Parte 6

702 78 11
                                    


La cabeza le dolía. Por los mil demonios, sentía que podría explotarle. Abrió los ojos y los volvió  cerrar. La intensa luz que golpeó sus retinas le produjo un aumento significativo de sus malestares. Cuando, por fin, pudo abrir los ojos sin sentir la necesidad de destruir el maldito sol, pudo dar una -Pseudo- inspección al lugar. Para darse cuenta de que estaba en un lugar totalmente desconocido. 

Hizo un esfuerzo, ignorando el dolor y el mareo, para recordar lo que había ocurrido la noche anterior. Rememoró cómo había sido arrastrado por sus compañeros detectives hasta un establecimiento, de dudosa apariencia, dónde le permitieron degustar todo lo que se le antojó del menú sin miramientos ni quejas de por medio.

Qué demonios había pasado después?

Con dificultad, se levantó de la cama; perdiendo un poco la fuerza de sus piernas, se tambaleó (casi se arrastró) hacia el baño; dónde no pudo evitar hacerse amigo del inodoro, al que abrazó como si fuera un viejo conocido, mientras dejaba salir su estómago al completo.

-Te ves patético, Jinko-  Claro, tendría que habérselo imaginado; el culpable de todo esto tenía que ser, nada más y nada menos que  ese sujeto.
Quien se retiró, asi sin más, dejándole abochornado, molesto… y con una última visión de su sonrisa ladina.

Tomando uno de los cepillos de dientes (Que se presumian limpios por la envoltura), lavó su boca quitando todo rastro, posible, de su cena y, tal vez, tambien del almuerzo.

Salió, dando un rápido vistazo al lugar en el que se encontraba: Una habitación enorme de estilo oriental, el tatami tenía unos cuantos desperfectos típicos del tiempo, así como las marcas de humedad sobre la madera que bordeaba la puerta corrediza que llevaba, sin duda, hacia un espacio común. Todo tan similar a su habitual dormitorio que, por un momento, espero la entrada de Kyouka con el desayuno. Pero, el futón, del cual se había levantado, no era de un color uniforme e, incluso, tenía varias marcas y pequeñas manchas, que delataban su gran uso y el paso del tiempo.  Salió de la habitación, entrando directamente a lo que podría considerarse la sala de estar.

Sobre la mesa, típica  para no desentonar, una variedad de alimentos se observaban deliciosos. Lo que le permitió darse cuenta de lo hambriento que se encontraba, pues había dejado vacío su sistema digestivo en el baño, hacia solo unos momentos.

Sentado y degustando un plato, cuyo contenido lucía bastante desabrido, Akutagawa lo esperaba.

Se sentó en silencio.

Durante un tiempo solo se escuchó el golpeteo de los palillos contra los tazones, los sonidos típicos de dos personas comiendo y el sonido del viento golpeando el tejado como fondo.

-Cómo te sientes?-  pregunto el pelinegro, una vez que terminaron sus respectivos alimentos.

El felino lo fulminó con la mirada antes de responder

-Como si me hubiera arrollado un camión-

-Me sorprende, el efecto tendría que haberte dejado tumbado durante dos horas más… Debo alegrarme por el metabolismo tan rápido del tigre-

- Me drogaste?!!- exclamó, sorprendiendose a sí mismo por haber controlado su tono de voz, que salió como un susurro.

- Eso es bastante evidente- respondió sin una pizca de vergüenza en su voz.

Atsushi no sabía cómo resistía el impulso de lanzarsele encima y molerlo a golpes.

-Porque?- atino a preguntar, con la mirada clavada en la madera de la mesa.

- Estaba preocupado-  Acaso había escuchado bien? Akutagawa Ryunosuke estaba preocupado? Porqué?- Has estado sufriendo desmayos desde hace unas semanas no es cierto?-

Levantó la mirada, tan de golpe que (estaba seguro) que escuchó un crack proveniente de su cuello.

-Cómo…? - articulo, abochornado. Si bien, era cierto que había estado sufriendo fatiga y más de una vez había terminado viendo negro durante su trabajo, había logrado esconderlo del alto pelinegro… o al menos eso creía.

- Dazai-san se lo comentó a Chuuya, yo solo lo escuché de pasada-

Agachó la cabeza, abochornado y temeroso. - Porque no me lo dijiste?-

-No lo pensé..  tu… has estado muy ocupado… yo, no… No quería molestar-

Siempre, toda su vida había vivido con la creencia de que era una molestia… No quería serlo de nuevo.

Akutagawa suspiro.

Mentiría si dijera que no estaba molesto. Pero, mentiría también si dijera que no estaba preocupado.

A pesar de llevar cerca de un año en una relación, sabía que aún había límites que ninguno de los dos había permitido cruzar.

Entre los suyos: El vivir juntos

Entre los de Atsushi: Revelar su relación a sus compañeros y permitirle preocuparse por él.

Atsushi evitaba mirarle, temeroso. No lo soportaba. Estiró la mano y tomó la mano del contrario atrayendolo para besar sus nudillos con dulzura.

-Es pronto para dejar que me preocupe por ti?-

-No… yo…-

- Aunque no me lo digas… Me preocupare-

-Perdón- susurró, totalmente desarmado ante el tono suplicante y dolido -Te veía tan poco y tan ocupado que… no quise molestar con eso-

Akutagawa, tan controlado siempre, se vio superado ante el dolor y la tristeza en la mirada ajena.

Se acercó al albino y, acunando su rostro entre sus manos, lo besó. Lenta y dulcemente, ignorando las sensaciones que se arremolinaban en su interior.

Se miraron a los ojos.

Y una sonrisa apareció en el rostro de Atsushi. Esa sonrisa que Akutagawa extrañaba tanto, esa que veía cada vez que cerraba sus párpados en la soledad de su desolada habitación. Esa sonrisa que le invitaba a besarle con más intensidad y arrastrarlo hasta la cama.

Esa sonrisa que le permitía cada noche sumergirse en un mundo de descanso sin sueños.

Volvió a besarlo, con mayor intensidad y pasión.

-Perdón-

-Ya te has disculpado lo suficiente- rezongo contra sus labios antes de volver a unirlos.  

Afuera, el viento soplaba arrastrando a su paso los pétalos de Sakura que comenzaban a brotar. Anunciando, lentamente, la presencia de una nueva época.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 17, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

¿Esto es estar enamorado?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora