Capítulo dos- ¿perso-qué?

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Ella estaba sentada en la parada de autobús junto a Serena. Junto a Serena y al monstruo gigante que llevaba en el brazo de yeso. 

Había sido un día difícil para ese par, ya sea por el comienzo duro en el que hasta el agua faltaba en el departamento y luego una repentina cita en ayuno al doctor. Bueno, la decisión de que Serena no comiera fue tomada por ella misma, quien por lo "cursi" que podía llegar a ser quería acompañar a Ella en su tortura de no poder comer. Para su mala suerte, la espera para la cita había durado al menos dos horas y media y entonces ésta constituyó tres más de una doctora con los huesos a la vista por la capa delgada y arrugada de piel, quien les explicaba más sobre su vida de casada que de lo que le pasaba al maldito brazo de Ella. 

No habían comido ni medio bocado de nada. 

-como te decía -volvió a comenzar Serena, quien no le "decía" nada desde que habían entrado a la cita con la doctora- es un año mayor y tiene estos OJOS hermosos

-¿no habías dicho que los tiene marrones? -Ella parecía más que divertida ante el tema y eso no provocó igual humor en Serena

-si, pero son bellos igual -se excusó, haciendo un gesto con su mano indicándole que dejara de sonreír de la manera irónica en que lo estaba haciendo- y sé lo que estoy haciendo, creo que este es el indicado

Para ese momento, el bus se paró frente a la parada y ellas procedieron a entrar a él, llamando la atención de las demás personas por su "argumento".

-¿y le conoces? 

-ya te expliqué, le seguí en insta...

-personalidad, Serena, personalidad

-ya va -como para marcar distancia o aclarar algo, Serena alzó una mano entre ambas- ¿perso-qué?

En la habitación, Sophie estaba entre Penélope y Lilia, las tres cruzadas de brazos al igual que el resto, ocho personas en total. Ocho personas hacían un semicírculo alrededor del sofá donde estaba Liz. Mona, Bárbara y Liz. Aún así, todos miraban con indignación hacia donde se encontraba ella, aunque ya sabían todos que tendrían que superarlo de una u otra manera, pero por supuesto darían algo de pelea primero, ¿no?

-sigues teniendo que darnos explicaciones, parabatai -dijo Penélope de la nada, interrumpiendo la historia de Liz y el vago que se encontró en Hungría

-ajá, como por ejemplo por qué te fuiste sin avisar -agregó Travis, que estaba más aburrido que molesto

-o por qué sin avisar -dijo Sophie, que de la nada había decidido abrir la boca

-exactamente, sigo sin entender cómo pudiste haberte ido. ¡Y justo un mes antes del reencuentro de NCIS! 

No se sabe si la risa de Liz fue a causa del tono exageradamente indignado de Bárbara, o otro factor, pero terminó por pasar. 

-no puedo que sigas obsesionada con eso

-no puedo creer que sigas sin haber ido a la Universidad

Auch.

La risa ahora fue de parte de Sophie, quien se arrepintió rápidamente luego de un carraspeo de parte de Liz. Quizás si haya valido la pena.

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