En aquel Castillo alejado del mundo, a la mitad de la nada sin nada más que lo rodeara, solo estaba cubierto por montañas y piedras. El rey de aquel reino era un vampiro, el cual cansado de no tener más humanos que devorar, encargo a sus súbditos conseguir alimento para él. La misión de estos era adentrarse al mundo humano y traer consigo cuerpos vírgenes, se tenía la creencia de que al ser puros su sangre sabría el doble de mejor.
A pesar de que el rey contaba con un gran ejército de vampiros a su disposición, este optó por solo enviar a cinco de los mejores a su parecer; el líder codicioso Imayoshi Shoichi, el guardián Wakamatsu Kosuke, el especialista en comida para vampiros Sakurai Ryou, la chica que todo lo sabe Momoi Satsuki, y el cruel guerrero Aomine Daiki, siendo este último el mejor de todo su imperio, un sádico mercenario que hacía parecer que solo mataba por su rey cuando en realidad era el disfrutar como sus víctimas pedían clemencia y rogaban por su vida.
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Han pasado dos meses desde que aquel grupo de vampiros llego al mundo humano, para no levantar sospechas decidieron conseguir un empleo; esto resultaba más fácil para poder conseguir personas vírgenes, aunque en estos tiempos era muy difícil encontrar a alguien casto.
Todos decidieron optar por trabajar en el mismo lugar, y este fue en la policía gracias a sus habilidades y claro antes de llegar a ese mundo el rey se había encargado de conseguir papeles legales para todos, así que fue más fácil para el grupo conseguir este empleo. Tenía sus ventajas ya que al conocer a tantas víctimas resultaba fácil saber quién era puro y quién no.
Últimamente se había hecho más escaso las personas vírgenes, todo se estaba complicando, lo que Aomine no sabía iba a conocer a una persona que tal vez significaría mucho más que una comida.
La lluvia caía fuertemente todos los vampiros habían decidido irse temprano a casa, pero el moreno decidió quedarse un rato más, no descansaría hasta conseguir mínimo cinco personas vírgenes. Escucho unos gritos en la sección encargada de desaparecidos, él se encontraba en la sección de asesinatos; no le tomo importancia ya que no era extraño que algunas personas llegaran a esa hora y armando alboroto, <<Así de patéticos son los humanos>> pensó.
-¡Aomine-san! ¡Ayúdenos a calmar a una persona, por favor, usted es el único capaz de hacerlo!- pedía un chico de cabello negro quien era parte de la sección de desaparecidos.
-Está bien- el pelizul hablo para después dejar los papeles que revisaba.
-¡NO PUEDE SER QUE AUN NO TENGAN PISTAS DE MI AMIGO! ¡HAN PASADO DOS SEMANAS Y USTEDES NO HAN CONSEGUIDO NADA!- gritaba un muy enojado pelirrojo mientras zarandeaba a un hombre, el cual parecía ser el jefe del departamento.
-Oye tranquilízate idiota, deja de causar tan...- sus palabras fueron calladas cuando aquel pelirrojo dirigió su vista hacia él. Los ojos de aquel chico de piel caramelo eran como un par de rubís, su aura era como la de un tigre feroz, para el moreno era excitante encontrar a un humano con esta llama en su mirada.
-¡No soy ningún idiota, estúpido!- reprochó el chico ojiubi después de soltar al hombre que tenía en sus manos. El pelirrojo tomo asiento en una de las sillas que se encontraban cerca de la ventana –Yo siento haberme comportado de esta manera, pero...entiendan...mi amigo desapareció hace dos semanas y ustedes no han encontrada nade que los lleve hacia su ubicación, estoy desesperado.-
<<Es cierto, por más ardientes y feroces que sean sus ojos sigue siendo un débil y patético humano, que decepción>> pensó el moreno, pero ¿Por qué sentía aquella decepción? Era solo una raza inferior a él, no tenía sentido que sintiera aquel sentimiento ¿Qué era lo que esperaba del chico pelirrojo?
-Te ayudare- dijo el ojiazul denotando algo de sorpresa al ver que el pelirrojo lo miraba con brillo en sus ojos, sintió una extraña sensación, un escalofrió recorrió su cuerpo, claro que conocía esa sensación. Aquel chico era un virgen.
-Tú eres Aomine Daiki ¿Verdad? Te he visto en las noticias, eres uno de los mejores detectives de la ciudad, se dice que has resuelto el 97% de tus casos a pesar de no llevar tanto tiempo en la policía- exclamaba el ojirubi mientras miraba intensamente al moreno – Mi nombre es Kagami Taiga, soy jefe del restaurante Seirin-.
Aomine no pudo evitar que en su rostro se formara una sonrisa, la cuestión era ¿Cuál era la causa de esto? Es cierto que al ver en un principio a aquel chico sintió una emoción que no conocía, pero ahora al ver que aquellos ojos color rojo lo veían detalladamente su cuerpo se estremeció, antes de llevar a aquel chico con el rey, se aseguraría de tener algo de diversión.
-Acompáñame, necesito saber dónde fue que estaba tu amigo el ultimo día que lo viste- apresurado hablo el peliazul mientras Kagami lo seguía tratando de acoplarse a su veloces pasos. Salieron del edificio y se dirigían al auto del moreno, mientras que este fue detenido por el chico de cabello negro.
-Aomine-san es muy noche ya, no deberían salir a estas horas y menos si se trata de buscar a alguien.- susurro aquel chico tratando de que el pelirrojo no lo escuchara y vaya que lo consiguió.
-Es mejor ¿No?- comento viendo como el pelinegro tenía una cara de confusión –Distraeré al chico y así ustedes podrán tener tiempo para averiguar más de su amigo desaparecido, si no lo llevo ahora conmigo seguro hubiera seguido con su alboroto- finalizo.
-Tal y como se esperaba de usted-hablo el menor y decidió entrar al edificio aliviado de que Aomine tuviera esa idea, sin saber lo que realmente planeaba el moreno.
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Llegaron al lugar donde Kuroko Tetsuya; el amigo de Kagami había sido visto por última vez, era una calle poco concurrida a pesar de estar rodeada por un montón de casas. Bajaron del auto y el pelirrojo le dijo a Daiki donde era exactamente el lugar donde fue visto, entraron a un callejón, según los reportes y la única pista que consiguieron los detectives hace dos semanas era que el chico desaparecido había entrado a ese callejón. Taiga inspeccionaba el lugar tratando de descifrar porque su amigo entro a ese oscuro lugar, por otra parte Aomine veía desde atrás, inspecciono cada parte del cuerpo del chico viendo como este era algo sexy...esperen...¿Sexy? Eso era imposible, desde que llego a ese mundo algo desconocido lo único que le había llamado la atención eran las chicas de pechos grandes, esto fue gracias a que de casualidad encontró una revista de una chica llamada Mai, desde ese entonces disfrutaba sus noches solitarias acompañado de chicas con bustos extravagantes ¿Cómo puede ser que ahora considere a un hombre sexy? <<Es asqueroso e ilógico>>fue lo que pensó. Aunque ese pensamiento no duro mucho al ver el trasero de Kagami, el cual era por cierto grande, demasiado grande para un hombre.
<< A la mierda, de todas formas va a morir>> pensó el moreno para después abalanzarse contra el pelirrojo, lo dejo caer al suelo y mientras este sobaba su cabeza, el peliazul aprovecho para colocar las piernas del chico a sus costados acto seguido, tomo las cadera del mencionado y lo posiciono cerca de su virilidad. Kagami no reacciono, su mente se había quedado paralizada al verse en esta situación.
¿Cómo saldría de esto? ¿Era su destino ser violado por otro hombre? No lo creo.
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You are mine
FanfictionAomine Daiki es un vampiro quien ha sido enviado al mundo humano y tiene la misión de llevar humanos vírgenes a su rey, para que este coma las carnes y sangre puras de la persona. Kagami Taiga un exitoso chef y dueño del famoso restaurante Seirin, e...