¿Qué pasaría si tu huyes de casa a causa de tus padres? ¿Qué harías? ¿Donde vivirías?, esta es la historia de una chica que se va de casa, perdida y lastimada se encuentra con un chico, ¿Podría confiar en el o no?, conocerá a la persona más importan...
Me levanté con dificultad de la cama, siento como truenan los huesos de mis piernas por el peso de mi cuerpo, respiro profundamente pero eso hace que sienta pinchazos de dolor en las costillas, en verdad espero que no me haya pasado nada grave, camino lentamente hacia la cocina, donde veo que Samuel sigue cocinando, al verme me sonríe.
-Ya casi acabo- agarro un gran plato blanco- nada más te lo sirvo y ya está-
-¿Qué me hiciste?- pregunte curiosa mientras me sentaba en la silla
-Unos panqueques- me puso el plato lleno de esponjosos panqueques- ¿Quieres algo para tomar?-
-Con agua me conformo- tomo el tenedor, parto un pedazo y me lo echo a la boca
-¿Qué te parece?- pregunto emocionado mientras que me ponía el vaso de agua en la mesa- ¿Esta rico?-
-Esta delicioso- empecé a partir con rapidez, si es que mis lastimados brazos me permitían- ¿De donde aprendiste a cocinar así?-
-Mi madre me enseño todo lo que se- se sentó en frente mío con otro plato de panqueques- claro que casi quemo la cocina varias veces, pero valió la pena-
Seguimos desayunando en silencio, no podía creer lo bien que sabían los panqueques de Samuel, ni mi madre los hace tan ricos, como con algo de lentitud, ya que me duele tragar cada pedazo, aunque lo masticara mil veces, al parecer Samuel noto mi incomodidad al comer.
-Después de desayunar, te llevo al médico- me miro preocupado
-Me tendré que cambiar la ropa- mire mi blusa algo manchada rojo y medio rota- no quiero llamar más la atención-
Terminamos de comer, mientras que Samuel lava los trastos, yo trato de cambiarme lo más rápido posible pero, para mi mala suerte, me tardo 5 minutos para cambiarme la blusa, y otros 8 minutos en ponerme otro pantalón de mezclilla, ahora, cada vez que me muevo, siento pequeños martillos en las heridas; salgo del cuarto de Samuel duras a penas.
-Creo que tendremos ir en carro- dijo divertido Samuel al verme cojear- no quiero que te esfuerces demás-
-¿Tienes carro?- pregunte sorprendida
-Bueno, no es mi carro, técnicamente- agarro las llaves de la mesa y me abrió la puerta- es un carro que me prestaron-
-¿Quién te lo presto?- camine sin cojear sin mucho éxito
-Alguna empresa de carros- camino a mi lado, como si tratara de protegerme de alguna caída- creo que te tendré que cargar en las escaleras-
-Yo puedo hacerlo sola- dije con confianza- creo que ya estoy mejor-
-¿Segura?- pregunto divertido
-Más que segura-
Caminamos un poco más por el pasillo hasta llegar a mi gran reto del día, las escaleras, me agarre del barandal y baje las primeras escaleras con demasiada lentitud y algo de dolor, escuche como Samuel se reía un poco, de repente ya no sentí el suelo, al darme cuenta de lo que pasaba fui consciente que Samuel me cargo en sus brazos, trate de protestar pero ¿Para qué? Bajamos con rapidez los cinco pisos, yo no podía dejar de pensar en la fuerza que tiene Samuel para bajar las escaleras y cargarme sin cansarse, hasta llegar al estacionamiento del edificio, no me bajo hasta que tuvimos cerca de un carro rojo.
-¿Lista para ir al médico?- pregunto abriendo la puerta del copiloto
-Creo que estoy lista- le di mis mejores sonrisas
Me subí al carro, me puse el cinturón de seguridad y me metí en mis pensamientos, la verdad es que nunca me gusto ir al hospital, mucho ruidos y cosas afiladas que te pueden hacer mucho daño en cuestión de segundos; Samuel puso el carro en marcha y nos fuimos paseando por las tranquilas calles de Madrid, no hay mucho que ver ya que apenas son las 6:42 am, el sol se empieza a elevar por el azul cielo y la gente se mueve con sueño. En cuestión de minutos llegamos al hospital, donde hay poco movimiento, estacionamos el carro, Samuel me ayudo a bajarme del carro, entramos al hospital y, mientras que Samuel pedía cita con el médico, me senté en la sala de espera.
-En menos de 5 minutos nos mandan a hablar- dijo Samuel con una sonrisa, sentándose junto a mi- pero creo que primero te van a hacer algunas pruebas-
-¿Qué clase de pruebas?- pregunte nerviosa
-Tal vez te midan y te pesen- me miro con curiosidad- ¿Estás bien?, te vez un poco alterada-
-Estoy bien- baje la mirada mientras que suspiraba- solo que no me gusta estar en los hospitales-
Nos quedamos uno momento callados, sin saber bien que decir o comentar, ahora que me acuerdo, mi amiga Vanessa es fanática en varios fandom, me empiezo a reír por las tonterías que me decía y me enseñaba.
-¿De qué ríes?- pregunto Samuel mirándome curiosamente y con una pequeña sonrisa
-Es que tengo a una amiga que es fanática de Wigetta- me empecé a reír con más fuerza, aunque me doliera un poco el pecho- según ella, son novios, que se aman en secreto y no sé qué otras cosas dice-
-Y no es la única- dijo Samuel mientras sacaba el celular y me lo enseña- checa esto-
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Al ver la pantalla, vi puros dibujos, cartas, vídeos de ellos dos besándose, tomándose de las manos, o acostados en una cama; veo de reojo que una enfermera se acerca a nosotros
-¿Señorita _____?- pregunto con una gran sonrisa
Soy yo- dije algo nerviosa
-Le vamos a hacer algunos exámenes y luego la pasaremos con el doctor Hernández-
Me levante de mi asiento muriendo de nervios, al parecer Samuel noto mi miedo, ya que se paró de la silla.
-¿La puedo acompañar?- pregunto algo serio
-Claro que si- dijo la enfermera conduciéndonos hacia unas puertas de cristal
Caminamos por un largo pasillo, tiene varias puertas a los lados con los nombres de los supuestos doctores, empiezo a temblar un poco, ¿Soy yo o bajo la temperatura del lugar?, ¿Por qué vine aquí en primer lugar?, me pude recuperar muy bien sin ir al doctor ¿Aun me puedo ir?, siento que Samuel me toma de la mano, sacándome de mis pensamientos.
-Tranquila ____- dijo en un susurro apenas audible- estoy aquí-
No sé porque esas palabras lograron llenarme de algo de valor, siento como ligeramente me sonrojo por el contacto de su mano con la mía ¿Sera por mi miedo?.
