Capitulo II

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En la sala se podían respirar los nervios de todos los chicos, las miradas de todos le demostraron a Ana que ella era igual de normal que ellos. Al menos ahí. La sala, que parecía más grande de lo que era, se había llenado de chicos y de padres. Eso le hizo pensar a Ana por qué había preferido ir sola, en ese momento todos tenían una persona al lado de ellos con la que hablar y cuchichear y a quien sornreírle. 

La vos de un chico la distrajo de sus pensamientos. Ana pensó que se trataría de un alumno avanzado de la escuela, pero no, era el secretario. Su estatura no lo favorecía. Pasaron por el pasillo y recorrieron toda la escuela. Era muy grande, con muchas aulas y muy colorida. En un aula pintada de rosa, los padres y el petizo secretario (que resultaba llamarse Pablo) dejaron a los nuevos alumnos con sus profesores y la directora. 

-Buen día chicos-dijo la directora, tenía un aire infantil, a pesar de que se veía seria, a Ana le calló bien.- Yo soy Marcela y me pueden decir Marce...- Marce, guiñó un ojo exagerando los razgos, como para romper el hielo.- Bueno ellos van a ser sus profesores por el resto del año, Teo, Paula y Brenda.

Esta última fue la que más le llamó la atención a Ana, no era muy alta, pero tampoco era petiza, tenía la cara redonda y los ojos granes. Cuando se dio cuenta de que Ana la observaba con seriedad, ella le sonrió. Se miraron por un segundo a los ojos y fue algo extraño. Brenda sintió como su mirada llegaba hasta el punto más profundo de la mirada de Ana. Ana sintió como las miradas se interceptaron en el medio del camino... 

Ana se sintió muy avegonzada de que ella no dejara de observarla y sonreirle. Bajó la cabeza y volvió a escuchar a Marcela. 

Cuando la música no suene.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora