Clarke llega a casa después de su segundo año de universidad y descubre que tiene una nueva vecina, Lexa. El interés en Lexa comienza a crecer.
Un día Clarke se da cuenta de que la ventana de su habitación mira directamente a la ventana del dormito...
Clarke estaba luchando con dos cajas pesadas en sus brazos, tratando de meter la llave en la puerta de su dormitorio.
- Ya rubia, date prisa. Esta almohada no se está poniendo más liviana. -
Se giró para mirar a Raven, que estaba de pie detrás de ella con nada más que una almohada y arrastrando una maleta rodante.
- Como tienes una mano libre, ¿podrías ser útil y abrir la puerta? -
- Nah. Ya tienes la llave afuera. Solo gira y empuja. Puedes hacerlo. -
Clarke finalmente consiguió abrir la puerta y patearla con el pie. Dejó caer las cajas en el suelo y miró a Raven, que estaba casualmente rodando en la maleta y arrojó la almohada sobre la cama vacía.
- Estoy tan contenta de que te hayas ofrecido venir para ayudarme a desempacar. -dijo Clarke, su voz goteaba con desdén.
- Es un placer, Griffin. Feliz de ayudar. Además, no podía dejar pasar un viaje por carretera. Tú lo sabes. -
Clarke puso los ojos en blanco hacia su amiga. - Venga. Tenemos al menos tres viajes más para hacer desde el automóvil. -
- Necesito un descanso. - gimió Raven.
- Voy a apuñalarte. -
- Bien, bien. Estas muy gruñona. Gracias a Dios que estás de vuelta en Nueva York, así finalmente podrás tener sexo. -
- ¿Dejarás de decir que necesito tener sexo? – dijo Clarke fulminándola con la mirada.
- Uhm...- dijo Raven fingiendo que pensaba una respuesta. - no. – dijo finalmente.
Clarke puso los ojos en blanco y se dio la vuelta guiando a Raven por la puerta mientras se dirigían hacia el automóvil para agarrar otra carga de cajas.
Finalmente había vuelto a NYU y estaba a solo cuarenta minutos de su novia. Después de decir adiós a Octavia, que regresó a la Universidad en California. Raven insistió en acompañarla a la Universidad de Nueva York, con ganas de pasar más tiempo con su mejor amiga antes de regresar a su ciudad natal, ahora desierta ya que la mayoría de sus amigos ya habían vuelto a sus respectivas universidades.
- Esto apesta. - anunció Raven mientras volvían a la habitación del dormitorio con más cajas.
- ¡Ofreciste ayudarme! -
- No esto. - dijo haciendo un gesto para mostrar las cajas. - Lo que apesta es el hecho de que se acabó el verano y tú y Octavia me han abandonado de nuevo. -
- Mi oferta sigue en pie. Puedes venir a verme en cualquier momento. Sería bueno tener a mi mejor amiga aquí más a menudo. -
- ¿Promesa? -
- Lo prometo. Vamos a averiguar qué fines de semana funcionan mejor para nosotras dos. Además, estoy segura de que a Lexa también le encantaría verte. - Clarke maniobró para abrir la puerta una vez más, y una vez que estuvieron dentro y dejaron las cajas, se dieron cuenta de que no estaban solas. Una chica estaba sentada en el escritorio en el lado opuesto de la habitación, cerca de la cama que ya había sido reclamada antes de que Raven y Clarke llegaran allí. Ella se puso de pie para saludar a las chicas.
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