Ladrón de vidas.

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Vacío, vacío total. Dentro de mí, a mi alrededor. No existen colores, olores y sabores, sólo una enorme nube gris sobre mí cabeza, esa misma nube tapa todo rayo de sol que intente iluminarme.

Sentada en el sofá de tu casa, con madre a mi izquierda y los míos a la derecha. Papá me miraba con el ceño sumamente fruncido y las manos en las caderas en una típica pose de jarrón y mi madre consolaba a la tuya que no paraba de llorar.

Mi padre estaba callado, ¿qué podría decir? En sus ojos se reflejaba la pena que sentía por tu mamá. Mi mirada estaba fija en aquella fotografía tuya que había en la mesa de centro.

Grandes ojos avellana sonrisa dulce y un tanto contagiosa, mejillas sonrosadas y pelo castaño desordenado oculto por una gorra.

Casi sonrío, ahí mismo, en medio del desastre. Pero es increíble como un hermoso recuerdo puede convertirse en la peor pesadilla.

De un momento a otro, mis ojos empezaron a arder, sentía como si la fotografía me mirara fijamente, pero sorpresivamente no podía apartar la vista de ella.

Cuando me di cuenta, la adorable expresión que mostrabas se convirtió en una de reproche, con una sonrisa casi diabólica en la comisura de tus labios.

Juzgándome en silencio, escudriñando en lo profundo de mi ser...

Intenté enfocar mi atención en otra cosa, volteé hacia la pared derecha.

Fotos

Sacudí mi cabeza, tu muerte me empezaba a afectar de manera descomunal. Miré hacia la pared izquierda.

Fotos, fotos ¿y adivina qué? Más fotos aún. Todas tuyas, ¿en qué momento tu casa pasó de ser el lugar de dulces recuerdos a un lugar terrorífico para mí?

De algo estaba segura, no quería regresar.

Empecé a sudar, el llanto de tu mamá se intensificaba y taladreaba mis oídos, intenté sofocar el ruido tapándome con las manos pero no pude más y salí corriendo a encerrarme al cuarto de baño.

Me sentía como una niña pequeña intimidada y miedosa, mi garganta se cerró. Ahora me era más dificultoso pasar saliva.

Apoyé mis manos en el lavabo en un intento de recuperar el aliento, no había tenido un ataque de pánico tan fuerte desde hacía mucho tiempo.

Tomé tres bocanadas de aire desesperadas mientras la cabeza me daba vueltas y cerré los ojos con fuerza hasta que me dolieron.

Las ganas de gritar se apoderaron de mi, pero en vez de abrir la boca sólo subí la mirada hasta toparme con mi reflejo en el espejo. Furiosa y asustada, le solté un puñetazo y diminutos vidrios saltaron sobre mi, arañándome la cara.

"Tengo que salir de aquí" pensé, salí del baño y poco me importaron las miradas que nuestros padres me mandaron, salí de ahí hecha una desastre.

Me sentía tan enojada, pero sabía que realmente era tristeza, frustración e impotencia.

En fin, una maraña de emociones negativas e inexplicables.

Sí, eso era.

Empecé a caminar, no tenía ni la menor idea de a dónde iba. Mi cuerpo se mandaba por sí sólo y yo sumida en mis pensamientos no respondía.

Esperaba llegar a un sitio tranquilo, para poder pensar mejor.

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Olvidé que estaba viva | 𝑪𝒂𝒔𝒔𝒊𝒆 & 𝑺𝒊𝒅 (𝑺𝑲𝑰𝑵𝑺) ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora