Olvido

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Después de colgar con Judith, Rachel se fue rápidamente a su casa. No podía dejar de pensar en qué le diría a Quinn, aun podía recordar lo horrible que se sintió cuando recibió la llamada de la señora Fabray diciéndole que su rubia estaba en el hospital

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Rachel había terminado sus maletas, había empacado solo lo indispensable. Sus padres le llevarían lo demás el siguiente fin de semana.

-Mi primer fin de semana en New York -pensó y comenzó a imaginarse lo que harían en su primera semana allá.

-Cielo -entro Leroy trayendo a la realidad a su hija- Ohh lo siento no quería interrumpir. Pero la cena esta lista.

-Ah claro papá, en un minuto bajo.

-Ya terminaste de empacar... No puedo creer que de verdad te vas -Leroy tuvo que voltearse para limpiar la lagrima que comenzaba a salir.

-Vamos papi. No te pongas triste, nos vamos a ver seguido... No te preocupes.

-Sí, lo sé. Es solo que ya no será lo mismo... ¿Sabes qué? No me hagas caso, te veré abajo.

Rachel abrazó a su padre antes de que saliera.

-Te amo papi.

-Y yo a ti pequeña

Leroy abandonó la habitación dejando a Rachel con un nudo en la garganta. Pero ni siquiera el pensar en la separación con sus padres podía quitarle la felicidad de saber que se iría a la ciudad de sus sueños, a estudiar a la escuela de sus sueños y lo más importante... Se iría a vivir con la persona de sus sueños, el pensar que estaría con Quinn viviendo la vida que ambas habían planeado, llenaba su cuerpo con una sensación de felicidad.

Se preguntó que estaría haciendo su rubia para despedirse de sus amigos y de alguna manera

Despedirse del pueblo también.

Ella decidido festeja el día anterior, se había reunido con Kurt, Mercedes y por supuesto con Puck su mejor amigo, decidieron ir a Bredsttix a cenar.

Puso las maletas cerca de la puerta y decidió bajar a cenar. Eran las 11:30pm cuando decidió subir a su cuarto. Esta fue una hermosa noche. Platicando con sus padres y recordando las anécdotas de Rachel, tanto las buenas como las malas.

Ya en su cuarto se puso el pijama y se acostó a dormir. Unas horas después el sonido de su celular la despertó. Miro la pantalla, era un número desconocido. Checo la hora... eran ya las 4:00am. Y no se le ocurría quien podría ser. Así que decidió contestar.

-¿Diga? -pregunto planteando cualquier escenario en su cabeza. Pero nunca se imaginó lo que pasaría después.

-¡Rachel! Lamento despertarte. ¡Pero ocurrió algo horrible! -Judith hablaba demasiado rápido y la desesperación era evidente.

-¡¿Judith?! ¿Qué sucede? -La peor sensación en la vida de Rachel vino a ella.

-¡Es Quinn! ¡Tuvo un accidente! ¡Iba demasiado ebria y no vio una señal de alto! Rachel, en verdad está muy grave... Los... doctores no creen que lo logre -el ritmo de habla de habla de Judith disminuyo debido a que el llanto se apodero de ella- ¿Rachel? ¿Sigues ahí?

La morena se había quedado sin habla... Sentía que el mundo se le venía abajo. Su novia estaba entre la vida y la muerte y tal vez nunca volvería a verla, se maldecía una y otra vez por no haber estado con ella... De pronto recordó que la señora Fabray estaba en el teléfono, así que decidió responder

-Ahmm si señora aquí sigo... Voy en camino en 20 minutos estoy allá.

Colgó sin detenerse a escuchar la respuesta de la rubia. Se vistió con lo primero que encontró, fue a la habitación de sus padres y les aviso. Ellos le pidieron que los esperara que en unos minutos se irían todos pero Rachel no soportaba estar un segundo más lejos de su chica, necesitaba estar junto a ella y decirle que todo estaría bien. Así que les dijo a sus padres que mejor se tomaran su tiempo y que los vería allá. Partió camino al hospital y hasta que no estuvo frente a el no pensó en Santana o Britt... Salió de su auto y se dispuso a marcarles pero vio un par de figuras saliendo de un coche negro estacionado a unos metros del suyo. Eran ellas, al parecer Judith también les había avisado.

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