Capítulo 02. Atracción

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Kagami se encontraba debajo de aquel moreno, el pelirrojo podría ser un estúpido todo el tiempo, pero en estos momentos sabia con exactitud lo que ese peliazul quería de él. Lo único que podía hacer en esa situación era cooperar ¡HA! Claro que no, él no estaba dispuesto a entregarle su virginidad a nadie, y menos a un hombre. Sin contemplación pateó el miembro del ojiazul, lo sujeto de ambos hombros y con su pie mando a volar al hombre. Kagami no era un chico débil ni miedoso, además su cuerpo estaba bien entrenado y anteriormente ya había tratado con violadores. Se levantó del piso para irse pero antes dirigió su vista hacia aquel hombre que yacía en el suelo retorciéndose de dolor.

-No creas que puedes hacer lo que quieras, bastardo. Por cierto... - hizo una pequeña pausa -No creas que no se los rumores de que el "Gran" Aomine Daiki es un maldito ninfómano, y no te preocupes yo no diré nada de que has intentado violarme, pero solo no te acerques a mí y no te metas en la búsqueda de mi amigo- finalizó el de piel caramelo, y se dispuso a irse.

<<Maldición >> se repetía una y otra vez el peliazul pero no era por el dolor que el chico le había provocado, era más bien una sensación de desesperación al no poder hacer suyo a Kagami. Su dolor poco a poco comenzó a disminuir y así pudo colocarse, aunque difícilmente, de pie.

-¿Qué es lo que pensabas hacer, Dai-chan?- preguntaba una voz chillona, Aomine ya sabía a quién le pertenecía esta irritable voz.

-Solo quería divertirme un poco antes de entregárselo al rey. Así que no hagas tanto drama Satsuki- respondió con fastidio el moreno.

-¿Acaso te das cuenta de lo que has dicho?- al ver que el moreno no la observaba se dio cuenta de que este no había entendido -El rey quiere humanos vírgenes...¡Y TÚ DICES QUE ANTES DE ENTREGARSELO AL REY LE IBAS A QUITAR LA VIRGINIDAD! ¡¿CÓMO DEMONIOS ES ESO POSIBLE?!- soltó un gran grito la chica de cabellos rosa y busto voluptuoso.

El moreno empezó a pensar y analizar lo que su amiga de la infancia le había dicho, ¿Acaso estaba loco? Nunca había intentado profanar a las presas que supuestamente serían para su rey. Entonces ¿Por qué actuó de esa manera con el pelirrojo? ¿De alguna manera Kagami lo atrajo? <<Eso es imposible, ese idiota de cejas raras no me atrae para nada, solo estoy divagando por el dolor>> se reprochaba a cada instante. Ni siquiera podía pensar con claridad así que lo mejor que pudo hacer fue dejar a Momoi hablando sola.

No tenía ánimos como para seguir escuchando sus gritos, solo deseaba poder dormir profundamente.

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-nghh...Daiki...hazme sentir...mejor- pedía casi suplicando el chico pelirrojo; quien se encontraba empotrado en cuatro.

-Kagami voy a...hacerte sentir un gran placer- le respondía el moreno.

Las embestidas de Aomine se hacían cada vez más rápidas, provocando que el sexy pelirrojo soltara fuertes gemidos ante tal acto. De un momento a otro el peliazul saco su pene de la cavidad del ojirubi, dejando solo la punta dentro para que así la penetración fuera con más fuerza que anteriormente había utilizado.

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