Día 128 de 365

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Encontré una guitarra, estaba llena de polvo, vieja y olvidada. Toque una de sus cuerdas y vibro asustada, la afiné, quise que sonara innata, o al menos que en mis manos se escuchase así.
La verdad, lo conseguí al poco tiempo, iba con ella a todas partes, lucía hermosa, su resplandor le daba brillo a mi vida, su entonar aceleraba mis latidos, amaba la armonía de su ritmo y mi voz.

Pero algo faltaba, talvez un compromiso de amor, así fue como se escribió esta historia, que con el tiempo se hizo canción.

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