Elaine

➊ No muy buen comienzo ➊

- Hola a todos - 

Dije con una sonrisa exagerada y con la mejor ropa que pude encontrar esa mañana, ya que una noche anterior había olvidado bajar la maleta que había preparado hace una semana del auto de mi tía.

–Me llamo Elaine, soy estudiante de intercambio y espero que nos llevemos bien – 

Me repetía mentalmente la imagen de como se veía mi cabello, ¿Cómo paja? o ¿Nido de algún anima  porque sí, no pude haberme presentado peor en mi primer día de clases avanzadas para el siguiente semestre.

Observe a todas las sillas del salón eran en total 25 alumnos en el aula para adelantar el curso de inglés, computación y biología, de este modo no tendría llevarlos en el semestre.

Cómo soy estudiante de intercambio regional no conozco a nadie, así que todos eran para mi unos extraños y en consecuencia yo  para ellos, no es que me molestara ya que he cambiado tanto de escuelas, unas 5 ¿me parece?, digamos que estoy acostumbrada en cierto modo pero siempre habrá algo que será nuevo, realmente espero encontrar algo emocionante esta vez, ya que tiendo a aburrirme rápido.

El docente me proporcionó un asiento, estaba al lado de un chico un tanto particular, cómo la mayoría en esa clase estaba para avanzar no querían perder el tiempo muy pocos levantaron la vista de su actividad cuando saludé, pero él no, él ni siquiera parecía que estuviera presente.

– Hola me llamo Elaine – dije esbozando una sonrisa y extendiendo mi mano, no hubo respuesta ni siquiera despegó la vista de aquel árbol atravesando la acera.

 – ¡Oye! Es de buena educación responder un saludo, al menos con la vista – 

Esto porque me había molestado tal indiferencia a mí llegada

– ¿Y quién dijo que yo tenía educación? Mejor dicho, es de mala educación interrumpir a alguien cuando está haciendo algo importante – y volteó la cara otra vez a observar el árbol – Tch, ¿Y qué de importante tiene ver un árbol seco del otro lado de la calle?- dije tratando de lucir cool y sin rastro de haber sido herida. Cierto, yo no debí insistir en querer hacerme amiga de alguien que estaba muy ocupado viendo un árbol a lo lejos, pero, si algo no puedo soportar es que me ignoren cuando intento ser buena persona y tampoco quería pasar sola mi primer día.

Todo esto pasaba por mi mente como un torbellino cuando un sonido extraño rompió mis pensamientos, más bien, una risa ahogada o algo así, ya saben, ese sonido de cuando quieres reír hasta con la nariz pero no puedes porque quieres lucir bien y súper genial, en ese momento me voltee con una "O" entre mis labios, sí, estaba totalmente preparada para pelear, y en cuanto la palabra hijo de puta saldría de mis labios.

– Edwin... ese es mi nombre – entonces me tendió la mano, la cual sacudí con tal fuerza que al soltarla rebotó sobre su mesa haciendo que después soltara un pequeño grito, nada masculino.

Así fue como conseguí a un primer conocido, su nombre no era muy especial para mí, tampoco fue como para que me cayera súper bien de primera pero era mejor a no tener nada.

Soy una persona distraída y para hacerle honores a eso no me fije que a mi lado derecho estaba una chica, tenía unos jeans negros, una playera negra para nada entallada y el cabello casi tan despeinado como yo, la quede observando por el ángulo externo de mi ojo derecho, ella lucía tan inmutable, ni siquiera me di cuenta de cuándo pero ya la estaba viendo directamente con la cabeza un poco inclinada mientras observaba sus pendientes de calaveras, en realidad era tan sencilla pero lucia tan bien.

– ¿Tengo monos en la cara? – dejó salir mientras estaba texteando en su celular, que no entendía el por qué lo estaba utilizando en clase – ¿ah? – expresé casi por reflejo, en cuanto reaccioné, tapé mi estúpida boca y me golpeé mentalmente con mi mesa.

– Lo que escuchaste, no soy tan linda como para que te hayas enamorado de mí a primera vista, así que creo que lo más probable es que tenga algún animal danzante sobre mí – me dijo mientras volteaba lentamente su cara con una ceja elevada y moviendo un mechón de cabello justo por detrás de su pendiente de calavera colocado exquisitamente en el hélix de su pabellón auricular, en verdad que acá por ser avanzados son unos estúpidos.

– Y-Yo... ¡no!, solo me preguntaba como podías utilizar el celular en clase, deberías poner atención – dije convencida de que me había librado exitosamente de pasar otra vergüenza, ¿Por qué todo hoy me estaba saliendo de una forma no esperada? ¿Debió ser que hoy no me cepille los dientes con mi cepillo de la suerte y no coloqué mi calcetín izquierdo de puntos de diferentes colores al reverso como lo había venido haciendo desde siempre que me tocaba cambiar de escuela? En verdad no lo entendía.

– Lo mismo digo para ti, ¿Qué haces perdiendo el tiempo intentando entablar una conversación con un tipo que ni siquiera sabía que habías llegado al salón?, ¡Ah sí! y de observarme como una pervertida cuando podrías anotar el proyecto de computación – 

Sí, fue un golpe bajo pero cierto, jamás me haría amiga de alguien así, no soporto a esa clase de personas, sin antes voltear a ver una última vez y pensar en cómo se vería si jalara su horrible piercing mientras río, mordiendo mi labio inferior de frustración, decidí hacer lo que dijo, poner atención a la clase.