Preludio de la tormenta

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[24/01/18, Invierno, Córdoba]...

El frío atravesaba mi piel como potentes cuchillas, pero no podía permanecer inmóvil en aquel lugar.

Ese día de invierno, me encontraba caminando solo por la calle, deslizándome entre los pasajes mientras el viento amenazaba con golpearme.
Me dirigía a casa de Fran, que aunque cercana a la mía, en esta época del año no resultaba fácil llegar.
Allí esperarían mi llegada también el Kabesa y Salo, impacientes por verme. Decidimos quedarnos a dormir con Fran aprovechando que tendría la casa sola esa noche, para poder beber cuanto queramos.

Cuando dirigí la mirada a la siguiente calle, me di cuenta de que estaba tan ensimismado en mis pensamientos que no me había dado cuenta de que ya había llegado.

Toqué el porterillo y este respondió al instante, abriéndome el portal.
Justo cuando iba a tocar el timbre, la puerta se abrió, dejándome ver a un Fran semidesnudo envuelto en una toalla.

FR - Illo, qué miras tanto? Anda pasa - Me dijo Fran mientras se giraba para dirigirse al baño.

FE - Lo bien que estás caramelín. Oye, estos todavía no han llegao'? - pregunté extrañado.

FR- Qué va, Salo el cabrón se habrá quedado dormido y el Kabesa habrá salido volando con el viento - contestó Fran sonrojado.

FE- JAJAJA, bueno, no me extrañaría ninguna de esas cosas. Quieres que deje la cena hecha pa' más tarde?

FR - Me vendría bien la verdad, de todas formas las botellas las traen estos.

FE - Verás tú lo que traen.

Dicho esto último, fui decidido a la cocina, en busca de recursos para hacer la cena. Encontré bases de pizza así que no me compliqué la vida.
Puse tres en el horno y esperé a que se hiciesen mientras contestaba mensajes con el móvil.

El timbre sonó. En cuanto abrí, mi mirada se dirigió al más alto, Salo. Venía muy guapo y elegante con su chándal chustero de siempre. En cambio, el Kbesa había optado por su sudadera de pitufo y sus ropas de otako.

FE - Ya tardabais cabrones, que seguro que estabais con las pahas.

SA - Sí, pensando en ti no?

FE - Como siempre - respondí al momento, pero esa respuesta de Salo era algo que no me esperaba, y que consiguió ponerme extrañamente nervioso.

KB - A mí es que no me cargaba la nintendo, y me he tirado media hora maniobrando con el cargador.

SA - Ya claro, con el cargador....

La mirada del Kabesa se dirigió al salón, donde ya un limpio Fran los miraba desde el sofá. Se había puesto su pijama de la Peppa Pig recien estrenado. Según él, le recordaba a su exnovia.

Me senté en el otro extremo del sofá, mientras Salo y Kabesa sacaban las bebidas y traían la comida que anteriormente preparé.

FE - Qué habéis traído?

SA - Martini y Ginebra, lo que quedaba en el Mercadona a estas horas.

FE - Encima de cutres suena súper gay, pero teniendo en cuenta quién lo ha comprado...

SA - Si no quieres, no bebas.

KB - Tampoco pasa nada, haz una de tus mezclas y arreglao'.

FE - Qué remedio xd - cogí varios vasos de la mesa y me puse a ello. Tras un rato de experimentos fallidos encontré algo que nos gustaba a la mayoría, por lo que empezamos a cenar.

FR - Primero comemos y después bebemos.

FE - Qué maricona.

KB - Yo lo veo.

SA - *ÑAM ÑAM ÑAM*

FR - Ea, el alcohol lo dejamos pa' más juegos que tengo pensados luego.

Miré con cara de desaprobación a Fran, pero este me ignoró completamente, igual que las tías a él.
Algo me decía que aquella noche no acabaría bien.

Observé cómo Salo se recogía su hermosa melena mientras devoraba su pizza. Pero no me percaté de que alguien me estaba devorando con la mirada a mí, el Kabesa.

Habiendo terminado la cena, comenzamos a beber hasta que a la mitad de la botella, cuando el ambiente ya estaba caldeado (Nunca mejor dicho), Fran insistió en que jugásemos al verdad o reto.
La tensión se palpaba en el ambiente.

SA - Venga, empiezo yo. Kabesa, verdad o reto?

KB - Verdad.

- No me seas maricona, illo - respondieron Fran y Fermín al unísono.

KB - Joder... Bueno venga, reto - se podía percibir la tensión del Kabesa ante la situación.

-Te reto a sacarte el rabo por la ventana y mear - decidió Salo tras una larga reflexión.

KB - Qué hijo de puta.

FR - lol JAJAJA

Kabesa se dirigió tímidamente hacia la ventana más cercana. Tuvo que coger una silla, ya que con su tamaño no llegaba a la ventana. Finalmente cumplió su reto mientras se podía escuchar de fondo:

FE - Acuérdate de que más de tres sacudidas es paja.

Todos rieron menos el aludido pitufo que se encontraba bajándose de la silla.

KB - Fran, te toca. Verdad o reto?

FR - Elijo verdad.

FE - Qué pasa, que además de tías te faltan huevos, no?

KB - Es verdad que a ti te gustan más chiquininas?

FR - Illo, sois gilipollas.

SA - Yo creo que no iba por las tías.

KB - Bueno, alguna vez te ha gustado un tío o te gusta?

La sala quedó en silencio. Se podían observar miradas cómplices entre Salo, Kabesa y Fermín. Se respiraba tensión e inquietud en el aire.

SA - Últimamente te hemos visto más raro y...

FR - CALLA! - gritó sonrojado sorprendiendo a todos. Se quedó  cabizbajo esquivando sus miradas.

FE - Sabemos quién es, lo niegues o no. Si quieres podemos ayudarte, no tienes que ponerte así.

FR - Por ahora dejemos el tema...

*Tras unos minutos en silencio*

KB - Sigamos pues, Fran te toca preguntarle a Fermín.

Fran observo a un somnoliento Salo que miraba la tele medio dormido, como siempre vaya.

FR - Fermín, verdad o reto?

FE - Reto - dijo con aires de superioridad.

Oh no, esa cara. La cara de travieso de Fran. Esos ojos entre cerrados con deseos pecaminosos. Aquí se iba a abrir un melón, uno que Fermín se comería entero.

FR - Te reto a besar a Salo - declaró sin apartar la mirada de él, al igual que el Kabesa.

KB - A qué precio has dicho eso?

Fermín interior y exteriormente, se estaba cagando en su puta madre. Porqué le tenia que pasar esto ahora? Justo cuando estaba empezando a sentirse confuso con su relación con Salo, cuando pensamientos algo más que amistosos se pasaban por su mente con el ya nombrado.
Pero para su desgracia su orgullo se sobrepuso antes de pensarlo demasiado.

SA - Oye va enser-...

Salo no pudo terminar la pregunta, porque Fermín ya se había avalanzado sobre sus labios, cuál Kabesa detrás de un pokemon, o Fran con caramelos en el parque.

Fermín seguía sobre Salo, sus labios seguían unidos. Habían pasado unos segundos, y nadie en la sala hizo siquiera algún movimiento.

Se separaron, ambos sonrojados. Por la mente de Fermín solo se repetía una pregunta contínuamente, "Qué coño he hecho?".

Lo que la bandana  no nos dejó verDonde viven las historias. Descúbrelo ahora