Prólogo

141 15 0
                                    

Apenas llevaba una semana en esta casa el día que me arrebataron la inocencia con tan solo 15 años, llevaba una mala semana porque me acababa de separar de mi mejor amiga Bianca por primera vez en 10 años y me sentía totalmente afligida por no tener su apoyo, pero cuando esa noche oí abrirse la puerta de mi habitación no me imaginaba la tortura que estaba a punto de vivir.

Él se introdujo en mi cama mientras yo fingía estar dormida y metió su asquerosa mano bajo mi camisón, yo no pude evitar empezar a sollozar asustada por lo que me estaba ocurriendo, y él no dudo en amenazarme con matarme si yo emitía cualquier tipo de ruido. Le rogué que parase, pero él no se detuvo, y me violó sin ningún reparo, tuvo que cubrir mi boca con su mano para ahogar mis gritos ya que yo no pude evitar gritar de dolor cuando todo ocurrió. Tras unos insoportables minutos de dolor él volvió a amenazarme con lo que me haría si se lo contaba a alguien y yo simplemente me quede sollozando en posición fetal pensando que quizás solo había sido una pesadilla, pero la pesadilla se ha repetido día tras día desde entonces.

—Carol, me acaba de llamar tu tutor y dice que no has llevado la tarea —me recrimina él. —Voy a tener que castigarte —me dice él con un tono sádico.

—No, por favor, te prometo que no volverá a pasar —le ruego yo mientras no puedo reprimir las lágrimas.

Él simplemente me sonríe con esa horrible sonrisa y yo ya sé que esta noche volverá a mi cama, pero tengo claro que esta noche no permitiré que vuelva a ponerme la mano encima.

Le espero tras la puerta con una llave inglesa que he cogido del garaje y estoy dispuesta a lo que sea por tal de evitar que me ponga de nuevo la mano encima, lo mataré y escaparé de esta horrible casa.

Cuando oigo abrirse la pueta agarro la llave inglesa con todas mis fuerzas y golpeo al que atraviesa la puerta, pero debido a un pequeño error de cálculo ni siquiera lo rozo y el rostro de este horrible ser parece más sádico que nunca.

Comienza a golpearme como si fuese un saco de boxeo, me viola sin que pueda resisitirme lo más mínimo y me vuelve a golpear violentamente, yo simplemente me quedo tumbada en el suelo sin poder moverme ni un milímetro debido a los intensos dolores que siento por el simple hecho de respirar.

Veo la foto sobre la mesita de noche, en la que Bianca y yo salimos muy sonrientes y me aferro a ellá para sobrevivir, necesito salir de esta y volver a estar con Bianca, mi única familia en este horrible mundo.

Carol, una sexy Sugar BabyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora