian odiaba el jugo de remolacha.

Marian: Esta bien mamá.- Dijo mientras tomaba el jugo y por dentro sentía vomitarse de la asquerosa sensación que  pasaba por su garganta, lo arenoso y el peculiar sabor de esa hortaliza que lograba causar tal repugnancia en Marian, pero no se podía hacer nada debido a que su sacrosanta madre la observaba y si lo vomitaba la haria comerse el  vomito. La Señora Duval le gustaba ser estricta y formar a una hija de bien.

Marian: Lo termine ya me voy porque ya faltan 10 min a las 6 .-Menciono al irse de su casa con rapidez para tomar el autobús y llegar a la preparatoria a tiempo.
Al llegar a la parada de autobuses de la zona ella espero impacientemente mientras caminaba de un lado a otro estresándose y estirándose esos cabellos color naranja ondulados un tanto alborotados con espuma modeladora que hacia que su cabello se mantuviera intacto; los nervios e impaciencia dominaban su ser.
En ese momento de espera intento calmarse así que decidió comenzar lentamente a mover los brazos formando circulos, parecido a  molinos , mientras más se movía de sitio sus brazos aumentaban la velocidad, tal acto parecia que quisiese volar o eso aparentaba la mirada de una viejecilla que barria la calle.
Su estrés por la espera disminuia pero parecia una loca frente a los demas que tambien esperaban el camión.
Las miradas y musitos la rodeaban pero ella continuaba agitando sus brazos rápidamente mientras renegaba por la demora bastante que llevaba el autobús. Su falta de estatura la convertían prácticamente en una hobit en furia lo que hacia que infinidad de ocasiones en la secundaria se rieran de ella ademas de su voluminoso cuerpo, pero nunca bastaron esas risas para hacerla sentir incomóda o con pena de hacer lo que le complaciera y la hiciera feliz a pesar de todo y todos.
Finalmente Marian logró ver a unos cuantos kilómetros el autobús que venia con mucha lentitud y casi a vuelta de rueda, al llegar a la parada para subir pasajeros las puertas lenatamente se abrieron dando un sonido chirriante y molesto.

Marian: Ya era hora.- Dijo al subir al autobus.

A los cuantos pasos de ir subiendo esos pequeños escalones una de sus piernas se atoro e hizo hacerla caer rompiendose el pantalon.

Conductor:Señorita, cuidado no se vaya a caer.- Decia entre risa sarcástica mientras la veia apenarse.

Marian: ¿¡Oh encerio!? ,Si no me dice creame que no me doy cuenta.- Menciono al levantarse y pagarle los 5 del camion.Pasando el asunto de la caida Marian vio que el camion estaba lleno hasta más no poder y ya luego fue soltando un suspiro; camino para tratar de adentrarse más y agarrarse para no volverse a caer.
Durante unos segundos despues el chofer grita "vayanle recorriendo tantito para atras si son tan amables porfavor". Pero que carajo este chofer cree que son sardinas o que piensa.

Marian: Oiga chofer pero si ya no cabe ni un alma.- Decia mientras los demas pasajeros gritaban y chiflaban a chofer para que dejara de hacerse el que la virgen le habla  y ya no subiera más gente.

Anecdotas de MarianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora