Capitulo 3

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Sentí un nudo en mi garganta al verlos tan juntos.
Así que Noah no podía traerme por esto.

Vi sus intenciones, sabía que iban a entrar en la cafetería, me puse la capucha de mi buzo, agradecía haber elegido esta prenda para usar hoy aunque no agradecía el horrible frío que hacia afuera.

Agarre mi vaso de café junto a mi mochila y aproveche a caminar rápido hacia la puerta ya que se estaban alejando a unas mesas del fondo.

Salí de la cafetería con lágrimas en los ojos, a pesar de que él no era nada mío, los sentimientos seguían ahí, intactos y dolía.

Mire por séptima vez como mi celular sonaba, Noah no paraba de llamarme.
Ni siquiera sabía para qué lo hacía, no habíamos arreglado nada para el día de hoy y no creo que me allá visto, es decir, salí como rayo, o como dice el dicho como alma que lleva el diablo, creo que así era.

Como sea, eso no es importante, no quería responderle tal vez estaba dramatizando las cosas, tal vez salieron como amigos y...

No, definitivamente no, los había visto besándose momentos antes en el parque.
Así que eso no era.

Habían salido como novios, eso era seguro, novios secretos.

No entiendo por qué Noah no me dijo nada, está bien que yo tengo sentimientos hacia él pero de todas maneras me lo hubiera dicho, no me sentiría tan mal como ahora.

Rodé los ojos, pareciendo endemoniada pero no, ya me estaba cansando y yo no tengo mucha paciencia.

Cogi el celular y descolgué para acércalo a mi oreja.

— ¿Qué?
Pregunté de mala gana.

Nunca iba a servir para actriz, no podía ocultar mis emociones, esta conversación seria un ejemplo.

—oye tranquilo viejo.
Soltó una pequeña risa, rodé los ojos por segunda vez.

— Sabes Noah, no estoy para bromas, estoy cansada mañana hay instituto porque mejor no hablamos mañana.

Sonreí falsamente aunque sabía que ella no podía verme.

— ¿Qué te sucede?

— Estoy cansada.

— Te conozco y sé que no lo estás dime la verdad, somos amigas, no debemos ocultarnos cosas.

Como si tú no me ocultaras nada.

— Solo discutí con Theo, ya sabes típico de hermanos.
Trate de que sonara creíble.

— Ustedes no tienen cura.
Soltó un risita soñadora.

— Bueno, que necesitabas, estoy a punto de dormir.

— Nada, no importa, mañana nos vemos.

Fruncí el ceño hacia el celular al sentir el tono de la finalización de la llamada.

Luego de eso, deje el celular cargando, supongo que mañana me diría.

Me acomodé en mi cama y cerré los ojos intentando dormir, aunque me costó dos horas más hacerlo.

Baje las escaleras lentamente, aún tenía los ojos medio cerrados, deje que mi mochila descansará en el sillón de la sala y luego camine hacia la cocina.

— Hola ma.
Salude con un beso en la mejilla a mamá y me senté mientras ella con una sonrisa dejaba mi desayuno delante mío.

— Hola cariño, ¿qué sucede?
Noté la preocupación en su tono de voz.

— Nada, anoche me dormí tarde.
Trate de sonreír aunque salió más como una mueca.

Ella me miró, aún desconfiada pero dejo el tema de lado, ella sabía que no era sólo el estar cansada, pero por suerte mi mamá respetaba mi espacio.

— ¿Hoy vendrás a casa o iras donde tus amigas?
Le pregunté amablemente mientras llevaba una porción de huevo a mi boca.

— Hoy estaré aquí.
Sonrío y beso mi frente para luego salir del lugar.

Suspiré y me decidí a terminar mi desayuno.

Luego de lavarme los dientes agarre mi mochila, y salí de casa.

Me había levantado extrañamente temprano por lo tanto si apuraba un poco mi ritmo llegaría con unos minutos de sobra.

Y así hice.
Luego de algunos minutos ya estaba ingresando a la gran institución.

Caminaba por los pasillos tranquilamente, llegue a mi casillero y me decidí a sacar el libro que usaría en la primera clase.

Justo cuando cerré la puerta del casillero una mano se posó en mi hombro provocando que girará.

— Tengo que hablar contigo.

Fruncí el ceño.

— Seth.

Fingiendo ser homosexual (g)Where stories live. Discover now