Capítulo 2 - El molesto oxigenado.

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Para cuando desperté ya eran las 9 de la noche. "¡Joder, los deberes!", tomé mi maleta tirando todos los cuadernos sobre mi cama, intentando buscar los apuntes para pasarlos a sus respectivos cuadernos. Debo recordar no volver a quedarme dormido de nuevo.

Pasé una larga noche en vela, aproximadamente hasta las 3 am, luego de eso no recordé más, excepto a Charles gritándome para despertar. Y seguí la misma rutina de siempre, me duché, vestí y caminé hacia el auto ya estacionado como si fuera un zombie. Si me veía en un espejo apuesto a que estaría horrible, asumiré que tengo unas grandes ojeras. Quedé dormido en el respaldar del asiento del auto, babeando.

-Aoi... ¿Podrías despertar? - Oí al pelinegro susurrando a mi oído, desperté involuntariamente cual robot directo a las puertas de la escuela.

Hice caso omiso a los miles de gritos y chillidos de las escandalosas chicas. ¡Me duele la jodida cabeza!. La verdad era que no quería hablar con nadie, sólo quiero una cómoda cama y suave almohada en la que pueda dormir.

¿Y si finjo estar enfermo y voy a la enfermería? Es una gran idea, ¡Aoi eres un genio! No dudaría jamás de mi inteligencia superior, simples y ridículos humanos. Fui a paso veloz a la enfermería, ignorando uno que otro saludo. No había ni una sola alma, mejor para mí. Me eché en una de las camillas y cerré los ojos cayendo en un cálido y profundo sueño.

¿Profesor Miyano? ¿P-por qué está tocándome y se siente condenadamente bien? No puedo creer que esté haciendo este tipo de cosas con el profesor y mucho menos en la enfermería. Sentí su miembro duro en mi interior, embistiéndome sin compasión, yo... yo tan sólo gemía sin parar. Mi cuerpo y corazón laten a mil por hora. Siento vibrar cada parte de mí... A decir verdad yo nunca lo he hecho con un hombre, eso quiere decir que... ¿él es mi primera vez?. Me retorcí un par de veces debajo de él...

-Oye idiota, despierta de una maldita vez - Esperen... ¿esa no es la voz del gángster? ¿Qué mierdas hace él en MI sueño?

Lentamente abro los ojos, con mucho esfuerzo porque la luz que se filtra daña mi visión. ¿Todo fue un simple sueño?. Despierto de golpe, sentándome sobre la camilla.

-Vaya... sí que has tenido un largo y placentero sueño - Oí que decía el rubio mirando mi parte baja. Involuntariamente bajé la vista en la misma dirección del otro. Maldita sea, maldita sea, ¡maldita sea!. Tapé instintivamente mi erección, bajando la miranda completamente avergonzado. Estoy más que seguro que el imbécil se burlará de mí. Y así lo hizo. Comenzó a reír como un loco, un loco desquiciado.

-Vamos, búrlate todo lo que puedas, que no va a durarte mucho la risa. - Amenacé, mirándolo con una cara de pocos amigos.

-¿Qué es lo que me harás? Sólo eres un simple niño engreído, consentido de papá. No matarías ni a una mosca.

-¿Eso es lo que crees? - Bien, me había hecho enojar y había roto mi orgullo. Me lancé hacia el imbécil y le di un par de golpes en su maldita cabeza. - ¡Ojalá tus pocas neuronas desaparezcan y mueras! ¡Además, no te metas en mi vida! ¡LÁRGATE!

-Venga niñato, no estoy para soportar tus ridículos juegos- Soltó y tomándome de la muñeca fuertemente, tirándome contra la camilla- Si estoy aquí es porque el molesto profesor me ha pedido de que dejes de jugar a la Bella Durmiente y despertaras de una jodida vez.

-Pues no necesito recaderos, ni mucho menos tú, ¡oxigenado! - Le grité y me envolví en las mantas hábilmente, disponiéndome a dormir nuevamente.

No oí nada. Nada de nada. Supongo que se ha ido, ¿no?. Eso fue lo que pensé hasta que sentí que me quitaban mi hermosa coraza.

¿Cuándo fue que me enamoré? (Yaoi/Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora