Parte 1

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Sus pulmones buscaban con anhelo un poco de oxígeno, aunque una vocecilla en lo profundo de su mente aseguraba que no sería una mala manera de morir.

La escasa iluminación no le permitía verle el rostro a su atacante, pero sentía su sonrisa y los pequeños espasmos que la risa le ocasiona.

Rechino los dientes, molesto.

Lo estaba retando.

Mordió sus labios en un intento por callar, no le daría el gusto a aquel mafioso sádico de verlo vulnerable: ¡Eso jamás!

Una nuevo dolor le recorrió el cuerpo de los pies a la punta de sus cabellos. Y, esta vez, no fue capaz de reprimir un grito que desgarró su garganta.

-Mal...dito- susurró una vez que el dolor le dejó abrir la boca sin soltar un gemido.

Sintió aquella sonrisa contra su hombro, sintió el ligero aire que expiró con ella y sus manos no pudieron más que agarrar aquella tela que cubría el piso y aferrarse a ella como un náufrago a una tabla de madera.

xXx

En la agencia todo transcurría con normalidad...

Con toda la normalidad que aquel lugar podría tener.

El ruido igual al de cualquier otro día pero para Nakajima Atsushi, el novato, en la sala solo se oía el incesante golpeteo que los dedos causaban sobre su propio ordenador.

Ignorando todo a su alrededor, se había puesto el firme propósito de mantenerse concentrado; mientras trataba de no quedarse dormido sobre el escritorio.

-¡Atsushi-kuuuun!!- Gritó en su oído Dazai, su autonombrado "mentor", alargando tanto la última sílaba que podría jurar que sus pulmones protestaron.

-¿Qué ocurre, Dazai-san?- respondió, bastante sorprendido, pero agradeciendo (internamente) la repentina interrupción al remolino de sus pensamientos.

-Llevo 20 minutos llamándote... - Se quejó, exagerando como siempre.

-Espero que hayas terminado el informe que te pedi ayer, mocoso- habló el rubio idealista, Kunikida Doppo, que venía siendo algo así como su superior.

-Estoy trabajando en ello, Kunikida-san- respondió cansado regresando la vista hacia el ordenador

-Pero si no llevas ni la mitad, Atsushi-kun- reveló el pelinegro mayor, burlón como de costumbre.

- E-eso no es cierto- trato de defenderse el peliblanco, aunque era muy obvio que solo había logrado escribir un mísero párrafo en toda la mañana.

-Si no te conociera, Atsushi-kun, diría que estas enamorado-volvió a atacar Dazai, divertido como siempre de las reacciones exageradas del menor.

-¿-Po-porque... dice eso?- respondió, desviando la mirada aparentando estar concentrado en su trabajo- Solo estoy cansado-

-mmm- Osamu Dazai no era una persona reconocida por su discreción ni por dejar a la gente en paz cuando algo pica su curiosidad. Sin embargo, analizándolo como el gran detective que él es, Atsushi no podría tener una relación con nadie.

No estaba diciendo que no despertaria el interes de nadie, el chico era simple pero nadie podía negar su atractivo pero, de un tiempo a la fecha, Atsushi no hacía otra cosa que trabajar. Y no como si fuera un obsesivo con ello, simplemente era un joven que buscaba ayudar y progresar.

A su manera.

Por si mismo.

Osea que, a menos que estuviera saliendo con algún miembro de la Agencia (lo cual, por sus investigaciones, no era el caso), Atsushi-kun estaba tan soltero como el resto.

¿Esto es estar enamorado?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora