Capitulo 3: Maldito sea el día que nací!

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En estos momentos me encontraba en el orfanato, en el día que celebrabamos la fecha en la que yo llegue a ese lugar, si mal no recuerdo era mi octavo año viviendo juntos a ellos, siempre teníamos una fiesta por lo cual salía a las calles a ver que podía robar junto a los demás niños para comer, nunca me sentí cómodo haciéndolo, pero es la única manera de vivir en ese pozo donde los ejércitos luchan.

Esa mañana me levante como cada mañana, lavar mi cabello y dejar que las niñas lo peinen, no es algo que me disgusta del todo, pero era algo vergonzoso, sin embargo, a ellas les gustaba y las entrenia así que evitaba quejarme. Tome uno de los bolsos del ancho pasillo mientras corría a la puerta para salir, y la puerta se cerró de golpe frente mío, sin poder detenerme termine por chocar con ella dejándome en el suelo, mientras frotaba mi cabeza, al levantarme una mano se mostraba en medio de la puerta de madera.

– Eso es peligroso, podrías lastimar a alguien – dije con un tono de enojo en mí.

– No es para tanto... Alex, si hubiera sido otro no lo habría hecho – se escuchó saliendo de un rincón a una de las encargadas del lugar.

– Sea como sea eso dolió Siena, además sé que es tu venganza por mi broma del otro día, el de poner sal en tu bebida – comente, mientras ella me extendía su mano para ayudar a levantarme.

– Para nada esto no fue una venganza, fue una buena broma la tuya, pero esto fue una lección de vida... siempre tienes que estar atento a tu alrededor – argumento mientras se reía frágilmente.

Ella abrió la puerta, dejándome pasar primero, como desconfiado que era mire a todos lados por si ella tenía preparado algo más, pero nada paso, volví mi vista a ella para seguir conversando.

– ¿Siena, dime alguna vez te has preguntado qué hay detrás del portar a las afueras de la ciudad? – dije con algo de inocencia en mi rostro.

Me miro con cierta familiaridad en sus ojos, ya que era una pregunta frecuente que le hacía.

– Debe de haber un mejor lugar, pero el ejército aliado lo tiene bloqueado y no dejan que nadie se acerque – me contesto con algo de tristeza saliendo de su voz.

– ¿Sabes qué día es mañana... verdad? – dije con cierta duda, pensando que ella no lo recordaría.

Ella miro al techo mientras seguía caminando, mientras jugaba con uno de los mechones de su cabello.

– Mañana... día de lavado, ¿no es así? – dijo mientras seguía tocando su cabello.

– Eres una mala mentirosa, siempre que juegas con tu cabello es porque mientes, si lo recuerdas – dije con una sonrisa en el rostro.

– Vale, me atrapaste, mañana es tu día especial, ¿ya pensaste que es lo que quieres? – contesto ella con la sonrisa de siempre.

Pensé en lo que dijo sobre lo del portal, así que esa opción estaba descartada, al igual que los anteriores tres años, justamente se me ocurrió algo.

– Una daga, para poder defenderme y cuidar de todos los niños y niñas del orfanato – respondí con un aire de orgullo en mi cuerpo.

– Quieres ser como un héroe, en ese caso está bien, pero tienes que guardar el secreto a todos – dijo mientras se agachaba y ponía su dedo en medio de los labios.

– De acuerdo lo prometo... pero cuando el portal se abra iremos y te llevare a ese mejor lugar que veremos juntos – puse mi mano sobre mi pecho mientras la miraba a los ojos de ella.

The Fate Of The DamnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora