Capítulo único

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A mis 19 años de edad mis padres me dieron dos elecciones: Quedarme a estudiar en Seúl o irme a una universidad fuera del país; mis padres estaban cansados de escucharme hablar de como era un gasto de dinero estudiar medicina en Corea del sur y que sería mucho mejor irme a una universidad de prestigio —desde niño vengo investigando demasiadas universidades y las extranjeras me hacían tener expectativas altas— como las eran en Estados Unidos. Me sentí apoyado al escuchar que me daban la posibilidad de irme, hasta que siguieron abriendo la boca: "pero solo tendrás nuestra ayuda un año. Tendrás que conseguir quien te arriende un piso, trabajar y probablemente conseguir una beca. Y debo ser sincero, al ver la pícara sonrisa de mi padre hirió mi orgullo y acepté casi sin pensarlo. En el aeropuerto aún recuerdo como mi madre lloraba en el brazo de mi padre mientras les gritaba "I hope you die soon, you old piece of trash. Bye-bye*", mientras ondeaba mi mano y le daba una cariñosa sonrisa y lanzaba besos fantasmas. Que suerte que mis padres nos sepan nada de inglés aun siendo unos plutócratas. Con mis pelotas bien puestas y el orgullo completo en el pecho me subí a ese avión ansiando mi sueño americano. ¡Tal vez al llegar pueda comprar mi propio automóvil! Fue una pena que al llegar a Illinois me enterara que debes ser mayor de 21. La universidad de Chicago fue mi opción para estudiar, ya que la única persona de toda la lista de intercambio — parecía la más confiable— y que sabía hablar tanto coreano como inglés era un chico 5 años mayor que yo llamado Kim Ryeowook, un astrónomo, se graduó rápido de la universidad, no reconocido mundialmente pero sí muy respetado en el Yerkes Observatory y cotizado en otros lugares del mundo como lo era en Chile. Prácticamente me estaba quedando con un genio que si escribiera novelas de lo que descubría y diera a mostrar su rostro —el cual aún no veía pero iba a sorprenderme en un futuro— sería un puto ídolo coreano. Pero de eso hablaremos después. Cuando supe que el señor Kim Ryeowook me odiaba fue en nuestra primera conversación: Llegué a su departamento, el cual me parecía algo decepcionante pensando en un hombre trabajando en una carrera científica, él siendo tan inteligente como todos dicen. Toqué la puerta y vacilé un poco, ¿Cómo debería hablarle? ¿Coreano o inglés? Un chico pequeño abrió la puerta y mi cerebro al instante reconoció al pequeño como un hijo o un sobrino. Pero él había asegurado que vivía solo.

[*:Espero que mueran pronto, Pedazos viejos de basura. Adiós]

—¿Eres Cho Kyuhyun? —habló en inglés.

—Sí, eh... ¿Está tu padre? —me cerró la puerta tan fuerte que hizo que mis cabellos se desordenaran— ¡Mocoso!

Nadie contestó a mis llamados luego de 30 minutos y decidí llamar al doctor Kim. Escuché el tono de llamada desde el otro lado de la puerta y el chico que me abrió antes contestó al llamado mientras abría la puerta. Cortó la llamada y yo casi que me parto en dos la cabeza al lanzarme al suelo a pedirle disculpas mientras aguantaba la risa en lo más adentro mío.

—¡¿Qué es tan gracioso, mocoso?!

Luego de una larga disculpa el doctor me dejó pasar a su apartamento: sorprendentemente estaba muy bien cuidado para alguien quien probablemente no tenía mucho tiempo en casa. El ambiente me recordaba a esa canción "The emperor's new clothes", porque parecía que Kim Ryeowook viviera como un rey. Me contó que solía tener su oficina en la habitación que me dejó a mí y que su oficina se mudó más cerca del observatorio. Me contó sobre la renta de la habitación y unas cuantas reglas como: solo puedes hablar en inglés, así mejorará tu fluidez; no puedes traer ninguna pareja al departamento, para eso hay moteles; No puedes entrar a mi habitación por ninguna causa, sea de vida o muerte; No pierdas por nada del mundo la llave; Y, preferiría que no vengas a casa los día de trabajo en los que no estoy. Esta última me parecía muy sospechosa, pero con el tiempo me di cuenta de que tenía su razón:

Fin del mundo - KyuWook [One-Shot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora