Capítulo 0. Un juego.

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Un estallido... solo eso es suficiente para activar las alarmas y que los pasillos del laboratorio se iluminen con una parpadeante luz roja. Los científicos dejan de trabajar en sus ambiciosos proyectos y comienzan a actuar como el protocolo de emergencia lo dicta, aunque ninguno de ellos tiene la menor idea de lo que ocurre.

Manteniendo la calma, corren para resguardarse en el cuarto de aislamiento, una habitación reforzada capaz de soportar el estallido de diez bombas nucleares.

Los guardias de seguridad buscan algo en las numerosas pantallas del cuarto de control, cada rincón de cada habitación, el comedor, el sótano, los almacenes y las jaulas, etc. No hay un solo lugar que no esté siendo monitoreado.

Los sujetos de pruebas permanecen en total calma incluso cuando las instalaciones se vuelven un completo caos, pero es cierto que la mayoría de estos carece de la inteligencia para sentir miedo en situaciones como éstas.

¿Qué está ocurriendo?... es la duda en la cabeza de todos.

De pronto la señal en una de las pantallas se pierde dejando la molesta pantalla de estática, esa cámara vigila precisamente una habitación muy importante, el proyecto más ambicioso que el laboratorio ha desarrollado a lo largo de su historia se encuentra oculto allí, un trabajo de muchos años, que de caer en las manos equivocadas podría terminar con el mundo entero.

Los megáfonos repartidos por todo el sitio se activan dejando escuchar una respiración profunda y un zumbido.

—¡Imposible! —exclama Richard, el jefe de seguridad de las instalaciones, mientras observa una pantalla que muestra una oficina vacía.

Sudor frío recorre su frente al percatarse de que hay algo extraño con la activación de los megáfonos, pues las únicas formas de utilizarlos, están en esa oficina vacía, y dentro de la misma cámara de vigilancia, en la cual solo él y dos de sus subordinados se encuentran.

Disimuladamente pasea la mirada por la sala de control intentando encontrar alguna figura extraña, pero no hay nadie más.

—Esto es algo que no podemos manejar, no sabemos exactamente en donde está el causante de esto —dice el más joven de los guardias en la cámara, de nombre Jimmy, si se tratara de un terrorista no quisiera tener que toparse con él.

[Humanos, humanos... —dice una voz tranquila con cierto tono sofisticado—. Hace mucho tiempo que ya no podemos llamarnos así. Debió ser divertido para ustedes los "dioses" jugar con nuestras vidas hasta ahora, pero no es justo que solo ustedes se diviertan. El cielo no les pertenece solo a ustedes... los haré probar un poco del infierno también]

Los científicos se miran unos a otros. Este hombre tiene una voz familiar, claro, este no es un ataque terrorista, para que alguien se infiltre en un laboratorio secreto primero lo debe encontrar, y este laboratorio ha sido ocultado en un lugar del mundo al que los humanos no pueden acceder, para eso se crearon rumores fuertes sobre el sitio, un bosque radioactivo o criaturas mortíferas venidas de fuera de este mundo.

En la mente de ellos, la figura del dueño de la voz es tan clara que lo pueden imaginar sentado de piernas cruzadas en una silla cómoda, sosteniendo entre sus dedos una copa de cristal llena a la mitad de un líquido rojo, y con la sonrisa más tranquila y perturbadora de todas.

El jefe Richard encendió el micrófono en su sala para interrumpir al sujeto misterioso.

—¿Quién eres?, ¿Qué deseas obtener con esto? —pregunta con un tono firme.

[¡Silencio, no te dije que hablaras!... pero agradezco tu interés. Sobre mi identidad, se me conoce con el nombre clave "00X002", y sobre lo que deseo, es jugar un poco, quiero conocer esa grandiosa vista que los dioses han disfrutado, y por eso me robaré el preciado tesoro de este laboratorio. Una vez salga de aquí, crearé más seres como yo.] Anuncia casi sin poder contener la emoción solo por pensar cuan divertido sería poner al mundo en caos, perdiendo la compostura un poco y dejando escuchar una risilla.

Euphoria.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora