Cap II. Acciones extrañas.

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- Vamos hija, ten un poco de cariño hacia Smile. Te aseguro que si pasas tiempo con él, se van a llevar muy bien.- Insistió una vez más mi madre.

Nos encontrábamos desayunando y estaba a punto de ir a la Facultad. Sí, ya llevábamos 4 años con el pastor alemán. Mi padre se asomó por el marco de la puerta mirandome con una expresión de expectativa. Vaya que ambos insistían con ese perro.

- No padre. No quiero a ese perro. Deberías venderlo.- Negué rotundamente de nuevo.

- Vamos hija, tu madre tiene razón. Smile te quiere aunque no lo quieras tú. Y eso que es algo difícil de encontrar que alguien te quiera cuando el contrario es todo al revés.- Fijó sus ojos hacia la puerta del jardín esperando a que yo volteara también. Y en efecto, allí estaba ese perro observandonos a los tres mientras se mantenía de pie por la ventanilla.- Te observa.

- No es a mí, observa mi desayuno.- Contesté.

- Oh si cierto, no le he dado sus croquetas.- Exclamó preocupado mientras corría hacia dicho alimento para ir con él.

No mentía. Mis padres le ponen más atención a ese perro que a mí. Ni siquiera han notado que no he probado ni un solo bocado de mi desayuno. La verdad, no es que sea una de esas chicas que desean suicidarse, simplemente no tengo tanto apetito por las mañanas. Creo que a causa de eso, siempre estoy comiendo en la tarde y noche.

Mi padre volvió a entrar a la casa, Smile se encontraba comiendo sus croquetas como si nunca antes le habían dado de comer por millones de años. Que falta de respeto. ¡Le dan como 7 veces al dia!, ¡O más!

Dejé el plato a un lado, y me alisté para ir de una vez al colegio. Salí al jardín encontrandome de nuevo a ese perro en frente de mi. ¿Qué tanto me mira? Sus orejas estaban agachadas, lo cual era un poco extraño. Siempre las tenía en alto si no mal recuerdo de las pocas veces que le ponía atención. Mi padre salió unos minutos después que yo y rápidamente el perro se le subió encima y ladrandole. ¿¡Qué diablos le pasa?!

- Smile, tranquilo.- Intentó calmar mi padre inútilmente mientras lo dejaba a un lado. Pero por alguna razon, el perro no lo dejaba avanzar mucho. Cada vez que daba un paso hacia el frente, el lo hacia retroceder tres pasos menos.- ¡Smile basta!

Rápidamente Smile obedeció ya que estaba haciendo enojar a mi padre. Le tenía miedo cuando estaba en esa posición. Así que retrocedió sin objeción a su casa de madera que le había construido a mano.

- Bien, vámonos hija.- Crucé la puerta de metal que teníamos, pero antes de que mi padre lo hiciese también Smile salio corriendo de su casa para detenerlo una vez. Seguía ladrandole con desesperación y saltaba encima de él.

- ¡Suficiente Smile!- Habló mi madre metiéndose entre ellos dos para tomarlo del collar y superarlo para evitar que vuelva a irse contra mi papa.- ¿Pero que tienes Smiley?- Cuestionó mientras se arrodillaba en frente de él y lo escuchaba ¿Llorar?

En efecto, sonaba que estaba llorando al ver que había perdido contra mi padre.

Ambos tomamos rumbo a mi colegio, aun era de noche ya que era las 5 de la mañana. Mi padre siempre me dejaba temprano para evitarme tráfico, y de allí se iba al trabajo. Parecía que iba a llover. Estaba el cielo nublado y las estrellas habían desaparecido.

- Rose, sé que no te cae Smile... Pero en serio, créeme, es un buen perro.- Comenzó la platica mi padre.

- Sí, se notó cuando estaba de rebelde hace un momento.- Dije con sarcasmo.- A veces siento que le tengo envidia porque le pones más atención a él que a mí.

- Claro que no Rose, sé que a lo mejor se ve así. Pero lucho mucho por darte una vida que merezcas o más. Eres mi única hija. Te quiero mucho.- Contestó.

A pesar de que no creía mucho sus palabras podía ver que había un poco de sinceridad en lo ultimo. Mi padre era igual que yo, no eramos muy expresivos respecto a lo que sentimos. Así que cuando el me decía "te quiero", podía saber que era sincero. Pues nunca desperdiciaba esas palabras. Me sentí feliz.

- Bien llegamos.- Wow, me perdí el camino en mis pensamientos.-Espero que tengas un buen día hoy. Y, con lo de hace un minuto... Te amo hija.- Baje del auto, aun estaba atónita por sus palabras ya que nunca lo había usado.

Mi padre cerro la puerta y arranco al ver que no responderia.

Me quede en la entrada de la puerta principal de mi Facultad, observando cómo el carro de mi padre se iba alejando con velocidad hasta perderse en una vuelta.

- También te amo papa.- Respondí al viento mientras sentía una pequeña opresión en el pecho. Supongo que me dolía de cierta manera no poder demostrar lo que quiero.

Lo de la Facultad pasó rápido, las clases habían terminado más pronto de lo que esperaba. Salí del colegio tranquilamente mientras esperaba el camión. Había empezado a llover minutos después.

Después de bajarme del transporte caminé unas dos cuadras a mi casa. Al llegar a la puerta principal pude ver cómo ésta se abría abría rápido dejando ver a mi madre con una expresion llena de dolor y unas cuantas lágrimas saliéndose por sus ojos. ¿Qué sucedió?

- ¡Rose, qué bueno que tú estés bien!- Gritó corriendo logrando alcanzarme. Cuando pudo, me abrazó rápidamente. Sin darme tiempo para preguntar.

- Mama... ¿Qué pasó?- Pregunte segundos despues. No dejaba de llorar. Pero... Ella había preguntado mi estado. Eso significa que...

- Tu padre sufrió un accidente.- Pronunció cortamente. Sentí de pronto cómo mi corazón comenzó a latir con fuerza mientras sentía de inmediato un enorme nudo en la garganta. No podía articular ninguna sola palabra y mi vista poco a poco comenzaba a nublarse por la cantidad de lágrimas que se me estaban juntando en mis ojos. Por alguna razón no me animé a preguntar nada, pero mi madre ya sabía lo que quería informarme. Él...- Falleció.

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