Ya en casa, ¡menos mal! Nunca he ansiado tanto llegar a casa como ahora, en serio.
No se me había hecho el tiempo tan eterno como estos días. Ya me tramaba algo, pero no pensé que fuera verdad. En fin, la guarra de la rubia me ha abierto los ojos al fin.
Luke no era, y digo era porque para mí ya no existe, como los demás, o eso pensaba yo. Me pasaba la vida defendiéndolo de las acusaciones de mis amigos, es más, me he dejado de hablar con unos cuantos por su culpa, y me siento verdaderamente jodida.
-- Que no mamá, que estoy bien -- Silencio -- Sí mamá. No, de verdad -- Silencio -- Vale, luego te veo. Te quiero -- y colgué. Mi madre se ponía realmente pesada algunas veces. Eso de que me independice no lo lleva bien, se lo noto, sí sí.
Entre ayer y hoy me he dedicado a quitar cada foto en la que salgo con Luke. No quería tener nada que ver con ese pichafloja. También he borrado su número de contactos y tirado todas sus cartas. Luke y yo llevábamos dos años y medio, y se había venido a vivir a mi casa.
Estaba en mi habitación, sacando la ropa de Luke y metiéndola en una caja para dársela a la gente necesitada cuando sonó el timbre. Al vivir en un ático bastante amplio, tenía que atravesar varias estancias de la casa hasta llegar a la puerta y seguían insistiendo.
-- ¡Que ya voy, joder! -- Grité molesta. Sí, muchas veces podía parecer de lo más borde con la gente.
Abrí la puerta y vi al insoportable de Luke.
-- Ya veo que sigues igual que hace dos días -- Sonrió él apoyado en el marco de la puerta.
-- ¿Qué coño haces aquí? -- Inquirí molesta al verlo -- ¿Por qué no te vas con la rubia del otro día y desapareces? -- Le sugerí con la sonrisa más falsa que pude ofrecerle.
-- Porque te quiero, y no quiero perderte -- Dijo un ahora más serio Luke -- Sé que la he cagado -- Musitó.
-- O mejor, ¿por qué no te mueres? -- Y volví a sonreír falsamente intentando hacerme la dura.
Luke suspiró y se puso firme frente a mí.
-- No me voy a ir de aquí hasta que no me des una oportunidad de demostrarte que sólo te quiero a ti -- Concluyó con una sonrisa. Parecía verdadera y por un momento pensé en dársela, pero luego se me vino a la cabeza la imagen con esa guarra y recapacité.
-- Anda, pasa -- Rodé los ojos dejando paso a Luke. Me arrepentí al segundo de dejarlo pasar.
-- Veo que me echabas de menos -- Sonrió cómplice.
-- Pues no, la verdad -- Me senté en el sofá e instantáneamente mi móvil sonó. Lo cogí y sonreí al ver que era un mensaje de Peter.
-- ¿Qué pasa? -- Se dio cuenta de mi gesto y empezó a incomodarse.
-- Nada, un amigo que conocí en el aeropuerto. Un chico muy guapo. -- Escupí sin pudor haciendo que Luke me fulminara con la mirada.
-- ¿Más que yo? -- Insinuó con una sonrisa ladeada.
-- Sí. -- Solté -- Muchísimo más que tú. -- Contraataqué.
-- Ts, no creo -- Él y su narcisismo -- Ya le gustaría a él haberte hecho lo que yo -- Dijo.
-- El qué, ¿dejarme tirada? -- Escupí -- O no, ¿ponerme los cuernos? -- Me estaba poniendo furiosa.
-- Sí, sí. Sabes muy bien de lo que hablo -- Insinuó con media sonrisa.
-- Luke, vete a la mierda -- Rodé los ojos y me levanté. Noté que Luke me seguía con la mirada -- ¡¿Me estás mirando el culo?! -- Inquirí.
-- Que, ¿qué? -- Dijo él ladeando la cabeza -- Ni de coña -- Insistió.
-- Sí, sí. ¡Me estabas mirando el culo! -- Este reía según lo decía. A lo mejor estaba dramatizando, pero que me mire el culo...
-- No te emociones guapa -- Dijo él mirando hacia otro lado -- Ya te gustaría que estos ojos miraran a ese culo -- Dijo.
-- Pero vamos a ver -- Dije histérica -- ¿No venías a reconquistarme o qué? -- Pregunté poniendo las manos en la cadera.
Luke asintió y yo arqueé las cejas. Este chico sabe como sacarme de quicio, aunque también sabe como volverme loca.
-----
Ya después de un par de horas desde que Luke se fue, estuve hablando con Peter, es verdaderamente enigmático y me gusta. Me gusta porque no sé con lo que puedo encontrarme y eso me pone. Estoy tan metida en mis pensamientos que no me doy cuenta de que están llamando al timbre a lo que me levanto y acudo inmediatamente.
-- ¡Sam! -- Dice Peter abriendo los brazos para darme un abrazo.
-- ¡Peter! -- Sonrío aceptando su abrazo -- ¿Cómo me has encontrado? -- Digo permitiendole entrar.
-- Bueno pues... -- Para metiéndose la mano en el bolsillo trasero de su vaquero -- Esto es tuyo -- Y me da la tarjeta de identificación de la maleta. Yo hago una mueca de sorpresa e inmediatamente se lo agradezco.
-- ¡Dios mío! Cuanto me alegro de que la hayas encontrado tú -- Musito haciendo reír a Peter, y yo ahogo una pequeña sonrisa. Su maldita sonrisa.
*
Miro al reloj y veo que son las ocho de la tarde y Peter sigue aquí. Después de darme la tarjeta le ofrecí quedarse y conocernos un poco más a lo que este aceptó.
-- Me encanta tu casa -- Objeta una vez más echando un último repaso a mi amplio ático, a lo que yo sonrío.
-- Muchísimas gracias, Peter -- Digo sonriendole.
-- Espero verte pronto, ya sé dónde vives así que no podrás escapar -- Bromeó. Sonreí y le di dos besos, le acompañé a la puerta y se fue dejando el rastro de su aroma.
ESTÁS LEYENDO
No sabes lo que tienes, hasta que lo pierdes.
RomanceEntré enfadada en mi habitación, gracias a lo que he visto, me ha quedado más claro de que mi ahora ex novio, se dedicaba a echar polvos a diestro y siniestro. ¡Espera, Sam! Esas fueron las últimas palabras que salieron de la boca rastrera de Luke a...