AARON

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Llovía...

Y eso significa lluvia.
Lágrimas, melancolía.

La necesidad de volverse masoquista y recordar...
Recordar aquello doloroso.

Al mismo tiempo,
sentir entrar en los pulmones el aroma a tierra húmeda.

Una sensación de alivio por dejar sacar la pena del corazón.

Y entonces llega a mí:

"Quería cuidarme de los demonios pero aprendí que unos cuantos estaban en mi interior...
Por eso decidí afrontarlos para fortalecerme y no tenerles miedo jamás..."

La inspiración tan maravillosa, la reflexión de tu filósofo interior.

Y de nuevo, el nudo en la garganta.
Y de nuevo, tus ojos siendo lluvia... acompañando a la real.

Y entonces, solo entonces, la presión en tu pecho se esfuma...

Y la lluvia cesa, llevándose el dolor placentero.

Y te levantas, y sabes que volverás a actuar hasta la próxima lluvia.

Cerrando en ti, todos esos truenos...
Hasta la próxima tormenta...

Entonces, ¿qué pasará a la próxima?

No estallarás si eso piensas, aún no...

Por eso, espera a desahogarte en la próxima caída al cementerio de tu corazón.

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Alma de oscuridad. No escribo poemas.

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