Ese miércoles,

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Sí. Ese puto miércoles. Había pasado un mes ya. Los putos profes ya no sabían como putear más, en estos momentos, mi complicada vida. Hay otros 22 alumnos en la clase de 24 que somos. PEEEEEROOO NOOOOOOOOOO, me tubo que tocar a mí.

Bueno, os explico, ¿qué pasó ese jodido miércoles? Pues bien.

Pues ese miércoles, no era cualquier miércoles. Es más, era el miércoles en el que, por fin, íbamos a saltarnos la aburrida rutina de estar en el insti sentados a, simplemente, escuchar a una persona (algún profe) que, sinceramente, nos importaba una mierda lo que hiciera ahí, y que hacia trabajando de profesor si odiaba a adolescentes como nosotros. Bueno, que íbamos a cambiar de sitio como hacíamos todos los meses, ya sé que me enrollo. Estaba empezando a pensar si me fijaba demasiado en las cosas que no importaban tanto. BUENO YA.

Estaba feliz, en ese momento todo me daba igual, vivía mi vida. Pocas veces lo hacia, ya que, normalmente, siempre estaba concentrada en aquel capullo. Sí, mi capullo.

Bueno, lo hacíamos a suertes. Con números sacados al azar de una bolsa que pasaba el profesor. Y luego íbamos a nuestros pupitres los cuales estaban separados en parejas. 1-2, 3-4... El profe paso por delante de mi mesa. No parecía nada agradado con su trabajo. Simplemente le mire, y el aparto la mirada. Sera cerdo, ni que yo tenga la culpa de que haya acabado con una panda de niñatos. Bueno. Saqué un papel.

21. Lo miré con nostalgia. “Laura, sólo es un puto papel” ¿Ah sí? Yo creo que no.

Ese era nuestro numero joder. Nuestro puto aniversario. 3 de los que pasamos juntos. No era bastante especial cuando estábamos juntos, ya que los dos primeros aniversarios estábamos de vacaciones. Sí, era verano ¿vale? Llamadlo amor de verano si queréis. Yo sólo se que le quería. Me encantaba cada vez que llegaba ese número y pasaba un mes. Contaba los días que pasaba con él. Y bueno el tercer aniversario estábamos muy distanciados. Ya que pasaron 3 semanas sin hablar. No se si sería vergüenza a mostrarme un poco de afecto aunque fuera un simple “hola”. Aunque no creo que el se acuerde de nada de eso. Creo. Sólo soy la chica que en un momento anduvo con ella. Bueno esa es otra história. Todo el mundo estaba ya sacando sus libros de debajo de sus pupitres. Yo permanecía quieta echando la mirada atrás en el tiempo. La verdad, estaba mejor quieta en mi sitio.

Alguien me habló, tuve que despertar de mis sueños. Bueno pensamientos. Porque no quiero pensar que sueño con él. OTRA VEZ. Porque yo no quiero "soñar" con él. Porque soñar es algo bueno. Y no esto, que me pudre por dentro. Aunque, puede que fuera una pesadilla. 

Eli tuvo que gritar para que despertara completamente y la hiciera caso. Creo que sospechaba de que no me encontraba... bien.

-¿Tía? Tía, ¿Qué cojones te pasa? - Eli me zarandeaba como si hubiese entrado en coma.

-¿Eh, qué? Ah, Eli. Tranquila no pasa nada - me estoy empezando a hartarme de mentir - Bueno, ¿Qué querías?

Me encabrona tu necesidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora