Estaba llegando al aeropuerto para embarcar en mi avión y dejar atrás al gilipollas de mi ex. Tanto tiempo para que luego a la mínima de cambio aparezca una rubia de 1'70 y se la folle como si le fuera la vida en ello, en mi cara, si es que todos los tíos son completamente iguales, t o d o s.
Estaba esperando en la cola para embarcar mi equipaje cuando un chico de mediana edad, más o menos la misma que yo se abalanzó sobre mí haciendo que mi maleta cayera al suelo y mi ropa se desparramara por el suelo.
-- Ay, ¡perdona! -- Lamentó él agachandose para ayudarme a recoger la ropa tirada.
-- No pasa nada -- le regalé una sonrisa un poco falsa y molesta. Gilipollas, pensé para mis adentros.
-- Es que estaba despistado buscando mi compañía que... -- Sonrió al ver que había cogido mi ropa interior y me ruboricé quedándome ensimismada con esa bella sonrisa.
-- Eh... No pasa nada -- Desvíe nerviosa la mirada -- ¿Cuál es tu compañía? -- Intenté disimular cambiando completamente de tema poniendo mi equipaje de nuevo en orden.
-- Air Europa -- y sonrió. Dios mío de mi vida, ¿de dónde sale esa sonrisa? ¡Ni el mismísimo Vitaldent consigue hacerla!
-- ¡Qué coincidencia! Yo también voy con Air Europa, si quieres puedes ponerte conmigo en la cola así no tienes que esperar tanta cola -- Insinué mirando la cola que tenía detrás. Casi era mi turno así que el joven aceptó -- Por cierto, me llamo Sam -- Le sonreí y él me sonrió de vuelta.
-- Yo Peter, encantado -- Dijo él dándome dos besos, y después sonrió. Otra vez. Dios mío de mi vida, ¿quiere que muera o algo parecido?
-- Bueno, parece ser que nos toca -- Dije dándole mi DNI y mi pasaje a la azafata de Air Europa.
Peter asintió y repitió lo mismo que había hecho segundos antes. Dejamos nuestro equipaje y nos fuimos a sentar para esperar nuestro vuelo que salía en diez minutos.
-- Bueno, ¿y de dónde eres? -- Me preguntó muy interesado con la sonrisa de antes. Oh dios.
-- De Madrid, estoy aquí en Manhattan de paso, osea de vacaciones -- Sonreí incrédula -- Con mi ahora ex novio -- Y miré al suelo con cierta tristeza.
-- Oh... ¡Qué tragedia! -- mintió -- ¡Yo también soy de Madrid! -- sonreí al saberlo y él me secundó.
-- Tranquilo, si me da igual, vengo sin nada y me voy con cuernos de vuelta -- Reí solo de pensar lo que había dicho. Peter también se rió.
-- Pues qué cabrón -- Rápidamente le miré frunciendo el ceño y al darse cuenta de lo que había dicho sin pensar, miró al suelo -- Me refiero a que con lo guapa que eres... Yo no te pondría los cuernos... -- Con esas palabras hizo que sonriera y le di un beso en la mejilla. Ahora era él el que me miraba frunciendo el ceño.
-- Perdón -- Dije rápidamente -- No tenía que haberlo hecho... -- musité. Y Peter no le dio más importancia.
«Pasajeros del avión T2386 con destino a Madrid, embarquen por la puerta de salida 3. Muchas gracias y buen viaje.»
-Bueno, vámonos -- Me levanté con mucha ímpetu y esperé a que Peter hiciera lo mismo, una vez en pie pusimos rumbo a la puerta de salida 3.
*
Estábamos ya de camino en el avión y justamente coincidió que nos tocaban los asientos juntos. ¿Casualidad? Muchísima.
-- Así que, estudiando el primer año de Psicología -- le conté que estaba estudiando Psicología y se vino arriba, le ha gustado más de lo que yo me creía. Yo asentí con una sonrisa en mi cara -- Pues yo estoy estudiando Criminología, el arte de inspeccionar los cuerpos sin vida me encantan -- Se le veía en su salsa cuando hablaba de eso.
-- ¡Qué guay! A mí me gusta CSI y todo eso, pero yo para eso soy muy... -- Me dio un escalofrío y Peter se dio cuenta. Se rió ante mi gesto y yo le respondí con media sonrisa.
-
Los dos charlábamos alegremente, como si fuéramos dos marujas que nos conocíamos de toda la vida aunque sólo nos conocíamos de un par de horas. Me ha contado que tiene una hermana más mayor que se llama Emily y un hermano más pequeño que se llama James.
-- ¡Espero que me llames, eh! -- Bromeé mientras hablábamos. Me acaba de dar su número y yo le di el mío, para enviarnos mensajes y eso -- Yo tengo un hermano más pequeño, 15 exactamente, y se llama Luke. Me estremecí al decir Luke, ya que me acordé de mi ex, maldito gilipollas.
-- A lo mejor se conocen y todo -- Sonrió. ¿Se podrían conocer? No. No creo. ¡Demasiada casualidad!
-- Por favor, ¡para de hacer eso! -- Solté sin pensarlo. Me miró frunciendo el ceño y yo me puse muy nerviosa -- Señor, por favor, ¡para de hacer eso! Me está molestando con tanta patada -- Repetí ahora mirando al señor que ocupaba el asiento de atrás intentando disimular mi metedura de pata. Más tonta y no nazco.
-- Esta gente de hoy en día -- Bromeó Peter -- A mí con suerte no me han dado ninguna -- Y sonrió.
Las azafatas iban advirtiendo a los demás pasajeros de que íbamos a descender para coger pista y aterrizar.
-- Creo que nos tenemos que poner los cintures de seguridad -- Advertí a Peter, y él asintió -- Oh, parece que el mío se ha atascado -- lamenté tirando de él, pero nada, no podía sacarlo. Peter se quitó el suyo y se abalanzó sobre mí para intentar desatascar el cinturón, y lo consiguió. Lo tenía a milímetros de mi cara y mi respiración estaba bastante agitada.
Conseguimos bajar con éxito y cada uno fue a recoger su respectivo equipaje. Me despedí de él con dos besos y cada uno se fue por su lado. ¿Sería la última vez que lo volvería a ver?
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Chiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiicas, ya comencé la próxima novela. NO tiene nada que ver con la de los gemelos, pero aún así espero que la leáis. Me harías muy feliz comentando qué os parece, para ver si tengo que cambiar algo o no.
También comentando y votando como siempre.
Besiiiiitos, Cristu :-).
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No sabes lo que tienes, hasta que lo pierdes.
RomanceEntré enfadada en mi habitación, gracias a lo que he visto, me ha quedado más claro de que mi ahora ex novio, se dedicaba a echar polvos a diestro y siniestro. ¡Espera, Sam! Esas fueron las últimas palabras que salieron de la boca rastrera de Luke a...