Capítulo XXIV: Call Out My Name.

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"Sé que te culpas, y no lo hagas. No hay nada de lo que seas culpable. Absolutamente nada."


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"Te gusta ella, ¿no es así? Entonces háblale y las cosas se arreglaran entre ambos. No hay necesidad de apenarse por algo así, todo en la vida tiene su arreglo "escuchó la suave voz de su hermana al lado del altavoz del celular. Ni la más larga distancia podría debilitar su sentido para percibir el desánimo en las palabras de Kirishima con respecto al extraño compartiendo de Yaoyorozu en los últimos días. Entendió que lo mejor era hablarlo entre cigarrillos y bebidas, la invitó a una cita formal -la primera que tenía como pareja-; ella nunca llegó a su cita y ahora entendía el porqué. Una persona se había acoplado en su cabeza, arrebatándole todo lo que su personalidad y persona componía. No era justo para nadie, se demoró tanto tiempo para poder decir sus sentimientos y estrechar su alma para ahora tenerla así... No podía hacer nada más que observar cómo todo a su alrededor se desplomaba. Con impotencia y dolor. Kirishima suspiró pesadamente, se acercó hasta su cama, observó con dolor como ella estaba tendida en la superficie; inmóvil y con esa belleza que poseía que no disminuía con el dolor, al contrario, sus labios seguían rojos por el lápiz labial "rojo ruso", su perfil bien respingado era tranquilo y su pecho subía y bajaba normalmente, haciendo brillar aún más su cabello azabache. Sin embargo, su espíritu no estaba ahí.

Y eso era lo más difícil de aceptar.

Se sentó en un sillón y fumó, haciendo guardia en tanto Katsuki y Izuku iban por una cura para la droga que estaba destruyendo a su amada. Era irrealista pensar que había algo así en el mercado de las drogas, Sero estaría muy interesado en la singular mercancía de no ser por la discreción que pidieron con respecto al tema; lo mejor era callar y sellar los labios; por el bien de todos. Pasaron los minutos, lentos y ansiados en la habitación; Yaoyorozu despertó al cabo de unos cuantos, abrió sus oscuros ojos y cuando notó en el lugar que se encontraba, inmediatamente se levantó para huir de su elegante cautiverio. Llegó a las grandiosas puertas dobles y éstas resonaron cerradas al sacudirlas, dio media vuelta y la fría mirada de Eijirou la recibió. ¿Cómo un rojo tan fuerte podía hacerla sentir tan insegura?

-No hay forma de salir, sé que no soy de tu agrado ahora mismo pero soy lo único que tienes a disposición-se puso de pie y la observó directamente, omitiendo las palabras que deseaba gritar. Ahogando cada una de ellas en su garganta-. Puedes confiar en mí, siempre lo has hecho, así que hablemos Momo.

-No tengo idea de lo que habla en estos momentos, señor Kirishima-le devolvió la mirada, fue una puñalada en el pecho, tan fría y penetrante que por un segundo perdió el oxígeno de sus pulmones. Fría, tan fría que quemaba con gelidez su alma-. Así que déjeme salir, debo ver inmediatamente a un amigo.

"Es muy probable que ella no te recuerde por ser una parte muy emocional de su vida, ten paciencia Kirishima. Momo te necesita". Recordó las palabras de Izuku y la forma en que Momo le hablaba, tan formal y distante. Tal vez lo más doloroso de todo no era la forma, sino esa sensación que lo embargaba cada vez que lo hacía. Como si el pasado anticipará lo que hoy es una verdad; siempre poseyó un miedo que hasta ese entonces encontró irracional, perderla de su lado era un terror reconocido. Tan grande que sus manos temblaban y sus rodillas amenazaban con caer al piso, impactando más la realidad que vivía al verla siendo una perfecta extraña. Dejó de lado sus emociones y se puso firme con la misión que le encomendaron: cuídala por encima de todo.

-Momo, cálmate, quizás no entiendas nada pero ellos traerán algo que podría ayudarte a recordar todo. Y ser todo lo que eras antes de esta miserable amnesia-ella negó, se movió fuertemente y trató de expulsar sus pensamientos sin explotar de por medio; algo andaba mal con su comportamiento y Eijirou lo notó.

Syn BratvyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora