Blooming Days ➳ [Terminado]

1.- Monday Blues

*Nuevo proyecto. :'v

Las mañanas para KyungSoo eran realmente agotadoras.

En primer lugar, porque era muy perezoso para despertarse a las cinco de la madrugada y así alistarse para irse a su secundaria que se encontraba a las afueras de la ciudad.

A esa hora de la mañana el cielo aún seguía oscuro, corría un viento friolento que lo hacía querer refugiarse debajo de sus colchas de manera eterna y para resaltar el hecho que debía de asearse con agua extremadamente fría a tal punto de que el sueño se le iba en menos de un segundo.

KyungSoo en verdad odiaba las mañanas.

Ese día era peor aún, ya que era lunes.

¡LUNES! – Sollozó internamente, recordando que día era apenas su despertador sonó estridentemente. KyungSoo se removió debajo de las sábanas con mal humor al darse cuenta que el fin de semana ya había terminado.

Los lunes era el peor de los días, según su opinión.

O mejor dicho la opinión de la gran mayoría, ya que veía a más diez personas caminar por las calles en estado zombi hasta su centro de labores.

Después de un fin de semana relajado, donde desde el viernes por la tarde podía olvidar el dichoso uniforme que vestía diariamente junto con sus obligaciones escolares y los profesores que lo tenían hastiado.

El sábado dormía un poco más, al punto de despertarse a las siete de la mañana. No podía seguir durmiendo porque 'la voz suave y relajante' lo despertaba como todos los días.

-¡No porque sea sábado vas a estar tirado todo el día, Do KyungSoo! ¡Ya despiértate y ayúdame hacer los quehaceres!

Sí, definitivamente una suave y relajante voz que acompañaba la típica frase de su madre cada fin de semana.

Se sentó en su cama con toda la pereza del mundo, aún con las sábanas enredadas en sus piernas, mientras se restregaba la cara y así alejar un poco el sueño de su pequeño ser.

Al parase de su cama se tambaleó un poco lanzando un gran bostezo, al punto de ver sus órganos vitales. Se colocó sus sandalias a tientas de diferente pie dirigiéndose a su escritorio donde recogió sus lentes de pasta gruesa y así colocárselos.

-¡Espero que ya estés despierto, KyungSoo! – Y ahí está la suave voz de su madre, pensó KyungSoo. – ¡No me obligues a ir a despertarte!

KyungSoo no sabía cómo su hermosa madre tenía esa capacidad de levantarse a tan tempranas horas. Tenía esa gran habilidad que desde luego él no había heredado, ya que si por él fuera lo sacaban con un tractor de su cama.

-¡Ya estoy despierto, mamá! –Devolvió el gritó, porque si no lo hacía sabía muy bien que su madre iría con una jarra de agua fría.

-¡Ya dejen de gritar! ¡Despertarán a todo el pueblo! –Y ahí estaba la voz de su padre haciendo notar su presencia y autoridad. Que en opinión de KyungSoo, él ya había perdido las riendas de esa familia y que su madre era la que dirigía el barco.

-¡Tú deja de gritar y apúrate! ¡El desayuno se enfría! –Respondió su madre desde la cocina con la voz irritada.

-¡Sí, amor! –Expresó su progenitor de manera cariñosa.