Llamada del Deber

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Mientras seguían estallando los aplausos de la multitud que se encontraba reunida en el lugar, la Comandante Celestia regresó a su habitación privada, y a la semana siguiente, se fue a la sala de guerra para hablar con su hermana y los demás generales sublevados. Su hermana estaba vacilante todos los días, cada vez más cansada de la ocupación soviética. Ella había tratado de encontrar una forma de recurrir al diálogo para restaurar la paz con los demás países comunistas y pedir la retirada pacífica de las tropas de ocupación, pero ahora, Luna se dio cuenta de que el diálogo ya no era una opción. Mientras los días transcurrían, la gran mayoría de las noticias provenientes de los campos de batalla llegaban con las desalentadoras afirmaciones de que los rusos y sus colaboracionistas habían ganado casi todas batallas, mientras que los sublevados casi no habían ganado ninguna.

- ¡Comandante Celestia! Estábamos por comenzar la reunión. - anunció el General Ben Carville cuando ella entró en la sala de guerra.

- Bien. Entonces, ¿cuál es nuestra situación actual? - preguntó Celestia con una mirada glacial.

- Lamentablemente no tenemos buenas noticias. - declaró el Capitán Shining Armor con tristeza y en silla de ruedas - Me temo que hemos estado perdiendo terreno durante las últimas horas. La fuerzas gubernamentales y las fuerzas de ocupación han respondido a nuestra declaración de guerra, atacando sin piedad a nuestras fuerzas de la libertad. Podemos llegar a un punto muerto si no actuamos de inmediato. - Shining comienza a ser llevado por Cadence a las puertas de la sala de guerra. 

- Bien. Quiero que llamen a todas nuestras unidades para ir a la guerra; debemos ganar a toda costa. - dijo Celestia con dureza en su voz - No podemos tener a nuestro pueblo afuera, pensando que estamos perdiendo la guerra. Lucharemos hasta nuestras últimas consecuencias, envíen a todo nuestro arsenal y a todas nuestras tropas al campo de batalla. Preferimos mil veces morir por nuestro país antes de admitir la derrota. - 

- ¡Hermana, tal vez deberíamos tratar de encontrar una conclusión pacífica para esta guerra sin sentido! - declaró la Comanante Luna de manera cautelosa.

- ¡No! - contestó Celestia estallada en ira - ¡No negociaré con esos malditos rusos; ellos son la peor escoria de la Tierra!

Luna suspiró. Desde que estalló la guerra, su hermana se había vuelto cada vez más distante y obstinada. Parecía que su opinión ya no tenía casi ningún valor, pues prácticamente ya no tenía nada que decir en su propia casa y con su propia gente. Todo lo que ella quería era hacer las paces con los rusos y pedirle a su hermana que favoreciera una transición pacífica en la esfera política norteamericana.

También hubo preocupaciones dentro de la población civil en la zona sublevada, la cual se vio seriamente afectada por las avanzadas de los revolucionarios comunistas. Varios movimientos habían comenzado a movilizarse dentro del territorio sublevado, con el objetivo de eliminar al gobierno sublevado y restablecer el orden comunista en la zona. Entre ellos se encontraban el Movimiento por la Integración de América del Norte, el Frente de Liberación Estadounidense y el Partido Comunista de los Estados Unidos. El tercero fue el más problemático: recurriendo a los agricultores y trabajadores de las fábricas de las zonas limítrofes de la región sublevada, alentaban el desafío al gobierno sublevado "corrupto" que se estaba estableciendo actualmente. Este último grupo, integrado por una nueva generación de estadounidenses adoctrinados por las ideas del comunismo, fueron la clave para sostener una guerra de cualquier tipo contra los sublevados, y podrían significar un desastre si dejan a un lado la moderación que los caracteriza.

Luna había tenido anteriormente varias reuniones con el Presidente Estadounidense y Secretario General del Partido Comunista Estadounidense, Peter Bradford, para tratar de negociar soluciones más pacíficas para resolver el conflicto ocasionado por la ocupación soviética. Desafortunadamente, el compromiso había sido difícil, debido a que su hermana y los demás líderes sublevados tenían la última palabra en todas las negociaciones, así como también a la negativa del Camarada Jackpot de favorecer un ambiente en el que la población estadounidense pudiera participar en la toma de decisiones. A Luna le preocupaba que la paciencia del Líder Comunista de EUA se estuviera agotando, y solo era cuestión de horas para que éste último ordenara una movilización masiva de las fuerzas armadas colaboracionistas, las UNSSU y las milicias formadas por adoctrinados para sofocar a los rebeldes.

Equestria Girls: Red AlertDonde viven las historias. Descúbrelo ahora