Querida Valeria:
Si tuviera que hablarte del miedo, cerraría mis ojos, te hablaría sobre el día en que comencé a ser un adulto para adoptar innumerables responsabilidades o dentro de unos años cuando desconozca la palabra 'tiempo libre' y sienta sobre mis ojos el tremendo peso de un empleo, obligaciones y recibos a la espera de su pago.
De cómo el cansancio me impedirá escribirte o cuando la distancia se prolongue y no pueda siquiera desearte un buen día.Hablaría del día en que me olvide tu nombre.
Si justo ahora tuviera que hablar de odio, mencionaría los días que no estuviste y también todas las veces que fuimos cruel antes de mostrarnos los que sentíamos.
Hablaría un poco de la juventud, y de las personas que dicen que el amor joven no dura.
De la inmadurez que tenemos, de la que tuvimos, de la madurez que peligrosamente creemos tener.
Y si el amor nos mantiene jóvenes, ¿Por qué un joven 'no sabe de amor'?
Si me preguntaran qué pienso del valor o del coraje, pensaría en cómo mis pies me traicionaban y temblaban y de cómo mis problemas buscaban un consuelo sin poder encontrarlo.
pensaría en mis manos, en mis manos sudorosas y temblorosas, en mi corazón agónico y mi estómago viviendo una guerra civil, así como cuando te dije lo que sentía por primera vez.Si voy a hablar a cerca de la suerte, pensaría en milenios, galaxias, planetas, continentes, naciones, vidas, muertes, demonios y dioses.
De lo improbable que resulta haberte conocido.
De lo imposible que fue conocernos, compartir nuestros días y que aún así lo hicimos.(Y: M. F.)
—Paul.

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Cartas Para Valerie
RomanceOBRA FINALIZADA. 'Pobre del corazón apasionado y entregado que se enamora de un ser indiferente y sin iniciativa, su condena es mendigar cariño y besar hielo'.