☠ Cap. 1 ☠

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— ¿Están todos bien? — Preguntó Hiro con la respiración agitada.

Miguel estaba mareado por el golpe en la cabeza, se levantó y le observó con una expresión de "¿¡Es neta!? Chino pendejo".

— Sí — Dijo con mareo y mal humor. Hiro frunció el ceño ante esa mirada y se acercó a Miguel a paso lento pero firme.

— ¿Realmente estás bien? — Le preguntó aparentando un poco de despreocupación.

Miguel le observó y se frotó suave la cabeza para caer en cuenta de que estaba sangrando, se observó la mano y regresó la mirada a Hiro.

Hiro entró en pánico he intentó calmarse de inmediato al ver aquel líquido rojo — A-ah... B-Baymax está casi cargado con la batería portátil que logramos construir. El... — Hiro acarició la mejilla de su contrario con ternura y preocupación. Dejó de hacerlo cuando cayó en cuenta que los demás les miraban enternecidos.

Miguel se apoyó en su mano mientras palidecía —... ¿Ya me morí? — Hiro gruñó por lo bajo llamando a Baymax.

— No, Miguel, estarás bien... Lo prometo. — Baymax se acercó a auxiliar a Miguel, pidiendo a los demás que se llevarán a Hiro, pues, estaba demasiado exaltado. Miguel le tomo la muñeca y lo jaló de tirón a sus brazos.

— es mi ángel, vayan a por el suyo, cabrones — Miguel en su mareo se apoyó suave en el cabello de Hiro, lo olisqueaba y le sostenía fuerte con la mirada aún nublada por el mareo del impacto.

— Eres mi ángel... — murmuraba atontado.

Hiro un poco aturdido ante los movimientos y palabras del menor desvió la mirada avergonzado. — Miguel, estás noqueado, por favor guarda silencio —

— Nooo — Alargó Miguel con un tono tal que parecía ebrio. — No me quitarás a mi chinoo maldita lisiadaa — Señaló a Baymax picándole el monitor.

Hiro le miró con cara de "Este pendejo..." — Miguel por favor... — Miguel finalmente cedió y se dejó ir de espaldas sin soltar a Hiro, se escucharon murmullos ahogados venir de afuera.

Hiro de pronto cambió su actitud a una más seria, los demás se dieron cuenta de ello y en seguida se pusieron en guardia. — Chicos, Yo me quedaré con Miguel, Despejen la zona— ordenó Hiro en tono bajo pero audible.

Miguel lo tenía en un agarre firme, lentamente su cabeza repasaba el cómo habían acabado atrapados allí. Era una tarde como otras, solamente había ido por un simple café y el olor a donas y pan dulce lo habían atraído como una dulce —literalmente— sirena.

Tarareaba suave mientras se imaginaba ya bebiendo una deliciosa taza de café con leche. Se meneaba suave al ritmo de David Bisbal en sus audífonos y se meneo un poco fuerte.

— oye el boom, boom, boom, de mi corazón —.

Murmuró mientras daba una vuelta al ritmo.

— ¡Hey! ¿Puedes tener más cuidado? — Exclamó un Hiro muy irritable, pues, Era muy temprano para él.

Miguel se quedó observando lo tontamente un momento, se sonrojo y se quedó observando lo hacia abajo — Achis... Aamm!! Lo siento — murmuró suave y se quitó del camino levantando ambas manos para abrirle el paso.

Hiro arqueó la ceja intrigado, — ¿Vienes a la cafetería? — Hiro se sintió estúpido. Era obvio que venía a la cafetería.

Miguel le observó y sonrió de modo tontorrón e inocente asintiendo.

— Lo siento, debo recordar que aquí no bailan en la calle — sonrió enderezandose y se despidió con los dedos lanzando una mueca de dulzura a la cafetería.

Apocalipsis HiguelWhere stories live. Discover now