1 mes y 2 semanas antes

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Habían pasado ya tres semanas desde la última vez que hablamos, fue difícil en un principio no tenerte para mi. No tenerte para contarte buenas cosas, no tenerte y no escuchar tu voz.
Aquel sábado fue como todos. Había salido con papá y había dejado el teléfono cargando.
El día paso lento, las cosas normales. Aquel día había abierto nuestra conversación esperando que te conectaras. No pasó.
Al volver a casa, vi una vez mas nuestro chat, entonces lo vi, te habías desconectado hace 20 minutos. No soporté más la presión, mis sentidos explotaron y escribí lo siguiente: "¿Cómo es que te conectas y no me hablas? ¿Acaso no sabes lo preocupada que estaba?"
Al pulsar enviar sentí un alivio. Ese mismo instante me llamaron a cenar.
Fue una cena lenta, todo se había vuelto monótono y gris.
Al acabar de cenar y dejar la cocina limpia volví a mi habitación, el único lugar donde me siento a salvo, donde puedo ser yo. El móvil no paraba de titilar y al tomarlo vi que tenía 5 llamadas perdidas y más de 100 mensajes (sin exagerar). Todas tuyas.
Mi corazón latía desbocado. La emoción que sentí al saber que aún no me habías olvidado inundo de felicidad mis ojos.
Nos pusimos al día de todo lo que nos había ocurrido.
Me habían pasado tantas cosas que se podía decir que el chisme estaba caliente.

Se puede decir que todo había vuelto a la normalidad

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Se puede decir que todo había vuelto a la normalidad.

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